Sevilla - Valencia: Mamardashvili le regala un soplo de vida al Sevilla (1-1)
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Un disparo de Pedrosa en el descuento ante el que falló el georgiano le da un punto al equipo de García Pimienta para cerrar la primera vuelta
«Amor para siempre al Sevilla» desde Gol Norte, abucheos a jugadores y directiva
El Sevilla no cayó ante el último equipo de LaLiga por pura fortuna. Mamardashvili se tragó un disparo lejano de Pedrosa en el alargue cuando la derrota iba a provocar un fuerte estallido en el Sánchez-Pizjuán. No sólo contra un palco al que ... se le pueden poner nombres y apellidos, sino contra unos jugadores y un entrenador empeñados en certificar que el proyecto tiene las patitas muy cortas, únicamente para mantener la categoría y decir gracias. Del «accidente» de Almería, al por los pelos contra el Valencia. Un Sevilla que camina peligrosamente hacia una indefinición total en su fútbol por culpa de un entrenador empeñado en hacerse trampas al solitario con alineaciones diabólicas. Reincidir en el error no es de torpes, es de necios, Del que se esperaba un Sevilla de autor, a un equipo sin firma. Anónimo. Donde nadie coge la responsabilidad. Ni con corbata ni sin ella. El punto frente al Valencia es oro para lo que puso ser. 23 puntos en la primera vuelta. De Puerta Jerez.
García Pimienta no sólo mantenía a Kike Salas como lateral izquierdo, con los problemas que le ha ocasionado este parche en el costado, acompañado en ese perfil por Gudelj, una sombra del medio central que pudo parecer con Mendilibar. Buscó tener más control con hasta cuatro centrocampistas en el once inicial, casi renunciando a esa banda izquierda para la que se ha firmado a Rubén Vargas. Y no conseguiría ni profundidad por el costado izquierdo, con un Saúl perdido donde no le gusta, ni tendría siquiera el control del balón, ya que se dedicaba a jugar en zonas sin peligro para el rival, únicamente con riesgo propio en la salida de pelota, para después intentar robar como mecanimos de sorprender. Carlos Corberán, entrenador del Valencia, ya advertía en la previa que al Sevilla no le gustaba defender y sí recuperar alto. El problema es que su presión siempre es descompasada. Los compañeros no se fían los unos de los otros. Y nadie da el paso real para conjuntamente hacer una presión adecuada.
Ficha técnica
- Sevilla FC: Nyland; Carmona (Juanlu, m.69), Badé, Gudelj, Kike Salas (Pedrosa, m. 78); Agoumé (Vargas, m. 69), Sambi Lokonga, Sow (Idumbo, m. 79); Saúl (Peque, m. 86), Lukebakio e Isaac.
- Valencia CF: Mamardashvili; Foulquier, Mosquera, Tárrega, Gayá (Yarek, m. 68); Barrenechea (Jesús Vázquez, m. 94), Javi Guerra; Diego López (Sergi Canós, m.69), Almeida (Pepelu, m. 78), Rioja; y Hugo Duro (Umar Sadiq, m.69).
- Goles: 0-1 Rioja (m. 61); 1-1 Pedrosa (m. 93)
- Árbitro: Hernández Maeso. Amonestó a Foulquier (m. 34), Sow (m. 70), Sadiq (m. 75).
El Valencia, con sus extremos cambiados de banda, buscaba sin descanso la espalda de Kike Salas. Luis Rioja, bético reconocido y quien siempre afronta este partido en el Sánchez-Pizjuán con el plus de la tierra, buscó sin descanso ese agujero que nadie del banquillo andaluz es capaz de ver. O si lo ven parece que no les importa. Almeida se perfilaba siempre para el pase a Rioja, quien ganaba en la zancada inicial al central canterano, aunque al ser zurdo trataba de salir por su pierna buena para el disparo. Se le bloqueó hasta en dos ocasiones. Nervión ya comenzaba a silbar ante lo que entendía que era una vía de agua que cualquiera podía ver menos su entrenador. Al ritmo de Agoumé y Lokonga es casi imposible avanzar. El balón coge un ritmo pastoso en sus pies, en una mezcla de lentitud y torpeza. Sin fluidez todos los pases van a un lugar seguro, es decir, a la pareja de centrales, para que Nyland la ponga donde nadie se atreve y tampoco sirve de nada. El Sevilla realizó una de esas primeras mitades que le dan un susto al miedo. Sólo Isaac parecía tener ese veneno que necesita cualquier equipo. Un disparo suyo de la frontal en jugada personal tuvo que sacarlo Mamardashvili a saque de esquina en una buena estirada.
A la actual afición del Sevilla se la conquista con poco. Con dos detalles se viene arriba. kike Salas, tan exigido como con libertad para subir, lo intentó en un par de ocasiones. Porque el Valencia también anda necesitado y repleto de dudas. Lukebakio estuvo más desaparecido que en otros días, aunque un pase filtrado a la espalda de la defensa no supo aprovecharlo Saúl, quien disparó al lateral de la red con la derecha cuando tenía centro al segundo poste. Los de Mestalla lo intentaron en tímidos ataques. Las fuerzas estaban muy equilibradas. Siempre existe ese miedo a perder entre los equipos que están abajo o cuyas posibilidades de victoria pasan normalmente por el azar. Al descanso se llegaba con empate sin goles y gracias.
Nervios con el gol de Rioja
Corberán cambiaba a sus extremos de perfil para ir a buscarle las cosquillas a Kike salas con Diego López, mejor encarador que Rioja. García Pimienta mantenía el dibujo aunque sus hombres subieron de revoluciones el juego, sobre todo un Lukebakio que es medio Sevilla en ataque. Un latigazo del belga puso en problemas la portería valencianista, para que en el córner posterior Saúl peinase en el primer palo y el balón se pasease cerca de la línea de gol. Con poco, los sevillistas amenazaban realmente al Valencia. Ya calentaban hasta cinco hombres en la banda. El equipo había mejorado ligeramente, necesitando sin embargo un colmillo distinto. Pero en el Sánchez-Pizjuán siempre hay posibilidades de que todo se te vuelva en tu contra con este Sevilla de mentira. En un contragolpe de la nada, en un uno contra uno de Rioja con todo el campo para el ante Gudelj, el serbio le enseñó la salida a su pierna buena para el zurdo, que no dudó en prepararse el disparo y fusilar a Nyland. Le tocaba al Sevilla remar a contracorriente con la que tiene encima.
Lukebakio igualaba en una falta directa que colgaba al área, con ayuda de Mamardashvili, pero había un jugador algo adelantado que le molestó, por lo que el tanto fue anulado. El entrenador sevillista tiraba de Rubén Vargas como estímulo para buscar el empate. Y el suizo bien que agitó el encuentro, mostrando que va a reclamar la camiseta de titular a poco que conozca el nombre de sus compañeros. Un disparo suyo al poste fue lo más peligroso de los sevilistas hasta el final de una imagen de la que va a costar reponerse. Ya ni el templo es fiable. Suerte que Mamardashvili, que salía de lesión, se comía en el alargue un disparo de Pedrosa que fácilmente podía mandar a saque de esquina. Estalló Nervión de alivio, no de alegría. Eso hace mucho que se perdió por esos lares. Sólo esperaba al final del encuentro para dar una sonora pitada, que igualmente representó dentro de sus disconformidad con lo visto, pero con media sonrisa en la cara. La de no perder ante el último. Muy poco. O demasiado, viendo la pelea en la que seguro estarán al final del curso.
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