El salseo de Laporta en Yeda: el perdón que no fue perdón a Louzán, el compadreo con Villar y el himno del Barça al hijo del Cónsul Honorario

Laporta realizó un pequeño discurso en el que lanzó una pullita a Louzán. El presidente de la Federación esperaba que en su parlamento, Joan se disculpara, pero no solo no lo hizo sino que encima sacó pechito: «Pienso, honestamente, que podíamos haber evitado esta situación si se hubiera aplicado la normativa correctamente. Pero bueno, lo importante es que ya pueden jugar y estamos satisfechos», dijo Laporta ante la sorpresa de Louzán, que previamente se había saludado con el presidente de un modo neutro, pero eso cambiaría después.

Un saludo que precedió a una intensa hora y media de Laporta en el cóctel. El presidente del Barça aprovechó esos noventa minutos para fotografiarse con todo el que se lo pedía, departir con miembros y familiares de la Federación, con los entrenadores de Primera y Segunda RFEF que han traído hasta aquí el máximo organismo del fútbol español, y con el expresidente Ángel María Villar. Ahí estaba el exdirigente vasco, buen amigo de Laporta, invitado por Louzán. Si ha habido un presidente que defendiera el legado y la gestión de Villar, ese fue Laporta. Y ambos rememoraron viejos momentos con una larga conversación entre risas y chismes. Compadreo con aroma a 'villarato'

Cuando llegó el turno del adiós, Laporta se dio un efusivo abrazo con Louzán. Uno de esos abrazos de despedida entre una persona que se la ha liado a la otra y que en plan colegueo le dice 'venga va, que no ha sido para tanto. Empecemos de cero'. Y Louzán, que mantuvo las formas en todo momento, le puso una sonrisa y aquí paz y después gloria: «Ha pedido perdón a su manera, ya sabéis cómo es», desveló el presidente de la Federación a varios periodistas allí presentes, entre ellos ABC, a la vez que también revelaba que el posible expediente a Laporta no iba a ir hacia adelante. El asunto del palco queda olvidado.

Pero antes de irse, a Laporta le faltaba una persona por saludar, y esa no era otra que Medina Cantalejo. El presidente del Barça se dirigió al responsable de los árbitros y estrechó su mano a la vez que le preguntaba qué tal estaba. 'Todo bien, gracias', le contestó el sevillano. Y con esa sonrisa embaucadora, Laporta siguió su camino y rodeado de Masip, Yuste y Mikel Camps, sus tres hombres de confianza, cogió la puerta del hotel Marriot Jeddah y se marchó.

Acto completo que coronó con el hijo de Sheikh Abdulilah Kaki, el Cónsul Honorario en Arabia. Durante un momento del sarao, Laporta departió con el joven niño, de unos 7-8 años de edad, hablando de fútbol. Que de qué posición jugaba, que de qué equipo era, que si esto, que si lo otro, hasta que en un momento dado, Laporta se le acercó al oído y le empezó a cantar el himno del Barça. El niño, claro, alucinaba. Laporta, en toda su salsa en Yeda.