Baúl de los deportes

La pedrada que tumbó a un árbitro y escandalizó al fútbol español

Hace 50 años, el partido Burgos-Betis se suspendió después de que el colegiado fuese retirado en camilla tras recibir un ladrillazo

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Imagen de un Burgos - Betis disputado en El Plantío en 1972

Polémica arbitral, violencia en el césped y en la grada, gresca en los organismos federativos y ópticas periodísticas dispares… hace 50 años. El 6 de enero de 1974, unos cuantos protagonistas (directos e indirectos) del Burgos-Betis deberían haber recibido carbón como regalo ... de Reyes. Porque su actitud y comportamiento durante o después del encuentro abochornaron y retrataron, para mal, al fútbol español.

Aquel domingo, el Betis visitaba El Plantío como líder de Segunda División. Sumaba 25 puntos, 13 más que el Burgos, penúltimo y, por tanto, en puesto de descenso directo. Las urgencias y esperanzas contrapuestas de ambos conjuntos, un césped en deplorable estado y la mala actuación arbitral confluyeron en una aciaga tarde hasta desembocar en la injustificable acción del cafre de turno desde la grada. Con empate a uno en el marcador y a falta de un cuarto de hora para el final, un trozo de ladrillo impactó en el cuerpo del colegiado. Este se desplomó, tuvo que ser retirado en camilla y el partido fue suspendido. No se reanudaría nunca.

«Otra vez la violencia desatada; otra vez el gesto cobarde desde el anonimato; otra vez, nunca mejor expresada la agresión, la pedrada por la espalda. Un árbitro fuera de combate, un partido suspendido», arranca la crónica de ABC (edición de Sevilla).

Y prosigue: «El partido de esta tarde en El Plantío ha sido lamentable. Las cosas no fueron bien desde el principio. Una tarde muy desapacible, lloviendo de forma ininterrumpida, con un campo impracticable para el fútbol; luego, los nervios, los gestos feos por parte de ambos equipos, además de la carencia de autoridad del colegiado catalán Lorente hicieron que esta confrontación pase de forma lamentable a la historia del antideporte…».

Puñetazo y pelea

«Cuando mejor estaba jugando el equipo local se produjo el altercado que dio origen a la suspensión del partido. Era el minuto 31 cuando Sistiaga (centrocampista del Burgos) fue golpeado en un ojo por Sabaté (defensa del Betis). El público reclamó su expulsión y un objeto contundente —puede ser una piedra— se lanzó al campo, alcanzando al colegiado, y éste cayó al suelo y fue retirado en una camilla por la Cruz Roja. El juego se suspendió durante más de veinte minutos. Los jugadores de uno y otro bando protagonizaron un lamentable espectáculo, enzarzándose en discusiones y agresiones. Sabaté quiso golpear nuevamente a un burgalés. Primero el Betis se retiró del terreno de juego y el Burgos lo hizo cuando se cumplió el tiempo reglamentario».

«Hace un par de meses quisieron apuñalarlo en La Coruña. Cada vez que se va sufro y quisiera que abandonara el arbitraje»

Trinidad Pérez

Esposa del colegiado agredido

«El colegiado se negó a salir al campo para proseguir el partido, ya que —dijo— no se encontraba en condiciones como consecuencia de la agresión de que había sido objeto. Fue reconocido por los doctores Lorente y Villas, que certificaron no encontrar lesión alguna. La misma actitud adoptaron los liniers y el partido fue suspendido, como hemos indicado, faltando catorce minutos».

«Por decisión del gobernador civil, el colegiado pasó después a la clínica de la Cruz Roja, para que fuese reconocido por el médico titular de guardia. El presidente del Burgos solicitó la presencia de un notario, pero no pudo ser localizado, con el fin de que levantara acta de lo que los médicos certificaron de que el señor Lorente no presentaba lesión alguna que le impidiera continuar el partido».

«En la caseta arbitral había unas 50 personas, que no cesaban de amenazar y presionar al señor Lorente»

Federico Jiménez

Delegado del Betis

«Lo ocurrido esta tarde en El Plantío es toda una expresión de lo que no es deporte y las consecuencias que se derivan siempre de una actuación arbitral como la del catalán Lorente. No sabemos cuál serán las consecuencias de esta suspensión, faltando catorce minutos, pero la indignación en Burgos, a estas horas, es total. La falta absoluta de autoridad de un juez de fútbol ha estado a punto de provocar la alteración de orden público, incitada además por antideportivas actitudes de algunos jugadores…».

