El Barça se desangra, los listillos arrasan

Ni los socios, ni el presidente ni el entrenador quieren tomarse el club en serio, y ya sólo se habla de clasificarse para la Champions de la próxima temporada. A un barcelonista, de momento, sólo le queda llorar, porque el presidente y sus amigos seguirán jugando sin el menor escrúpulo a especular con los fichajes, Xavi a proteger su espacio y el de su familia, y los socios a hacer ver que no ven.

Éste es el fracaso de no sólo del barcelonismo sino de una generación de catalanes –la que nació en los años 60– que siempre ha vivido bien, que nunca ha tenido ninguna ambición ni ninguna exigencia. No han creado ninguna empresa. No conservaron las de sus padres o abuelos. Estudiaron ESADE porque se creyeron más listos, y fundaron 'startups' que la gran mayoría no llegaron a ninguna parte. Es una generación de engreídos e idiotas que siempre han dado lecciones y que nunca las han demostrado. Sólo han buscado su propio interés, normalmente oportunista y mezquino.

Víctor Font, a quien Piqué ridiculizó y humilló en el momento más delicado de la campaña para ser presidente del Barça, acudió ayer al estadio con el exjugador. Otro al que le da lo mismo la dignidad cuando se puede hacer dinero fácil. Porque mientras el Barça se desangra, los listillos arrasan. El hombre fuerte de las inversiones del deporte de Arabia Saudí en España es el extenista Fernando Soler. Conoce a los ministros clave, sobre todo al de Deportes, y sabe cómo tratarlos. Piqué y su representante, Arturo Canales, lo sumaron a la empresa Kosmos para negociar el actual formato de la Supercopa, por el que Kosmos comisiona cuatro millones de euros al año.

En su afán por blanquear su imagen a través del deporte, Arabia Saudí ha tanteado a muchos países, pero quien menos reparos y vergüenza han demostrado han sido una vez más los catalanes, esta generación de catalanes sin ningún otro principio que el de su bienestar inmediato. Asegurado este negocio, Soler, Víctor Font y Piqué han ido a por el siguiente y bajo la influencia de Ferran Soriano, ceo del Manchester City, han colocado a Esteve Calçada de ceo del Al-Hilal, club emblema de la tiranía alcoránica. Primero se aseguran los cargos, luego llegan las oportunidades.

A la vez, para su empresa de representación –que tiene de clientes a otros técnicos como Benítez y Émery–, Canales fichó hace años a Fernando Solanas, un exalto cargo de Adidas convertido en el mánager de Xavi desde su estancia en Qatar. Otro círculo, no precisamente virtuoso que se cierra. Mientras el Barcelona naufraga en su realidad catalana y catalanista, los culés más irredentos y patriotas, y que más dicen sentir y encarnar los valores del club, se enriquecen en países especialmente negadores de todo lo que le reprochan a España.

Laporta todavía no pinta nada en la red de negocios serios de Arabia Saudí pero quiere estar y es el presidente del Barça, por lo que no es descartable que si fallan sus amigos de Doha y de Dubai, se incorpore a la trama. De momento parece demasiado ocupado hartándose y emborrachándose con sus amigos y el beneplácito de unos socios que lo que quieren –y por eso lo merecen– es un presidente que les haga reír haciendo el payaso.