Vóley playa
La nueva vida de mamá Lili: «Nunca duermo del tirón»
Después de ser madre por segunda vez y tras superar la retirada de Elsa Baquerizo, la mejor jugadora de vóley playa española lucha junto a Paula Soria por alcanzar sus cuartos Juegos
![La nueva vida de mamá Lili: «Nunca duermo del tirón»](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/deportes/2023/01/24/lili1-RPMAAP8RM03nmjZb1lJyMXK-1200x840@abc.jpg)
No es fácil participar en unos Juegos Olímpicos. Muchos de los deportistas que lo intentan se quedan en el camino y solo unos cientos elegidos en todo el mundo lo consiguen cada cuatro años. Repetir es algo que está al alcance de unos pocos y hacerlo en cuatro ocasiones ya es un hito reservado para un puñado de elegidos. Un sueño que persigue desde hace unos meses Lili Fernández (Benidorm, 1987), feliz mamá de su segundo hijo, que tras la retirada de su pareja de siempre en la arena -Elsa Baquerizo- ha tenido que reinventarse para tratar de alcanzar París 2024.
Oliver acompaña cada día a su madre al trabajo. Hace apenas ocho meses que nació y todavía no va a la escuela infantil, así que cada mañana juguetea y pisa la arena que rodea la pista de entrenamiento donde mamá y Paula Soria -la nueva compañera de viaje de Lili- preparan con mimo su estreno como pareja de vóley playa. Un proceso de acoplamiento complicado, que suele durar años, y que ellas tendrán que afinar en solo unos meses, pues la carrera por un puesto en la cita parisina está a la vuelta de la esquina. «La primera vez que volví a la playa para entrenar, Oliver tenía tres meses y medio. Lo hice sola, porque necesitaba ponerme a tono antes de comenzar a trabajar con Paula, que tuvo paciencia y supo esperarme ese tiempo», explica a ABC la propia Lili, que reconoce que le está costando más esta vez que cuando tuvo a Saúl, su primer hijo. «Ya no tengo 30 años, tengo 35, y todo en mi cuerpo va más despacio. Han tenido que pasar cinco meses para que todo vaya volviendo a su sitio, pero ya me voy notando con cuerpo de deportista», señala con el orgullo que se esconde detrás de las largas sesiones de entrenamiento en la playa de las Vistas de Tenerife.
Allí han instalado su cuartel general, arropadas por una climatología amable que allana un poco el camino. «Compaginar el día a día de los niños con el deporte de alto nivel es duro. De hecho, si no fuera por mi marido -Eduardo Martín-, nada de esto sería posible. Se está sacrificando mucho estos últimos años para que yo pueda perseguir mis sueños», señala la deportista, feliz después de haberlo pasado mal en el último ciclo olímpico.
«El año previo a los Juegos de Tokio lo pasé muy mal. No gestioné nada bien la retirada de Elsa y sufrí mucho. Además, mi madre estaba enferma, el tratamiento no estaba funcionando y tuve un año muy malo a nivel mental. Lo veía todo negro, así que creo que me merezco disfrutar que este ciclo olímpico junto a Paula. Quiero jugar sin presión y con alegría. La misma alegría que desprendía Elsa en cada entrenamiento. Quiero disfrutar del camino hacia París. Del último camino». Sus palabras suenan a ilusión y despedida, pero también a homenaje para su madre, fallecida hace unos meses. «La tengo muy presente y la echo mucho de menos. Si no fuera por ella, me habría retirado muchas veces durante mi carrera, pero siempre me empujaba. Era mi psicóloga y mi confidente. Una parte de que siga aquí, luchando por llegar a mis cuartos Juegos Olímpicos, es por ella. Quiero pensar que me empuja y me da fuerzas», explica la alicantina, cuyo día comienza pronto y apenas tiene pausa. Entrenamiento, niños, sesión de pesas, clases extraescolares, cenas, baños... y volver a empezar.
Una llamada inesperada
«Las noches, con un bebé, son como son. Nunca duermo del tirón, porque Oliver se despierta aún varias veces para mamar de madrugada. Tengo rutina, pero es una rutina sin descansos. De hecho, es cuando viajo cuando de verdad puedo dar un respiro al cuerpo». La ayuda de la UCAM, del Proyecto FER y de Iberdrola son fundamentales para que ese camino se haga menos empinado. «Sin el apoyo de mis patrocinadores todo esto sería más complicado. Me siento afortunada por la ayuda que me han brindado. Igual o mejor que cuando tuve a Saúl. Tanto ellos como la federación y el Comité Olímpico me apoyaron al cien por cien desde que dije que iba a ser mamá de nuevo», explica.
Ligada durante casi toda su carrera a la figura de Elsa Baquerizo, la elección de una nueva pareja no fue sencilla. «Yo tenía algunas cosas en mente, pero cuando me llamó Paula no tuve dudas. Fue muy curioso, porque anuncié mi embarazo y al poco tiempo me llamó y me dijo: 'Yo te llamaba para jugar contigo, pero acabo de ver las noticias, así que felicidades por tu embarazo'. Ese día ya hablamos y sentamos las bases del futuro».
![Paula Soria y Lili Fernández, en la pista de entrenamiento](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/deportes/2023/01/24/lili2-U14178004826HXr-624x350@abc.jpg)
El nuevo sistema de puntos del circuito, modificado en parte por las protestas de la leyenda brasileña Agatha (que también fue mamá hace poco), han beneficiado a la nueva pareja, que no tendrá problemas para entrar en cuadro en los mejores torneos desde el primer momento.
Por ello llevan trabajando juntas desde hace varias semanas y tienen su vista puesta en el 18 de marzo, cuando comenzará el torneo de La Paz (México), el previsto para su debut oficial. El punto de partida de un camino que tendrá en el Mundial su etapa más importante, pues los puntos que allí se reparten cuentan doble para la carrera olímpica. «Conozco a Paula desde hace diez años y ya nos llevábamos muy bien antes. No éramos amigas, pero teníamos una buena relación. Creo que eso nos está sirviendo ahora para no tener que empezar de cero, porque tenemos confianza para decirnos las cosas. Ella es muy competitiva. No le gusta perder ni el sorteo. Y yo también lo soy, por lo que no creo que nos rindamos nunca en la pista. Chocaremos a veces, pero eso es normal», asume con seguridad.
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