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Londres 2012: Maica García, una boya por castigo

España juega por la final contra Hungría y se aferra a su jugadora más determinante

Londres 2012: Maica García, una boya por castigo efe

enrique yunta

Las chicas del waterpolo femenino asoman por la sala de prensa y alucinan, desbordadas por la atención mediática de estos días. En su debut en unos Juegos Olímpicos, han llegado ya a las semifinales y luchan hoy contra Hungría (20.40 hora española), viejo conocido al que la selección nacional derrotó en la fase de grupos (13-11). «No tendrá nada que ver», vaticina Miki Oca, entrenador que no deja de sorprenderse con sus chicas. La clave para llegar a la final está en la defensa y ahí aparece la figura de Maica García , determinante.

Es la boya de España, posición fundamental en el waterpolo, más decisivo incluso que un delantero en el fútbol o que un pívot en el baloncesto. «Ser boya es desagradecido, pero la gente es lo que ve. Es fundamental. Una boya es básico en un equipo, condicionas a la defensa totalmente. Condicionas a que se cierren, a que haya opción de lanzamiento. Hay mucho trabajo. Un equipo es una boya», cuenta Maica García.

Es boya por castigo, pues jamás se lo planteó cuando empezó en el waterpolo, prefería ser exterior. «Yo no quería. Mi físico me obligó a ser boya (188 centímetros y 90 kilos según la ficha oficial). Soy una tía grande y me tocaba ir a esa posición. Y así lo acepto aunque no me guste, porque no me gusta. Voy a la piscina y pienso: ahora te tienes que pegar otra vez... bufff, ¡qué pereza!», desvela. Lo dice con heridas en el cuello después de la batalla de cuartos contra Reino Unido. Hoy será peor, discute con Barbara Bujka, la boya de Hungría.

Maica le llama «la patas» porque le castiga a patadas, todo tipo de artimañas bajo el agua. «Estoy con ganas. Después del partido de la fase de grupos desmitifiqué un poco y la saqué de mi top», bromea. Su pesadilla es la de Estados Unidos, que se mide a Australia en la otra semifinal.

De las mejores del mundo

Una boya se curte mientras las otras se mueven. Es un trabajo titánico y mucho entrenamiento. «Pero tampoco es tan específico. Hago mis ejercicios, obviamente. Tengo que hacer más peso que las otras, es normal. En pectoral estaré en casi 70 kilos y más de piernas. Hago mucha técnica de lanzamiento, de pelota, de reversos. No hay que pensar que estoy sola y marginada, nada de eso. Nado con ellas, soy una más», dice. «Es de las mejores del mundo», le piropea Miki Oca . «Es un alivio tenerla en el equipo», suspira Jennifer Pareja.

Y seguramente esa es la clave de este equipo, que funciona como tal. «Las estadísticas dicen que todas marcan, que todas defienden. Yo condiciono, pero remamos todas», analiza Maica, que tiene muy claro su objetivo: «Prefiero una buena defensa a un gol. Todo empieza en la defensa en el waterpolo. No necesito marcar 20 goles para saber que soy la mejor, el tema está en que no nos los marquen a nosotras». Es precisamente lo que hoy busca España. En el horizonte está la final de los Juegos.

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