Hazte premium Hazte premium

Juegos Olímpicos 2024

La plata que comenzó con una canasta de espaldas

Baloncesto 3x3

La selección femenina de baloncesto 3x3 se proclama subcampeona olímpica tras caer en la final ante Alemania

Simone Biles necesitaba ruido: «Fue muy extraño que nos mandaran callar»

Javier Asprón

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Una canasta de espaldas, un cuádruple empate en la fase de grupos con carambola de resultados, una remontada agónica en la prórroga… Son tantos los eventos inesperados que se han ido desencadenando para que la selección española de baloncesto 3x3 se cuelgue una medalla que ni ellas mismas, las protagonistas, son conscientes aún de lo que han conseguido. Ellas son Vega Gimeno, Sandra Ygueravide, Gracia Alonso de Armiño y Juana Camilión. Cuatro guerreras a las órdenes de Ana Junyer. Cuatro trotamundos del baloncesto que han encontrado en esta disciplina mucho más que una simple diversión de verano, y que ahora son subcampeonas olímpicas, aclamadas en la Plaza de la Concordia, irreconocible en su reconversión en sede de los deportes urbanos.

Las chicas lucharon por el oro en una jornada de cierre vertiginosa, que inició imponiéndose en semifinales a Estados Unidos en el tiempo extra (18-16) y acabó cerrando con una apretada derrota ante Alemania, gran favorita y bestia negra de las españolas en la primera fase. Dolió perder, pero el balance final es más que positivo, sobre todo observando el camino hasta llegar a este podio.

Porque todo comenzó en Debrecen, con la inverosímil canasta anotada por Gracia Alonso de Armiño en el decisivo partido ante Canadá. Un tiro de espaldas a canasta hecho casi de cualquier manera, a la desesperada, rubricó el billete a París e inició el camino hasta la medalla. Luego, continuó ya en la capital francesa con un trayecto irregular en la fase de grupos, con victorias ante Azerbaiyán, Francia, Australia y Canadá; y tres derrotas frente a China, Estados Unidos y Alemania. Nada inesperado, en cualquier caso. Lo previsible para un equipo que, decían, llegaba sin ambición alguna. Solo de disfrutar de la aventura olímpica, de ir paso a paso y crecer como equipo. En Tokio no se clasificaron, pero el trabajo de estos tres últimos años en la Federación (Elisa Aguilar no cabía en sí de gozo en la pista) ha dado sus frutos, con un primer campeonato de Europa conquistado en 2021 y un segundo subcampeonato en 2023.

El pase a semifinales, tan surrealista por la forma en que se consiguió, gracias a la mejor diferencia de puntos con otros tres equipos, elevó la ilusión de España. Esa plaza entre las cuatro mejores la hubiesen firmado con los ojos cerrados antes de empezar. Pero una vez ahí, quién se resiste a ir a por más. Por eso, por convencimiento propio, Estados Unidos ya no parecía la superpotencia que las arrolló hace menos de una semana. Ygueravide asumió el mando y dirigió una gran remontada ante las americanas hasta llevar el partido a la prórroga. Y ahí se agigantó. Una canasta suya a aro pasado puso por delante a la selección, y después, tras asfixiar España a su rival en defensa, emergió de nuevo para recibir una falta y anotar el tiro libre que sellaba la clasificación.

No hubo mucho tiempo para celebrar, porque la final era solo cuatro horas más tarde. Alemania, que venció a Canadá en la otra semifinal (16-15) era quien iba a jugarse el oro con España. Las cuatro heroínas del 3x3 volvieron a saltar a la espectacular pista gris que ha acogido este deporte en pleno centro de París, con el pebetero a la vista y el Louvre a la espalda. Alemania solo había cedido un partido en todo el torneo, ante Australia, y demostró que es un rival correoso que no se da por vencido. España tuvo el partido en su mano muchos minutos, pero en esta disciplina de posesiones cortas y ritmo endiablado, una desconexión mínima se paga carísimo. Eso le ocurrió a la selección, que se dejó remontar cuatro puntos de ventaja, dio aire a las germanas y permitió que el encuentro entrara en otra fase. Al final tocó sufrir en una última posesión de apenas siete segundos. Fue la bilbaína Gracia Alonso, la autora del tiro fantástico de Debrecen, quien se jugó de nuevo la canasta decisiva. Hubiese sido demasiada épica. «Al principio nos hemos llevado las manos a la cabeza por lo cerca que lo hemos tenido. Pero hemos ganado una plata, no hemos perdido un oro. Es un premio a muchos años de sacrificio y de entrenamiento. Nos vamos muy contentas», decía Gracia, la enfermera del equipo.

«Estoy feliz. Para nosotras ha sido un sueño. Nos gusta que no contaran con nosotros para nada. Nos motiva y nos hace pelear y sacar partidos que parecen imposibles», analizaba sandra, la líder anotadora, que se despide del baloncesto después de este verano, al igual que Vega, la capitana. Ambas han sido pioneras de esta especialidad y se marchan más que satisfechas por el impulso que le han dado. «Espero que estos Juegos hayan servido para que muchas niñas nos hayan visto y quieran jugar al baloncesto».

«Cuando empecé no era ni disciplina olímpica y estoy muy orgullosa de haber crecido con el 3x3 durante más de diez años», contaba Camino, la jugadora con más internacionalidades de la selección. «Esto es un colofón tremendo. Ha alargado mi carrera y me ha hecho mejor jugadora. Y ese amor por el baloncesto que vas perdiendo, me ha hecho reengancharme a él como si tuviese quince años». Y cerraba Juana, la benjamina: «Mucha gente no confiaba en nosotras, no pensaba que podríamos llegar tan lejos. Así que es un oro».

Esta vez, en París, 3x3 fue igual a diez. La décima medalla de la delegación lleva el sello del basket más moderno, donde España ya es también una potencia.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación