Todo irá bien
Laporta, de frente contra los energúmenos
«Les ha puesto contra las cuerdas obligándoles a pagar las multas con que el Barça ha sido castigado por culpa de sus sandeces y les ha amenazado con cerrarles la grada a la próxima incidencia»
Flick y la ventaja de no ser catalán

No sólo fichando a Hansi Flick parece Laporta haber recuperado el instinto que le llevó a los éxitos de su primera presidencia, sino también actuando contra la facción violenta e impresentable de los seguidores del club. Si a partir de 2003 arriesgó su vida por ... acabar con los Boixos Nois, ahora ha decidido ocuparse de la llamada Grada de Animación, donde se acumula lo peor de una afición ya de por sí no demasiado elevada ni intelectual ni espiritualmente.
Laporta fue al principio de su anterior mandato pionero en la lucha por la extinción de las facciones criminales que, hasta su llegada, tantas comodidades habían hallado en el Camp Nou. Los presidentes que precedieron a Jan regalaban entradas y facilitaban instalaciones a estos individuos a cambio de que gritaran consignas favorables. Laporta les negó los recursos y el acceso y se activó contra él un complot para matarlo que no funcionó por los pelos.
Tras su valiente decisión, el Madrid le siguió los pasos, y también su presidente, Florentino Pérez, tuvo que soportar dolorosas consecuencias, como que profanaran la tumba de su recientemente fallecida esposa. Cuando Sandro Rosell llegó a presidente del Barça, una de las muchas involuciones que el club sufrió fue que se volvió a la complicidad con los violentos, una complicidad que Bartomeu mantuvo más por ser poca cosa y cobarde que por grandes cálculos al respecto.
Tras dos años y medio de preocuparse sólo de sus amigos comisionistas y de su boyante negocio en la compra y venta de jugadores, Laporta ha decidido por fin conectar con el buen presidente que una vez fue. Ha dejado de tirar de inercia y de hacer caso de los consejos (Koeman, Xavi) de sus absurdos directivos, para fichar a un entrenador plenamente 'suyo'. Y en lo social ha vuelto a dar la cara por la decencia, la democracia y la libertad y ha puesto a los energúmenos contra las cuerdas obligándoles a pagar las multas con que el Barça ha sido castigado por culpa de sus sandeces (21.000 euros) y les ha amenazado con cerrarles la grada a la próxima incidencia.
Es cierto que no todas las motivaciones de Laporta son puras, y que su repentina actuación tiene que ver también con los gritos de dimisión que estos grupúsculos profirieron contra él a finales de la temporada pasada. Pero en cualquier caso Laporta vuelve a estar, después de tanto tiempo, en el lado correcto de la Historia, aunque sólo sea en esto.
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