Fútbol
El regate sale de la cárcel
Para solucionar la igualdad táctica, los técnicos acuden a especialistas de una suerte que contribuyeron personalmente a extinguir y que está prohibida en las academias. La calle y la inmigración salen al rescate de un arte desterrado
De Vinicius a Zaragoza: la banda de los regateadores
Los tres debutantes entusiasman a De la Fuente

La aparición de jugadores como Vinicius, Lamine Yamal, Nico Williams y Bryan Zaragoza ha sido un soplo de aire fresco en un fútbol encorsetado en el que los rigores tácticos están fagocitando la espontaneidad de los jugadores. El juego de posición y la posesión que ... han encumbrado a los mejores equipos de los últimos años, como el Barça o el City de Guardiola, revolucionando la forma de defender y también de atacar, han causado daños colaterales que han dinamitado la línea de flotación de la creatividad y que han reabierto un viejo debate de barra de bar: ¿es mejor el fútbol de calle o el fútbol académico?
«El fútbol ya no se aprende en la calle», lamenta Jorge Valdano en el capítulo 'Fútbol y vida' de la serie 'Universo Mundial'. «Hemos exagerado los entrenamientos a uno o dos toques, incluso sin porterías. El resultado son multitud de jugadores en toda Europa que controlan y pasan a la perfección, pero no vas a encontrar regateadores», añade el técnico argentino.
En LaLiga cada jugador sabe qué debe hacer y tiene una misión encomendada por su entrenador, sujeta a unas directrices tácticas. El regate es una suerte desterrada en el fútbol actual y prohibida en las academias. «Ahora todo es muy académico y se ha perdido la libertad que había antes. Los jugadores de mi época habíamos crecido en la calle, con lo que comporta. Ahora cada vez está todo más estudiado, el sistema, las posiciones, todo está mucho más encorsetado. Antes se dejaba a la imaginación y al talento de los jugadores», explica a ABC Salva García Puig, exinternacional y exjugador del Barcelona en la década de los 80. El defensor recuerda a Carrasco, Maradona, Juanito y Mágico González. «En todos los equipos había futbolistas de este tipo. Incluso los equipos pequeños tenían jugadores de mucho talento. Ahora el fútbol se ha vuelto muy previsible e incluso está mal visto el jugador que encara y dribla mucho. Lo acusan de individualista…». Y pone un ejemplo, el caso de Lamine Yamal: «Desborda, pero si te fijas, está dentro de un sistema en el que, por sus cualidades, lo prueba pocas veces, con el gran talento que tiene. Cuando tiene la pelota siempre pasan cosas, pero está dentro de un esquema y con un trabajo marcado por un técnico».
«Los entrenadores tenemos mucha culpa de que ya no haya regateadores; a los niños solo les enseñamos a dar pases. Parece que el fútbol es eso: combinar, pasar... Todo lo demás parece que deja de ser fútbol. El regate es la acción técnica del juego más innata al jugador, porque lo que quiere es tener el balón», reconoce José Luis Mendilibar en un artículo de opinión publicado en 'Relevo'.
La falta de estos futbolistas diferenciales es la herencia de años trabajando sobre una metodología. «Ahora se utilizan mucho los rondos, las figuras de pase, los juegos reducidos, las posesiones. Todo está muy estructurado, pero se echa en falta la naturalidad», explica a este diario Miguel Hernández, exjugador de Rayo y Espanyol en los años 90 y profesor de las Escuelas de AFE. «El otro día me llamó la atención que, estando en un colegio, vi un cartel que prohibía jugar a la pelota. Antes podías jugar en cualquier lado de tu barrio, con dos piedras de portería, al lado de los coches… Hoy no, hoy hay que jugar en el polideportivo de la escuela, los deportes equiparados por edades, no hay progresión», añade, recordando que él jugó dos años con Onésimo, el 'rey del regate'.
Javier Marcet, director de proyectos de la Fundación Marcet, especializada en formar jugadores y porteros desde los 4 años hasta que alcanzan su lugar en el fútbol profesional, tiene una teoría sobre la pérdida del talento: «El asfalto es el gran enemigo del futbolista actual. El fútbol se está convirtiendo en muy técnico y cada vez es más difícil regatear. Antes había más libertad, era más natural. Las grandes estrellas son jugadores que han nacido con un balón en los pies y se iban a la escuela con el balón y a la vuelta también, en zonas donde no había asfalto. Si vas por favelas, entre bolsas de basura, piedras, raíces de árboles, gente… aprendes a regatear todo lo que te viene por el camino. Con todo asfaltado desaparece este concepto de regateador natural».
Ahora los técnicos acuden a especialistas de un arte que contribuyeron a extinguir para solucionar la igualdad táctica. «La mejor manera de romper un sistema táctico es el uno contra uno porque, al salir de la presión de un adversario, ya creas superioridad numérica… Se debería fomentar mucho más en las escuelas, utilizarlo mucho más y, sobre todo, jugar en la calle, pero como ahora no se puede jugar en los parques ni en las calles…», apunta Hernández.
La calle, la clave
La calle es una de las claves y que, en contraposición con la academia, escenifican el choque entre dos culturas que, por ejemplo, pudo constatarse en el último Mundial, en Qatar: de los cuatro semifinalistas, el fútbol de Argentina y Marruecos se gestó en la calle; el de Francia y Croacia, en las escuelas. «También está implícito el dinero: hacen falta instalaciones, entrenadores con un sueldo digno... y en el sur es mucho más difícil de conseguir», interviene Valdano. No es extraño que los clubes más poderosos busquen talento en este tipo de fútbol creativo. Las grandes estrellas vienen de Brasil, Argentina o Uruguay pero no hay que olvidar que 17 semifinalistas marroquíes en Qatar juegan en Europa porque no han perdido su esencia cultural, la de callejear con el balón.
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