Todo irá bien
Laporta se queda sin directivos ni ejecutivos serios
«Son tales el desgobierno, el caos, la frivolidad y la progresión sombría del presidente que hasta los más entusiastas se dan cuenta de que no pueden continuar ni un minuto más»
Dimite Eduard Romeu, vicepresidente económico del FC Barcelona
![Joan Laporta, ayer, en la despedida de su vicepresidente económico Eduard Romeu](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/deportes/2024/03/14/barcia-ROLLXtN2YDinRDQWF45ZzTI-1200x840@diario_abc.jpg)
El vicepresidente Eduard Romeu ha dimitido como lo hicieron en el pasado Maribel Meléndez, Jordi Llauradó, Jaume Giró, Ferran Reverter, Jordi Cruyff o Mateu Alemany. Eduard Romeu ha explicado que necesita volver al trabajo remunerado para mantener a su familia, dado que los ... cargos directivos en el Barcelona son honoríficos.
Todos los dimisionarios alegan motivos personales y tratan de no romper la porcelana para no incomodarse con un club que tiene y tendrá un gran peso e influencia en Barcelona y Cataluña. El primer vicepresidente económico de Laporta, Jaume Giró, se fue con la excusa de haber sido contratado por un «importante cliente inglés» al que se supone que se debía por completo y del que nunca tuvimos noticia. Mateu Alemany dejó el club bajo el pretexto de una oferta de la Premier que tampoco se concretó.
Otros motivos personales no han sido especificados, pero más allá de los nuevos proyectos profesionales, el motivo más personal que todos ellos tienen en común es que al ritmo desenfrenado al que va Laporta tal vez el siguiente papel que estos ejecutivos habrían tenido que firmar habría sido en comisaría.
Eduard Romeu tenía el sueño de ser directivo del Barça y le pidió a su amigo y patrón, el empresario José Elías, que le patrocinara la aventura avalando a Laporta. Hace tiempo que Elías venía advirtiendo a Romeu del peligro reputacional y judicial que corría permaneciendo en el club, y por este motivo riñeron y se desvincularon empresarialmente: la vanidad e ilusión de figurar podían más que la racionalidad en el ya exvicepresidente. Pero son tales el desgobierno, el caos, la frivolidad y la progresión sombría de Laporta que hasta los más entusiastas se dan cuenta de que no pueden continuar ni un minuto más.
El primero en escapar fue el vicepresidente Jaume Giró. Dimitió justo antes de hacer efectivo su aval, al constatar cómo iba a ser llevado el club: Laporta y su grupo de amigos y comisionistas -que no habían avalado- tomando sin control todas las decisiones con cargo al patrimonio de los directivos que sí habían hecho su aportación, pero cuya voz no iba a ser en absoluto determinante.
Jordi Llauradó, encargado del Espai Barça, dimitió cuando se materializó el escándalo de adjudicación de las obras del Camp Nou a la empresa turca Limak, que nunca ha construido un estadio de estas características y que por lo tanto no tiene ninguna experiencia en la realización de este tipo de encargos. El argumento de María Elena Fort para justificar tan dudosa adjudicación fue: «Nos hemos petado al Ibex 35».
Mateu Alemany y Jordi Cruyff se alejaron del Barça y sobre todo de Laporta al ver cómo se organizaban los fichajes a través de Jorge Mendes, Pinhas Zahawi, Deco y Alejandro Echevarría. No quisieron formar parte de semejante enjambre de amigos y comisionistas.
La ejecutiva de más rango del Barça hasta hace dos semanas, Maribel Meléndez, responsable de la reorganización, dimitió alegando también motivos personales, pero de fondo está lo que ha acabado asustando a cualquier cargo de una mínima entidad: una gestión personalista, opaca, contraria a cualquier criterio razonable en lo deportivo y en lo empresarial.
El único que se atrevió a marcharse pegando un portazo fue el ex consejero delegado, Ferran Reverter, que dimitió por desacuerdo en la gestión de Laporta.
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