La versión burgalesa

Las actitudes periodísticas de algunos diarios también sugieren un análisis reflexivo que permita comprender el porqué de versiones y opiniones tan dispares. Así, el Diario de Burgos cargó las tintas, nunca mejor dicho, contra el árbitro agredido y contra Sabaté: «Teatral actuación del colegiado, que simulado lesión –que no existió- se retiró del campo y dio por terminado el encuentro. Una vil agresión de Sabaté a Sistiaga, seguida de una pedrada al árbitro, fueron las causas determinantes de la extraña y antirreglamentaria interrupción».

Sorprende la redacción de algunos párrafos y pies de foto en las páginas centrales del citado periódico castellano. Ejemplos: «Sabaté y Lorente son dos hombres que el domingo coincidieron en Burgos para erigirse en principales promotores y desencadenantes de un espectáculo penoso y deprimente que ha envuelto el nombre de nuestra ciudad en uno de los escándalos más sonoros que el fútbol español registra. Uno y otro actuaron como elementos principales y desencadenantes de unos incidentes cuya gravedad reclama una atención seria y no el simple expediente de resolver con sujeción al contenido de un acta redactada por un hombre que se mostró incapaz, desequilibrado y al final asustado de sus propios v múltiples errores inconcebibles en una persona asistida de un elemental poder de discernimiento».

«Si el Burgos tiene que responder de la acción de un exaltado, ¿qué responsabilidad habría que exigir a quienes han investido a este árbitro de máxima autoridad?»

Diario de Burgos

(8 de enero de 1974)

«La actuación de Sabaté, esmaltada de agresiones graves, no nos sorprende nada. La historia de este jugador se encuentra tejida de violencias de todo orden puestas de manifiesto a través de cuantos equipos ha Pasado ¿A qué espera la Federación para hacer desaparecer de los terrenos que se consideran deportivos a individuos que exhiben esta ejecutoria?... La gravedad de lo acontecido reclama y exige la apertura de una investigación a fondo. Sabaté y Lorente —dos nombres para la crónica negra del fútbol español— estuvieron a punto de provocar una muy sensible alteración del orden público».

«Tan teatral como había montado el espectáculo de la agresión, Lorente quiso también seguir la comedia hasta el fin y permitió que salieran los socorristas de la Cruz Roja y salir en camilla, escoltado por los jueces de línea. He aquí, el «paseíllo» hacia las casetas»; «ópera bufa, tragicomedia, reacción del miedo... Pero todo ello envuelto en un aire de gran escándalo, que a escala nacional —y agrandado por la distancia— ha adquirido mayores dimensiones de lo que realmente fue. Sí, porque todo se redujo —tras la pedrada, sin consecuencias físicas, afortunadamente— a una 'espantada' que no la hubiera mejorado 'El Gallo'. O Curro Romero, por poner un ejemplo más actual».

«Tal vez el presidente del Colegio de árbitros justifique su silencio en sus lamentables afirmaciones de que 'no puede hablarse de violencia en nuestro fútbol mientras no existan piernas rotas'»

El Mundo Deportivo

(9 de enero de 1974)

«El tal Lorente, antes de tirarse al suelo, giró en redondo para ver qué le había rozado o alcanzado. Al advertir que se trataba de un objeto contundente, optó por tirarse al suelo y organizar su grotesca representación. ¡Qué actor se ha perdido el teatro! ¡Y qué mal árbitro se ha encontrado el fútbol! Si el Burgos tiene que responder de la acción de un exaltado, ¿qué responsabilidad habría que exigir a quienes han investido a este Lorente de máxima autoridad?».

