SEVILLA - ARSENAL
El Arsenal diluye el 'efecto Diego Alonso'
CHAMPIONS LEAGUE
La calidad de los ingleses decide (1-2) y complica la clasificación a un Sevilla intenso, orgulloso, pero claramente inferior a su enemigo
Sevilla FC - Arsenal: resumen, goles y ruedas de prensa del partido de la Champions League
Como la vida misma, el fútbol es cosa de detalles. Se juega permanentemente en el alambre y entre el éxito y el fracaso hay un paso extremadamente débil, casi imperceptible a veces. Si Orsato no hubiera atracado al Sevilla en Eindhoven hace tres semanas, posiblemente ... Diego Alonso no estaría ahora dirigiendo a los de Nervión, mismamente. Cuestión de matices. De mínimos gestos, de acciones puntuales. Tan pronto se sienta uno en la silla de la gloria como queda encerrado en los calabozos. Llegaba el Sevilla al duelo de Champions League contra el Arsenal rodeado, protegido incluso, por la aureola positiva del buen estreno de su técnico y las estupendas sensaciones que sus hombres habían dejado en el choque contra el Real Madrid del sábado. Y de hecho las lució a ratos en la noche europea, mostrándose intenso y hasta compacto en muchos momentos frente a un rival de enjundia sobrada que es capaz de disputarle la Premier al Manchester City de Pep Guardiola. Pero los matices cuentan y en un par de espectaculares destellos de calidad, ambos rematados en dos golazos en momentos cruciales, los de Mikel Arteta diluyeron todo ese halo positivo que rodea estos primeros compases con el uruguayo en el banquillo sevillista y dejaron en evidencia que la diferencia de nivel es amplia.
La propuesta de Alonso se antoja seria, como parece haber quedado demostrado en estos dos partidos iniciales. Pero al equipo le faltan cosas esenciales, al menos de momento, para pelearle de tú a tú a los grandes expresos continentales. Y hay elementos que no surgen por generación espontánea. Se han puesto bases interesantes, no cabe duda. Como el nuevo centro del campo con Soumaré en el pivote liderando la salida de la pelota. Sin embargo, en todo este invento finalmente el peso decisivo lo tiene la calidad y ahí la lógica aplasta. La victoria no llega en la Liga de Campeones y la clasificación, con apenas dos empates en el casillero, se ha puesto complicada. Muchos recurrirán a aquello de que hay premio con el tercer puesto, pero, si es así, no conviene engañarse con la máxima competición continental. Aquí hace falta más. Otra vez. O se tiene exigencia o no se tiene, pero tirar de ella a conveniencia no parece demasiado serio.
Y eso que todo comenzó, como con el Madrid, con cierto equilibrio y una interesante batalla táctica. La declaración de intenciones era evidente por parte del entrenador charrúa, que dispuso sobre el campo el mismo equipo que el día de su estreno dándole el eje del dibujo de nuevo a Soumaré escoltado por Sow y Rakitic. El planteamiento teórico, por tanto, no parecía depender demasiado del rival. De hecho, el escenario fue muy similar al de tres días antes, con el equipo sevillano bien parapetado, con las líneas muy juntas, mucho sacrificio defensivo y paciencia para salir con la velocidad de Lukebakio y Ocampos. Uno con balón y otro sin él, pero ambas propuestas se ejecutaban con poca audacia y sin asumir el más mínimo riesgo ante la importancia de los puntos. Los de Alonso se mantuvieron toda la primera parte atrás, cerrando vías de entrada y aburriendo a los ingleses, horizontales en exceso e incapaces de asustar a Nyland más allá de una acción inicial de Martinelli bien rechazada por el arquero nórdico y un par de incursiones de Tomiyasu y Rice.
Con el enemigo bloqueado el Sevilla se creció en el tramo final de esa primera mitad y lanzó un par de ataques tras trenzar buenas combinaciones. En una de ellas, En-Nesyri se movió bien desmarcándose al espacio pero luego su zurdazo salió desviado. Pero llegan los detalles y las paradojas. Iba a pitar el árbitro el descanso y el Arsenal cazó a los locales en una contra de ensueño prácticamente en el único momento en que los blancos se habían lanzado arriba. En un giro espectacular recibiendo de espaldas y destrozando a Gudelj, Gabriel Jesús vio el agujero, envió el balón a Martinelli mientras éste avanzaba al campo contrario y el brasileño definió a la perfección en el mano a mano con el portero sevillista después de quebrarlo. Trabajo a la basura una jugada fulgurante que abofeteaba a los de Nervión justo al irse al vestuario después de un trabajo de contención sin mácula.
Otro golpe
El plan debía cambiar necesariamente. Había que asumir mayores peligros, aunque el oponente no variaba un ápice su estilo en la reanudación y la exposición, por ello, era ya máxima. Tanta que ante la calidad de futbolistas como Gabriel Jesús, esperar resultaba letal. Y en esa cadencia de los cambios llegó el segundo del Arsenal, un auténtico golazo del atacante brasileño que se adentró por la izquierda del ataque londinense, recortó y lanzó un derechazo con rosca a la escuadra contraria imposible para Nyland. Son muchos millones sobre el campo. Ese no es un pequeño detalle, no. Con dos tantos que levantar, entraron Mariano y Lamela, aunque sin que llegaran ni a sudar, el Sevilla se agarró al partido de nuevo con el gol de Gudelj al rematar de cabezazo inapelable un córner botado por Rakitic en el 58 en un gesto fantástico.
Como tantas y tantas noches europeas, el avance en el marcador revolucionó el ambiente de la grada y del propio fútbol local, que tocó a rebato y fue encadenando lanzamientos a la portería de David Raya para hacer creer en el empate. No se recordaba la última vez que los sevillistas buscaban la puerta enemiga con dos delanteros puros sobre el verde, lo que obligaba a los 'gunners' a un mayor repliegue. Especialmente para despejar los balones colgados desde ambas bandas buscando a uno de esos dos arietes. Fue un arreón ofensivo ciertamente efímero, eso sí. Los británicos acabaron logrando de manera inteligente amortiguar ese empuje y recuperar poco a poco el esférico aprovechando su calidad y el obvio desgaste físico de los sevillistas, que tiraron de orgullo hasta el final pero que, ya sumidos en el desorden, no consiguieron esta vez trasladar la épica al resultado. La derrota complica la clasificación, sobre todo porque ahora hay que ir a Londres. Pero parece que hay mejores bases para que los detalles cuenten un poco menos. Quién sabe. De momento, la lógica resulta difícil de superar.
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