Sevilla FC

La profecía maradoniana de García Pimienta cuando entrenó a Messi

Reportaje

El catalán confesó en sus primeros pasos como entrenador formativo que aquel niño bajito al que comparaba con el mito siendo un cadete marcaría una época en el fútbol a nivel mundial

El Contragolpe: «García Pimienta sale muy reforzado del derbi»

García Pimienta sigue un entrenamiento de Messi en el Barcelona en segundo plano FC Barcelona

La generación del 87 está considerada en La Masía como una generación compuesta por la más exquisita pata negra. Allí parece que sucede como en los grandes colegios, que uno pasea por los rincones de esa antigua de casa de campo remodelada y se para ... en uno de sus más relucientes cuadros. Orlas universitarias serán las que anidarán en ese pasillo de la memoria y el alma de quienes integraron lo que hoy es la residencia y la academia del FC Barcelona. Allí ni todos se graduaron, ni se inventó el fútbol, como predican algunos, pero sí que se le dio un valor diferencial al juego de posición que ha ofrecido la gloria con varios de sus mejores resultados, y además ha elevado la cuota de belleza de este deporte a otra dimensión que otros estilos no han conseguido tener. Uno del que bebió en todos sus escalafones Xavier García Pimienta, técnico sevillista, que vivirá este domingo una cita muy especial, dado que se enfrentará al club no sólo en el que se formó, sino también en el que llegó a jugar y, por si fuera poco, en el que acabó pasando de alumno a maestro con el paso de los años para ser él después quien legase lo aprendido.

Una de las primeras misiones que decidió probar el preparador nervionense, que ya pensaba con una pizarra mental pese a que todavía calzara las botas en Segunda división B, le llegó por medio de Álex García, entrenador de Can Barça que había bebido antes, nada menos, que de Pep Guardiola y del añorado Tito Vilanova. También del Tata Martino. De ese ADN también se inspiró García Pimienta, que recibió la llamada de su compañero para que pasase a compaginar su faceta de jugador en el Hospitalet y posteriormente del Sant Andreu, donde colgó las botas, con el fútbol base azulgrana. Aceptó. Aquello más que una encomienda profesional resultó ser una experiencia de vida impagable, porque la dupla de Álex y Xavier de aquella temporada 2002-2003, más allá de la gratísima labor de formación, supo conformar una escuadra imbatible y logró el triplete -Liga, Copa Cataluña y Campeonato de España-, con tres tenores que no necesitan explicación: Cesc Fábregas, Gerard Piqué... y un tal Lionel Messi.

En la fila superior, Cesc Fábregas asoma la cabeza el segundo por la izquierda, siendo el cuarto y más alto Piqué; mientras que Messi mira a un lado en la fila inferior el cuarto desde la derecha; a poca distancia de Pimienta, en la fila media FC Barcelona

«Messi lo llevaba dentro»

«La generación del 87 fue brutal», recordaba hace unos años García Pimienta en una entrevista para LaSexta. Más allá de que estuvieran tres canteranos que apuntaban muy alto, tanto que ganaron todo lo ganable en el primer equipo y en sus selecciones, el nivel de la plantilla era tal que no perdió ni un encuentro de aquel curso. No había manera de doblegar al más alto de aquella añada, que era Piqué; ni de detener la calidad de un Cesc que veía entre líneas lo que otros no eran capaces de atisbar. Y luego estaba quien años más tarde se convertiría en uno de los grandes nombres de la historia del deporte como es el fenómeno argentino. «A Leo le tenías que corregir momentos puntuales, posiciones... porque lo que hacía con la pelota era suyo. Lo llevaba dentro», recordaba el barcelonés, consciente además de la dificultad en la adaptación que tuvo el talento de la ciudad de Rosario, sumado también a los problemas de crecimiento que fueron un verdadero quebradero de cabeza para la familia de Messi a nivel de gastos y también por lo que suponía para él siendo tan joven y estando tan lejos de su familia.

Lo que le veían ya en edad de cadete, cuando apenas estaba aprendiendo a jugar en fútbol once, era ya motivo para levantar las campanas al vuelo. Cuando apenas medía unos palmos sobre el suelo. Y tanto el hoy entrenador sevillista como Álex García se llevaban las manos a la cabeza porque cada día era mejor que el anterior. «Nos quedábamos impresionados de lo que hacía en cada entrenamiento aquel jugador. Ya no era el día del partido. Era en cada entrenamiento. Era capaz de superar cualquier tipo de adversidad. Es que le veías algo diferente, era innato. Tenía un talento, una proyección... Lo vivía de una forma diferente a los demás. Intuíamos que podía hacer cosas importantes», deslizaba por entonces un García Pimienta que ya estaba demostrando serios dotes de detección de talento y que colaboró, poniendo su granito de arena en su experiencia como hombre de La Masía, en el desarrollo de uno de los grandes nombres de la historia del deporte mundial.

Toda una vida como azulgrana Xavier García Pimienta posa en distintos momentos vitales de su carrera tanto de futbolista como de entrenador ABC

Hasta tal punto que Pimienta, con la preclara seña de identidad marcada por Johan Cruyff, al haber formado parte de esa Quinta del Mini (Albert Celades, Óscar y Roger García, Toni Velamazán e Iván de la Peña) tomó la determinación de hacer a título privado una profecía sobre Messi que resuena hasta hoy, a las puertas de un Barcelona - Sevilla, puesto que el campeón del mundo siempre fue su bestia negra, con 43 goles entre todas las competiciones. Y es que uno de los que más fútbol ha visto en la factoría blaugrana como es hoy quien ocupa el banquillo sevillista determinó que en el futuro podría ser quien dominara el planeta fútbol. No era una promesa en vano, ni una exageración de cuantas se escucharían entre esas cuatro paredes. Se lo dijo a alguien de confianza: «Un día, cuando salí de entrenar, fui a recoger a mi mujer y le dije: «Mira, Ana, hay un niño que si no pasa nada, va a ser igual o mejor que Maradona«. Y ese niño era Leo Messi», rememora. Cuando se marchó del Barcelona, expuso la foto que ilustra este reportaje y escribió lo siguiente, rendido a la evidencia de quien ya era quien es hoy: «Te conocí en aquel cadete A del 2002 y desde entonces no has dejado de impresionarnos año tras año. De la cantera a ser el mejor jugador del mundo… Gracias por todo lo que has hecho por nosotros, dentro y fuera del campo», suscribía.

Álex García junto a García Pimienta en el Athletic - Sevilla disputado en San Mamés EP

Paso a paso, y sin obviar ninguno de los desafíos que le iba tocando asumir, García Pimienta fue ascendiendo lenta y progresivamente hasta alcanzar la dirección técnica del filial del Barcelona y en 2022 volvió a unir sus caminos con Álex García para que quien otrora fuese su tutor, que probó suerte en el Dinamo Tiflis y en Sabadell mientras él iba madurando su perfil, se convirtiese en su más fiel mano derecha en la aventura de guiar a Las Palmas al play off primero, y al ascenso a Primera división después, antes de que los de Nervión se interesaran en la capacidad del técnico para ficharlo el pasado verano. No sin su segundo entrenador. Con Messi en Miami, Montjuic será testigo este domingo del regreso de dos hijos pródigos de La Masía que ahora se miden al club de sus vidas defendiendo al Sevilla.

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