Sevilla - Athletic: Eurodisney, un año más

Eso sí, el presidente del Frankfurt se equivocó en sus declaraciones.El ratón que comanda el Disney Stadium no es Micky sino Ratatouille, porque es la ollita a presión donde se cocinan los mejores guisos del sur del país.Echaba de menos hasta su olor. No huele a puchero, pero sí me hace sentir como en casa.

En frente, el Athletic Club, con Iñaki Williams, que marca un gol por temporada y siempre es al Sevilla. Está claro que contra nosotros se convierte en el auténtico Rey León. Igualito que Don Youssef En-Nesyri, que fallaba la primera ocasión clara del partido mandando un mano a mano a la antigua tienda de Antojos. El magrebí es nuestra Bella y Bestia. Es el feo cuando falla las ocasiones más clamorosas y la más guapa cuando las mete.

El portero del Athletic tiene apellido de vitivinícola, Unai Simón. Tremendo paradón el que le hizo a Lamela tras un remate de cabeza ajustado al palo.

También se tenía que emplear a fondo el cancerbero bilbaíno en un disparo de Óliver, que el pobre miraba al tendido buscando al Papu, a Suso y a sus otros cuatro hermanos, todos ellos hijos de Blancanieves.

El mayor de los Williams, de momento, se portaba bien. No era león adulto sino Simba, porque mandaba la primera ocasión que tuvo directamente al cementerio de elefantes. El que sí la metió fue Yuri, que se llevó el balón de rebote y batió por bajo a Dmitrovic (sí, hoy jugaba él). El árbitro anuló el tanto tras verlo en el plasma. Interpretó que se la llevó con la mano. Pa comérselo con papas. Por cierto, Bono estaba en el banquillo para garantizarse ser el ganandor del trofeo Zamora. El primer arquero del Sevilla que lo consigue. Tiene carita de Aladdín y, desde luego, con tan pocos goles encajados, nos ha transportado a un mundo ideal.

Hablando de Aladdín, el verdadero genio del Sevilla es Monchi, al que no le hace falta pintarse de azul para serlo ni tampoco salir de una lámpara. Él concede nuestros deseos y nosotros nos la frotamos.

Cuando ya moría la primera mitad, En-Nesyri se ponía de nuevo de cara con el portero. El final, imagínenlo ustedes. Sin rastro de la Bella. La Bestia Youssef volvía a marrar la ocasión. Esta vez, estrellando el balón en el lateral de la red, haciendo efecto óptico, que da más coraje.

En el descanso aprovecho pameá. Me cruzo con Pocahontas, que es India Martínez dibujá. Está viendo la sala de trofeos del Sevilla. Pepe Castro se le ha acercado y, refiriéndose a las copas ganadas, le ha dice al oído: «Tú serás Pocahontas, pero en otro estadio que yo me sé, de estas se pueden ver PocasJuntas ». Se ha peinado el flequillo de carne y ha concluido con un: «Es curiozo».

La primera parte empezaba fuerte. El Athletic estrellaba otro balón en el palo y llegaba a las manos de Dmitrovic manso, como con 40 de fiebre. Acto seguido iba a marcar Rekik, que es Scar, el hermano malo de Mufasa, el padre del Rey León. La cosa es que el árbitro, que ya no estaba tan pa comérselo, anuló el tanto por fuera de juego de Koundé, que empujó a Unai Simón.

A los 10 minutos de la reanudación, En-Nesyri iba a hacer su hattrick de fallos en un mano a mano. Esta vez le pegó al balón como mi amigo Ramón, que salió ciego a jugar en un maratón 24 horas de Las Navas y al golpear la pelota le pegó a su otro tobillo y mandó el balón al graderío. Paco Lobatón comenzaba la búsqueda de la Bella en Canal Sur. Hoy En-Nesyri, que se marchaba sustituido, había sido más Bestia que nunca.

Rafa Mir, engominado como si le hubiera lamido la cabesa un rinoceronte, cogió el testigo de la Bella. En la primera ocasión que tuvo el cartagenero frente al portero, balón a la red y 1 a 0. Igualito que En-Nesyri.

En Disney no todo es fantasía, también hay acción. Jesús Navas recibía una dura entrada de Yuri, que veía la cartulina amarilla. Por muchas patadas que le den al de Los Palacios, no van a acabar con él porque estamos ante el Peter Pan sevillón. Es infinito.

El fútbol del Sevilla se volcaba sobre la banda derecha. Se olvidaban de Acuña, nuestro Jorobado de Notredame. El Huevo no es lo más bonito del plantel, pero la estética no es decisiva en el mundo del fútbol. Hace años, a una novia que tuve, le expliqué la norma número uno del fúrgol: Los futbolistas no son guapos ni feos, sino buenos o malos.

Entre tanta jugada, la cabeza me recordaba que era el último partido de liga y que podía estar viendo los últimos minutos de jugadores que han sido muy importantes. Es el caso de Diego Carlos, nuestro Tarzán, y de Koundé, que como se vayan ambos nos va a dar un bajón que ni con la muerte de la madre de Bambi.

Final del partido. Reírse de uno mismo es genial. Lo que no entiendo es de qué se ríen tanto otros. Si el nuestro es el de Disney, su estadio debe ser el de la Warner porque tienen toa la cara del coyote y por muchas trampas que pongan, dinamita que preparen, artimañas que inventen o palos que nos tiren por el camino, nunca nos vana alcanzar. ¡Bip, Bip!

Eso es to... Eso es to... ¡Eso es todo, amigos!