Londres 2012: Mireia Belmonte, asmática, alérgica al cloro, reina de la piscina

Después de quitarse de encima un peso de años con una plata olímpica en 200 mariposa, Mireia Belmonte lloró un poco ("Cuando consigues un sueño no sabes cómo reaccionar"), se cambió de ropa para que le colgaran la medalla en el podio. Después, noche cerrada ya en Londres , sedes vacías en el parque olímpico, volvió cambiarse para tirarse de nuevo a la piscina, antes de pasar el control antidopaje.

La misión de Belmonte en Londres (21 años, segundos Juegos, como demuestra el tatuaje de anillos bajo su muñeca derecha) no terminaba con esa alocada y extraordinaria carrera: "Me he tirado al agua y ya, sin un plan. No me lo creo todavía. He nadado como un tiro, muy bien, muy confiada". Esta misma mañana, a las 11.41 h tiene más que hacer en el Centro Acuático. Primeras series de los 800 metros libres, la tercera de las seis pruebas en las que se ha inscrito. "Cada día es un día nuevo", dijo con la medalla ya en sus garras. Y habló del trabajo que hace con su fisioterapeuta y su entrenador para continuar el trabajo con otra prueba, al levantarse a la mañana siguiente.

Belmonte, de quien muchas veces se ha criticado cierta fragilidad mental, no aprecia los mismos límites que cualquiera. Asmática y alérgica al cloro, lleva más de 15 años peleando por sacar oro de la piscina. "A veces, cuando hay mucho cloro, empiezo a ahogarme", dice. Insegura y dubitativa en algunos momentos de gran presión, trabaja dos días a la semana con un psicólogo para espantarse esa malas sombras.

Y de manotazo en manotazo a la plata de ayer. "Ha costado entrar en competición. Pero sabía que tenía que hacer algo y cada día me daba una oportunidad, porque alguna tenía que salir bien. Y ha sido hoy", dijo después de la plata.

La perseverancia pese a todo: el asma, la alergia, las sombras de ánimo. el rumbo fijo hacia la siguiente pared. La búsqueda de caminos para esquivar imposibles, como las uñas postizas para lucir bella en competiciones desarrolladas en un ambiente extremadamente corrosivo. Y después de cerrar un sueño de plata, enseguida al agua, para seguir adelante, hacia lo siguiente, pese a las dudas.