«Una caza lamentable»

A más de 600 kilómetros de distancia, en su tierra, el árbitro ilerdense Antonio Lorente Valera tuvo en 'El Mundo Deportivo', medio de comunicación catalán, su más ferviente defensor. La principal noticia de portada del periódico deportivo editado en Barcelona el 9 de enero de 1974 lleva un titular contundente: «Un ladrillo que golpea a todo el fútbol». Y el texto que acompaña a la foto del colegiado tendido sobre el césped burgalés es igualmente rotundo: «Los incidentes del partido Burgos-Betis son el tema de discusión del día. En la capital castellana acusan al árbitro de ineptitud. El delegado bético lo defiende y el propio interesado no quiere hablar. Pero al margen de que el señor Lorente no estuviera afortunado en su actuación, lo cierto es que cualquier deportista tiene que detestar el empleo de la violencia. El ladrillo que golpeó al señor Lorente ha golpeado también a todo el fútbol español. Esta escena, lamentable y deprimente, no tiene defensa posible».

En la página 2, el tono de la denuncia es aún más elevado: «Una caza lamentable: Los incidentes ocurridos en el partido Burgos-Betis constituyen un baldón para nuestro fútbol. Inexplicablemente, encerrándose en un mutismo dictado por la ineficaz burocracia, ni el árbitro del encuentro ni su Colegio Nacional quieren dar una explicación de lo sucedido».

«Tal vez el presidente del Colegio, señor Rodríguez Barroso, justifique su silencio en sus lamentables afirmaciones de que 'no puede hablarse de violencia en nuestro fútbol mientras no existan piernas rotas'. Así es que el que descalabren a uno de sus compañeros, sin fracturas graves, no puede tener demasiada importancia. Para nosotros sí la tiene. No puede tolerarse un espectáculo tan antideportivo como el de El Plantío. Siempre hemos dicho y seguiremos diciendo que, a despecho de sus errores, el árbitro tiene que ser el hombre más respetado del terreno. De lo contrario, desaparece el sentido de la autoridad y con él la corrección, por no decir la civilización».

«Admitido que el público burgalés pudiera sentirse insatisfecho, incluso indignado, con la actuación del señor Lorente. Pero de ahí a que fuere víctima de una alevosa agresión y casi de una caza despiadada, media un abismo. El mismo que existe entre la cordura y el fanatismo feroz. El que se jueguen o no se jueguen los minutos pendientes del choque, el que se dé o no por válido el resultado de empate a uno es cosa relativamente interesante. Le que preocupa de verdad es esa escalada apasionada hacia la violencia… Hay que acabar con cualquier tipo de caza en los Estadios. Y aunque el presidente del Colegio Nacional de Árbitros cierre los ojos a acciones lamentables, no por ello debemos cerrarlos todos. Hay cosas que necesitan la guillotina rápida».

Prohibido hablar

En un amplio despliegue sobre el asunto, en la siguiente página 'El Mundo Deportivo' reproduce unas breves declaraciones del árbitro agredido y de su mujer, localizados en el municipio barcelonés de Calella donde vivían: «'Lo siento. Me gustaría ser más explícito pero he recibido órdenes concretas de mi presidente para no hablar'. —¿Puede decirnos lo que escribió en el acta? —'Mucho podría hablar al respecto, pero repito que no puedo'. —¿Qué le arrojaron desde las gradas? —'Un ladrillo. Pero no diré nada más'. El señor Lorente está casado y tiene cuatro hijos. Su esposa, doña Trinidad Pérez, nos manifestó: —'Mi marido se encuentra restablecido Tiene aún la espalda muy hinchada pero afortunadamente nada grave'. —¿Sufrió mucho el domingo? —'Imagínese cuando dijeron que mi marido había sido retirado en camilla del campo. No sabía qué hacer. Sólo a las diez y media de la noche pude hablar telefónicamente con él'. —Hace un par de meses al señor Lorente quisieron apuñalarlo en La Coruña... —'Es verdad. La noticia me la dio él mismo al llegar a casa. Cada vez que se va sufro y quisiera que abandonara la profesión'».

Por último, el diario catalán también reseña las manifestaciones de Federico Jiménez, delegado del Betis: «El árbitro cumplió perfectamente con lo estipulado en el Reglamento. Fue objeto de una agresión, el ambiente estaba muy caldeado y no era posible seguir dirigiendo aquel partido. El colegiado presentaba un considerable hematoma en la espalda, que yo mismo pude apreciar, aunque con dificultad, porque hubo momentos que en la caseta arbitral se encontraban unas cincuenta personas, que no cesaban de amenazar y presionar sobre el señor Lorente. Al árbitro le trataron muy mal e hizo lo único que podía, capear el temporal y suspender el encuentro. También hubo invasión de campo por parte del público, aunque personalmente no pueda afirmarlo, ya que en aquellos momentos acompañaba al señor Lorente a su vestuario para interesarme por su estado».

