BUNDESLIGA
Unión Berlín, el equipo de barrio que desafía al fútbol moderno
Bundesliga
Íntegramente propiedad de sus socios, quienes reconstruyeron con sus manos el estadio Alte Försterei, los de Köpenick viven un sueño en la Bundesliga con una cultura de club única
Las cenizas del fútbol de la RDA
![Hinchas del Unión Berlín cantan el 'Eisern Union' en el Alte Försterei](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/deportes/2023/02/10/Unionreuters3-R4PKRbdsFvI60psvZGeUllO-1200x840@abc.jpg)
Un sendero en el corazón de un frío bosque del sureste de Berlín guarda un cálido y sonoro secreto en su ocaso. Uno, siguiendo a un mar de viejos, niños y adultos vestidos de rojo, pisando hojas caducas y esquivando ramas caídas, empieza a oír ... el rumor de una poblada orquesta entre los árboles justo antes de chocarse de bruces con el An der Alten Försterei, la casa del Unión Berlín. Un lugar donde el invierno no penetra, un campo donde más de 20.000 aficionados aún ven el fútbol de pie, donde en cada gol local llueve de manera literal la cerveza, donde el marcador es manual y donde retumba el 'Eisern Union' (unión de hierro) como lema de un equipo de raíz y presente popular. Hoy, tras una vida en el fútbol de fango, el equipo del barrio de Köpenick -cuya propiedad pertenece íntegramente a sus socios- en su cuarta temporada en la élite germana es segundo en la Bundesliga a tan solo un punto del Bayern.
«Cuando entras al campo para empezar un partido, con el himno y el 80% del estadio en pie, cantando y animando, es de lo mejor que he vivido en mi carrera», cuenta a ABC Marc Torrejón, exfutbolista de Espanyol y Racing entre otros que acabó su carrera profesional en el bosque, en el curso del ascenso (2018/19).
Vivo en la Europa League, donde se cruza con el Ajax, sin perder en casa en liga desde hace un año y habiendo ganado los últimos cinco derbis a su vecino, el Hertha, el horizonte del club se vislumbra pleno. Pero no hace demasiado, el Unión tuvo que ser rescatado por su bien más preciado, su afición. Con un exitoso pasado en la extinta DDR-Oberliga (la primera división de la RDA), la reunificación alemana llevó a los del este de Berlín al laberinto de las categorías regionales y los problemas económicos. Así, con la ruina acechando en diversas ocasiones en los últimos 30 años, su hinchada ideó maneras inverosímiles para ayudar a la entidad de su vida: desde donar sangre para aportar capital al club (en Alemania pagan por ello) o comprar el estadio del propio Unión con acciones a 500 euros bajo la campaña «Vendemos nuestro alma pero no a cualquiera», hasta reconstruir con sus manos, y sin cobrar un euro, el viejo Alte Försterei. «Se nota mucho la humildad del club; cuida mucho a sus aficionados que una vez se sacrificaron por sacar adelante al equipo... y eso está grabado a fuego en el club, en el barrio de Köpenick y en los fans», explica el defensa, el único jugador español que ha vestido la camiseta del Unión.
![Imagen principal - Unión Berlín, el equipo de barrio que desafía al fútbol moderno](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/deportes/2023/02/10/UnionReuters4-U01303324645qZG-758x470@abc.jpg)
![Imagen secundaria 1 - Unión Berlín, el equipo de barrio que desafía al fútbol moderno](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/deportes/2023/02/10/Union-U84688784165UQw-464x329@abc.jpg)
![Imagen secundaria 2 - Unión Berlín, el equipo de barrio que desafía al fútbol moderno](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/deportes/2023/02/10/rapaces-U14371442584mHS-278x329@abc.jpg)
En este mismo sentido, reseñable es la relación bidireccional entre plantilla y afición. Por ejemplo, sujetos a un concepto de incondicionalidad, la hinchada jamás silba a unos jugadores que no solo son solo estimados por lo que hacen en el verde. Porque las comidas con los aficionados, los villancicos en Navidad en el estadio o el feedback y el agradecimiento mutuo tras cada victoria, empate o derrota fortalecen la cultura de un club que poco dista de lo que es una familia. «La relación es brutal. Incluso cuando van las cosas mal solo están ahí para dar ánimos y apoyar a los jugadores», afirma Torrejón.
Aversión hacia el RB Leipzig
El debut del Unión Berlín en la Bundesliga en el estío de 2019 llevó consigo una de las imágenes más icónicas del fútbol europeo contemporáneo. Ante un Alte Försterei lleno hasta la bandera, los aficionados locales portaron murales en blanco y negro con las imágenes de sus semejantes que no pudieron ver en vida a su equipo en Primera. El recuerdo unánime a los que se fueron; un homenaje que plasma fielmente el espíritu del club.
También en aquel partido, ante el Leipzig, el silencio fue el protagonismo absoluto de los 15 primeros minutos de partido. Era la protesta del bosque al fútbol negocio, cuyo principal protagonista en Alemania es el club sajón y su creador-patrocinador Red Bull. Meses después, en el encuentro de vuelta en el Red Bull Arena, los berlineses acudieron a las inmediaciones del estadio vestidos de negro y sujetando una pancarta que rezaba: «En Leipzig muere el fútbol». Y, por supuesto, dentro del estadio regresó el cuarto de hora de mutismo para crear lo que ya es costumbre en sus duelos.
Esta tarde, en casa de los energéticos, ambos modelos antagónicos se vieron de nuevo las caras en un encuentro cargado de animadversión. Ganaron los de la capital por 1-2. Además, desde un prisma deportivo, la victoria es un bálsamo para el Union, que se queda a un solo punto del Bayern y aumenta la racha a cinco triunfos consecutivos de los de Urs Fischer, a quien Torrejón reconoce como uno de los mejores entrenadores de su carrera pese a no haber disputado ningún partido en la campaña del ascenso a causa de una lesión: «El míster es muy bueno, la verdad. Gestiona bien el grupo y trabaja muy bien durante la semana. Me hubiera gustado poder haber estado disponible para él desde el principio de aquella temporada». Por otra parte, con una plantilla sin estrellas, más si cabe con el fichaje truncado de Isco, el enorme desempeño del Unión en 2023 ha provocado que dos de sus defensores principales, Trimmel, (capitán y carrilero diestro), y Doekhi (central), hayan sido nominados a jugadores del mes en la Bundesliga.
En definitiva, frente a un futuro incierto en el inminente tramo decisivo de la campaña, el Unión supera ya con creces cualquier tipo de expectativas. Por situar la gesta, su rival histórico en la RDA, el Dynamo, el equipo de la Stasi por aquel entonces, vive su novena temporada consecutiva en cuarta división. Los del bosque viven la realidad que nunca soñaron.
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