Joana Sanz apunta que Alves volvió «borracho» y se «desplomó en la cama» la noche de la violación
La mujer del futbolista avala la tesis de la defensa para tratar de conseguir un atenuante en caso de ser condenado por agresión sexual
La víctima de Alves dijo que «sabía a dónde iba y a lo que iba» pero luego «se arrepintió y ya no quería»
![Joana Sanz, a su llegada a la Audiencia de Barcelona, para declarar en el juicio contra Alves](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/deportes/2024/02/06/joanasanz-U501618580855eEI-R3YzCfc5eIrLRhCyKrBOfOP-1200x840@abc.jpg)
Ha sido la última en declarar esta segunda sesión del juicio contra Dani Alves por agresión sexual. Su pareja, Joana Sanz, ha indicado ante el tribunal que la noche de la violación, la madrugada del 30 al 31 de diciembre de 2022, el brasileño «volvió a casa pasadas las 4 muy borracho, oliendo a alcohol». Según la modelo, el futbolista «chocó contra un armario cuando entró en la habitación». También contra una «mesita», junto a la cama, en la que «se desplomó».
Aquel día, según Sanz, Alves fue a comer con unos amigos a la Taberna del Clínic, un restaurante de Barcelona. Hablaron sobre las once de la noche, por Whatsapp, la última vez. Fueron mensajes, no por teléfono «porque él estaba con sus amigos». Eso es todo lo que ha aportado en la Audiencia de Barcelona, donde se juzga a su pareja por la agresión sexual a una joven de 23 años, aquella madrugada. El futbolista nunca le contó que aquella noche acudió a Sutton, donde habría perpetrado la violación.
En la misma línea se han pronunciado los amigos del futbolista, que también han declarado como testigos en la Sección 21. Tanto Bruno Brasil, como Thiago y Ulises, los acompañantes de Alves durante la comida de aquella fecha, han avalado la tesis de la defensa: que éste había consumido alcohol en cantidades ingentes y que, por tanto, durante el encuentro con la denunciante estaba borracho.
Por su parte, Bruno, que fue el único de los tres que acudió con Alves a la citada discoteca, señaló que bebieron varias botellas de vino y whisky durante la comida, un gintonic en un primer local, y champán en Sutton. Según éste, allí, la denunciante y su amigo bailaron «muy juntos», con «actitud sensual pero respetuosa». Apuntó además que abandonaron el espacio pasadas las 4 de la madrugada «porque habían bebido mucho».
Entró, eso sí, en varias contradicciones con su declaración en instrucción, como la de que el futbolista le indicó que entraba en el baño del reservado porque «le dolía la barriga». En esta ocasión, dijo que no fue así y apuntó que las diferencias en sus versiones podían deberse a la ausencia de traductor en su primera declaración.
Aquella fecha, ha declarado Bruno, llegaron al restaurante sobre las 14.30 horas, y lo abandonaron a la una de la mañana. La acusación particular ha preguntado si son amigos del dueño del local, por la factura que la defensa aporta para justificar la supuesta ingesta alcohólica en la que se sostendrá el brasileño para tratar de conseguir un atenuante en caso de ser condenado. Luego pasaron por Nuba, donde tomaron un gintonic y, finalmente, en coche, llegaron a Sutton.
Allí pidieron una botella magnum de champán. Y Bruno hizo un gesto a uno de los camareros para invitar a la denunciante y sus dos acompañantes. Según él, Alves no se lo pidió. Fue iniciativa propia. Una vez su amigo y la víctima salieron del baño, la amiga de ella dio «un beso» a Bruno y se despidió, ha indicado él.
El juicio continuará este miércoles, última sesión, con las periciales y la declaración del propio Alves, que declarará en último lugar.
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