«Estamos convencidos de que el empate es el resultado definitivo. El público burgalés estaba preocupado porque su equipo ha pasado de Primera División a ser uno de los colistas de Segunda y por ello concedieron al encuentro una importancia desmesurada. No existía animadversión contra nuestros jugadores, puesto que le hubiere su cedido algo semejante a cualquier otro equipo que hubiera puntuado el domingo en aquel terreno. Entonces le cargaron las culpas el árbitro quien, a mi modo de ver, realizó un arbitraje técnicamente perfecto. El Betis, asimismo, se empleó con su habitual ardor y deportividad, cosa que tampoco quisieron ver en algunos instantes los aficionados locales».

Sanciones polémicas

El 9 de enero, el Comité de Competición hizo públicas las correspondientes sanciones: dos meses de inhabilitación a José Luis Preciado Santamaría, presidente del Burgos «por actitud desconsiderada hacia el árbitro en el recinto de los vestuarios»; un mes al delegado del conjunto castellano, señor Lapresa Pastor, «por incumplimiento de sus obligaciones»; «apercibir a dicho club con la clausura de su terreno de juego si se reiteran hechos de análoga naturaleza»; y «dar por finalizado el encuentro Burgos-Betis, con el resultado técnico existente en el momento de la suspensión». Como suele suceder, hace medio siglo y ahora, esas resoluciones no contentaron a nadie.

«Se han reído de nosotros. Esa es la triste realidad -manifestó el presidente del Burgos-. No se ha atendido ni a una sola de las pruebas documentales a portadas teclas y que pudieran actuar a nuestro favor. Todo esto se ha ignorado y solamente se han considerado las que iban en contra nuestra. Me han molestado enormemente los castigos impuestos. Se ha procedido con injusticia en muchos aspectos y sobre todo, se ha fallado unilateral y parcialmente, olvidándose de los principales actores del incidente, el jugador bético Sabaté y el árbitro, Sr. Lorente. Sin embargo, de manera especial me molesta por lo que el nombre de Burgos y del Burgos haya podido padecer a causa de este desdichado asunto».

Así lo vio, en cambio, ABC de Sevilla: «Paños calientes: no se clausura el campo de fútbol burgalés… Sí, paños calientes. Amonestación y amenaza de clausura, que es como amagar y no dar, como meter la cabeza bajo el ala, renunciando a la imposición de un castigo ejemplarizante. Como ha comentado 'El Mundo Deportivo', de Barcelona, el ladrillo que golpeó al árbitro catalán, ha golpeado también a todo el fútbol español. 'Marca', desde su tercera página, evidenciaba su repulsa 'porque parece que se ha atravesado ya la frontera que separa el fútbol —y, por supuesto, el deporte— de la agresión, del asalto criminal y de la guerra...'. Seguimos empeñados en seguir un camino torcido y viciado, sin intentar —¿por qué el miedo?— partir de cero para conseguir conformarnos ideas sobre un fútbol menos tortuoso que este de nuestras penas. Ante hechos como el sucedido en El Plantío toda la afición española coincide en la necesidad de la imposición de penas que destierren definitivamente el salvajismo de nuestros estadios».

«¿Por dónde empezar ahora, sobre qué campo de Tercera División descargará ahora el Comité su rigor extremado?, ¿qué habrá de ocurrir en ese campo para que se vaya terminantemente a su clausura? Lo de Burgos ha sido muy grave. Y semejante gravedad, estimo, posee la manifiesta debilidad del Comité de Competición al juzgar un caso que ha conmocionado a todos los aficionados españoles. Estos hubieren secundado el rigor del Comité. Este aguardará a que algo semejante ocurra en el campo mal guardado de un modesto equipo de Tercera para que éste pague el pato. Al tiempo».

Cuatro meses y medio más tarde de aquello, el Betis se proclamó campeón de la Liga de Segunda 1973-74 y ascendió a Primera (le acompañaron el Hércules y el Salamanca). El Burgos terminó 16º. Eludió el descenso directo, pero tuvo que jugar una eliminatoria de promoción para no bajar. Lo hizo ante el Eibar y el club castellano logró mantenerse en la categoría de plata del fútbol español.

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