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Salzburgo - Sevilla: Adeyemi lo manda a la Europa League (1-0)

El joven atacante alemán, tras provocar tres penaltis en el choque de la primera jornada en Nervión, dio este miércoles la asistencia del único gol del choque a Okafor y forzó la expulsión de Jordán; palo deportivo y económico

Fran Montes de Oca

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No olvidará fácilmente el Sevilla FC el nombre de Karim David Adeyemi, un joven alemán de 19 años que en el partido de la primera jornada ante el Red Bull Salzburgo provocó tres penaltis contra los nervionenses en el Sánchez-Pizjuán y que en el envite de este miércoles en Austria, en el que el cuadro de Lopetegui necesitaba ganar o ganar, dio la asistencia a Okafor en el único tanto del encuentro, el que le ha otorgado la victoria a los locales, para después forzar también la expulsión de Jordán dejando al Sevilla FC en inferioridad numérica y hundido, fuera de la Champions. Como mal menor, la victoria del Lille en Wolfsburgo (1-3) permite a los sevillistas finalizar como terceros de grupo y evitar el mayor de los descalabros. La aventura continental continuará para los blanquirrojos en su competición fetiche, la Europa League, cuya final acoge este curso el Ramón Sánchez-Pizjuán. Sea como fuere, la decepción es grande. Y la eliminación, justa. El Sevilla FC sólo ha sido capaz de ganar un partido dentro de un grupo en el que todos lo tildaban de favorito. Las consecuencias son muy negativas en lo deportivo y pésimas en el capítulo económico. Vuelan un buen puñado de millones.

Con cinco bajas de enorme calado y la gasolina bastante justa, Lopetegui sólo realizó un par de retoques en su once. El primero, obligado por la ausencia de Marcos Acuña. Su relevo natural, el sueco Augustinsson, fue el que ocupó el lateral zurdo, como ya hiciera en la última media hora contra el Villarreal cuando se lesionó el argentino. Naufragó. La novedad más llamativa estuvo en cualquier caso en el frente ofensivo. Rafa Mir partió desde el banquillo, dejando su sitio en la delantera a un Munir que actuó como referencia móvil arriba escoltado por Ocampos y Papu Gómez. El técnico optaba así por jugársela sin '9' nato... le salió cruz.

En un Red Bull Arena sin público, frío, a dos grados bajo cero, salió algo mejor el equipo anfitrión, apretando muy arriba la salida de balón del Sevilla. Desde los primeros compases del choque se adivinaba que la empresa para los de Nervión no iba a ser fácil. Tocaba desarmar a un adversario sólido, experimentado en estas lides continentales de alta tensión. Ya mostraron sus cartas en la primera jornada en el Sánchez-Pizjuán sacando un empate.

Tras una compleja puesta en escena para los sevillistas, el conjunto de Lopetegui comenzó a estirarse y a tomar progresivamente el mando de la contienda. Lógico. A los locales les valía el empate. Al Sevilla, no. Un remate de cabeza de Koundé tras el saque en corto de un córner fue el primer acercamiento con cierto peligro de los hispalenses. El equipo lograba desperezarse, aunque los espacios que dejaban los austriacos después de perder la posesión eran mínimos.

El temido Adeyemi no brilló en el primer acto, aunque su velocidad le dio para sacarle la primera amarilla del partido a Augustinsson. Condicionado demasiado pronto el sueco con la cartulina. Y Lopetegui, mirando de reojo a Rekik en el banquillo. El cambio, cantado, acabaría por sustanciarse en la segunda parte. Adeyemi terminaría lesionado, no sin antes partir al Sevilla en dos. El partido avanzaba. Rakitic y el Papu tiraban del carro. Eran los más animados en la línea de tres cuartos, buscando el imposible pase de ruptura o sorprender con algún lanzamiento. Precisamente, un disparo intencionado del croata que detuvo Köhn fue la ocasión más clara de los sevillistas en la primera mitad. También la tuvo Koundé, de nuevo con la testa, justo antes del descanso.

El Sevilla estaba siendo mejor, pero su desempeño era insuficiente a todas luces para ganar el partido. Hacía falta marcha y media más para continuar en Champions. Los locales no tiraron entre los tres palos en el primer periodo. Un chut desviado de Sucic fue toda su renta ofensiva. No les hizo falta más. Guardaban el mazazo para la reanudación.

Y eso que en el arranque de la segunda parte el Sevilla FC acarició el gol de forma clarísima. Montiel la colgó al área, Rakitic peinó y Munir estrelló su cabezazo en el larguero. ¡Vaya ocasión al limbo! Ahí estuvo el pase a octavos... y ahí murió también el Sevilla FC. Acto seguido, tras una pérdida de Montiel, Adeyemi montó el séptimo de caballería y asistió a su compañero Okafor para que anotara ante Bono el 1-0. Tremendo el jarro de agua fría. La noche tornaba en ruina.

Lejos de levantarse, el Sevilla FC acabaría pegándose el tiro definitivo en el pie con una pueril expulsión de Jordán. El catalán se equivocó y frenó en falta una contra de Adeyemi cuando el atacante alemán se encontraba a una distancia sideral del área de Bono. Era su segunda amarilla. El Sevilla FC se quedó con un hombre menos, si bien poco después el árbitro esloveno Slavko Vincic debió haber expulsado también al local Ulmer por una terrible entrada al tobillo de Óliver. No lo hizo. La fea acción del jugador del Salzburgo se quedó en simple amarilla.

El cronómetro corrió hasta el final con un Sevilla FC sin reacción ni recursos suficientes para hacer los dos goles que necesitaba. Adiós a la Champions. El factor Adeyemi resultó letal, una losa definitiva que no hizo sino culminar el castigo al mal papel generalizado de los sevillistas en el primer torneo continental. Al menos la victoria del Lille en Wolfsburgo permite a los de Lopetegui seguir en Europa, en la Europa League.

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