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Olga Viza: «Nos falta asumir que un gol de Aitana puede ser tan fantástico como uno de Lamine»
Olga Viza (Barcelona, 1958) fue, es y será un referente de fiabilidad desde lo sencillo y bien hecho. Camaleónica, personal y polideportiva
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Olga Viza (Barcelona, 1958) fue, es y será un referente de fiabilidad desde lo sencillo y bien hecho. Camaleónica, personal y polideportiva, esta culé confesa, que le dio presencia y voz a nuestros Juegos Olímpicos más prolíficos, es admirada por todos. Incluso por los ... que no son del Barça. No es fácil, no.
—Viza suena a periodismo del bueno.
—Es un apellido que lleva años circulando, intentando aprender de las cosas que pasan en la vida y contarlas. Pero he tenido suerte, por empezar en un momento desértico, en el que todo estaba por hacer. Y pude estar.
—De los muchos que ha cubierto, ¿qué deporte le tira más?
—Por religión, el baloncesto. Mi padre fue jugador. Todos en mi casa lo hemos practicado. También he jugado al tenis, he esquiado, he hecho gimnasia y he intentado patinar. Mala en todo, pero lo intentaba. Me ha gustado mucho la actividad física.
—Siempre fue usted más polideportiva que futbolera. También en la práctica, por lo que veo.
—Es que siempre he creído que, para informar sobre deporte, es bueno conocerlo. Severiano Ballesteros, en el 78, cuando yo empezaba, acababa de ganar su primer torneo en Estados Unidos y me enviaron a Torrequemada, a hacerle un reportaje. Yo no tenía ni idea de quién era este señor. Se lo hice. Pero Seve me dijo: 'Muy bien, Olga. A partir de ahora, o juegas al golf o no te doy una entrevista más'. Así que, desde ese momento, cada mediodía me iba al club de golf de Sant Cugat, al lado de TVE en Cataluña, a tomar clases.
—¿Me equivoco si deduzco que no fue la única vez que la indujeron a probar nuevas experiencias?
—En otra ocasión, en mi etapa de reportera, me enviaron a cubrir la Copa del Mundo de esquí. Iba detrás de Blanca Fernández Ochoa, persiguiéndola por los Alpes y bajando de culo las cuestas. Así que también fui a clases de esquí.
«Estamos manoseando el deporte de una forma indigna»
Olga Viza
—¿Hemos avanzado en lo que a igualdad se refiere?
—Sí. Negarlo es mentir. El primer reportaje nacional que me pidieron que hiciera fue a Pepita Cuevas. Contesté 'perdón, no sé quién es'. Era la primera española campeona del mundo de un deporte. Fue cinco veces campeona mundial de patinaje de velocidad. Compartió galardones con Manolo Santana y con Pedro Carrasco. De ella ¿quién se acordaba? Con el tiempo la busqué. Llegué tarde. Pero me propuse reivindicarla siempre. Luego aparecieron Arancha, Blanca, Conchita, Carmen Valero, pero eran excepciones. Ahora somos campeonas del mundo, tenemos campeonas olímpicas.
—Y, con todo, queda un mundo…
—Me hablas de igualdad y no, hombre, no: no la hay. El deporte es cultura, educación y hábito. Nos falta asumir que un gol de Aitana puede ser tan fantástico como uno de Lamine. O que una mujer pueda narrar. Esto es lento y soy plenamente consciente de que muchos estamentos han apostado por el deporte femenino no muy convencidos. El camino tiene que hablar de tratamiento en los medios, emolumentos y horarios en 'prime time'. Hay que hacerlo.
—Pues la Supercopa se disputa en Arabia, no le digo más. Y con el contrato ampliado.
—Con las gafas del negocio, entiendo que lo hagan. Pero no me gusta.
—El beso a Jenni escandalizó a todos. Pero las mujeres del Mallorca confundieron acoso con agobio.
—Creo que, por principios, un torneo de máxima notoriedad debe estar cerca de su gente. Y llevártelo allí con el argumento de que promocionas no sé qué, no cuela.
—¿La gente? No parece importarles mucho. Mire lo ocurrido con la cautelar a Olmo y Pau Víctor.
—Sobre eso sólo puedo decir que me pregunté a mí misma cuánto iba a tardar en convertirse en un tema político. Estamos manoseando el deporte de una manera indigna. No sé quién, pero es así. No se puede hacer de todo un conflicto. Si la decisión del CSD está razonada… y mira que soy del Barça, pero poco que añadir. Reconozco que el conflicto me desconecta.
—Por cierto, ¿hay racismo en España?
—Hay vestigios de racismo, sí. A veces, los propios protagonistas y quienes los rodean, deberían ser activos afeando conductas.
—¿Cómo definiría la situación institucional del Barcelona?
—Desde luego, no es el mejor momento de la década.
—Por fortuna, les ha salido Lamine. ¿Exageran quienes lo comparan con Messi?
—Con 17 años es determinante y tiene otros valores que convierten el fútbol en arte: la generosidad, el concepto del juego, la creación de momentos insólitos, asistencias mágicas. Eso ocurría con Messi también, pero cuando sube el argentino al primer equipo, está rodeado de figuras. En este caso, Lamine es la figura. Comparar acaba siendo injusto, siempre. Pero es verdad que las emociones que Messi generó en su momento tienen ahora una nueva edición. Lo mejor que nos ha podido pasar es que este chico viva aquí.
—Los Juegos Olímpicos de París para España fueron…
—No fueron. Por lo menos, no fueron lo que creíamos que iban a ser. La gente comentaba que se iba a batir el récord de Barcelona y, para mí, que eso se pudiera considerar una hazaña me parecía anacrónico. Doy por hecho que tiene que ocurrir.
—Pues, 23 años después, aún no ha ocurrido.
—A las medallas de Barcelona hay que quitarles el IVA. En aquellos momentos hubo tanta ilusión y tal inversión… Se dotó al deporte de un método. Teníamos genios, pero no método. Aquello fue una apuesta a lo grande. Todo a un color. Y hemos vivido de rentas. El coche se cargó allí: Gemma Mengual fue voluntaria; Lydia Valentín jugaba, entonces, al baloncesto; Mireia aprendió a nadar aquel verano. Las mujeres que vieron aquello fueron las campeonas del futuro. Que lleguemos a París y ganemos 18 medallas sólo explica que te lo juegas todo en un levantamiento, en un salto. La estadística es una cosa y la grandeza otra. Estos Juegos nos dejaron con hambre.
—Deportista al que admira.
—Soy poliédrica, no te puedo dar uno. Me encanta Carlos Alcaraz y seguir a Aitana Bonmatí.
—El mejor deportista que ha visto.
—Michael Jordan.
—El mejor gestor deportivo.
—Josep Maria Abad, CEO del Barcelona 92. Brillante. Gestionar unos Juegos Olímpicos como él lo hizo es como cuadrar el mayor de los sudokus.
—Acabe en alto. ¿Quién va a ganar la Liga?
—El Barça.
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