De Huijsen a Assane Diao: el baile de banderas en la selección

En el deporte rey hace tiempo que los futbolistas dejaron de expresar sentimiento de pertenencia al elegir su selección. Desde su libertad, la mayor parte lo hacen por su conveniencia, por las opciones que se le abren para jugar o no, llegar a grandes campeonatos o no.

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José Carlos Carabias

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Como la mayoría de sus competidoras al más alto nivel, la selección española está repleta de profesionales que nacieron en un país y defienden otra camiseta. Huijsen es el último episodio. Nacido en la capital de los Países Bajos, Amsterdam, el azar quiso que su debut con España se produjese ante sus compatriotas, quienes lo abroncaron con pertinaz insistencia durante todo el partido de cuartos de final de la Liga de Naciones (2-2).

«Me esperaba los pitos, esto es el fútbol. Soy de Málaga y no tengo miedo a nada -declaró el central después del encuentro en el estadio del Feyenoord-. Para mí es un sueño poder debutar, estoy encantado. Es un orgullo poder jugar para este equipo y para mi país», se reafirmó.

Este trasvase o libre elección se trata de una tendencia al alza que se reflejó en datos en los dos últimos Mundiales. En Rusia 2018 hubo 82 casos y en Qatar 2022 la cifra se elevó a 132. Es previsible que en el próximo campeonato, 2026 en México, Estados Unidos y Canadá, la cantidad siga en aumento.

Esta libertad de circulación se transformó en el reglamento de la FIFA por un caso que implicó a la selección española con Vicente del Bosque. En 2014 hizo debutar a Munir, y luego nunca más lo llamó por su falta de progresión. El jugador hizo lo posible por ser convocado con Marruecos y después de recurrir al Tribunal de Arbitraje del Deporte (TAS), la FIFA cambió las reglas.

Desde 2020 los futbolistas pueden elegir el país al que representarán. Pueden incluso haber vestido las camisetas de dos selecciones. Y para poder optar a estas reglas de elegibilidad deben cumplir unos requisitos: no haber jugado más de tres partidos con la absoluta antes de cumplir 21 años; haber participado con la primera selección tres años antes; no haber representado a la selección en un Mundial; y uno de los padres o abuelos biológicos deben haber nacido en el territorio de la federación.

Y así llegamos a los casos concretos. Futbolistas nacidos en el extranjero que han decidido jugar con la selección española. Y otros que, nativos de España, se decantaron por otras federaciones. Brahím Díaz, el delantero del Madrid, optó por Marruecos al entender que Luis de la Fuente no le garantizaba su presencia en las convocatorias y en la última Eurocopa. Achraf Hakimi, la estrella del PSG, nació en Getafe y también juega con Marruecos: «Soy árabe, en mi casa siempre hemos hablado árabe, mi madre cocina comida marroquí y yo soy mulsulmán practicante».

Marruecos, por proximidad, es uno de los mayores puntos de abastecimiento de los nacidos en España. Maroan Sannadi, delantero del Athletic conocido como el 'elefante africano', nació en Vitoria y se ha marchado a Marruecos. Lo mismo hizo Iñaki Williams, probablemente por falta de oportunidades, eligió el país de sus padres, Ghana, mientras su hermano Nico es una de las estrellas de España.

Assane Diao nació en Senegal, pero con tres años emigró a Badajoz. Provisto de la doble nacionalidad, el exjugador del Betis ahora en el Como, se ha vinculado a su país de origen, Senegal. Nico Paz, hijo del exfutbolista argentino Pablo Paz, vino al mundo en Tenerife y en su progresión ha debutado con el Real Madrid (noviembre de 2023), pero se ha decantado por la nación de sus padres. Juega para Argentina, la campeona del mundo. Y lo mismo Alejandro Garnacho (Manchester United), natural de Madrid, atacante para la selección de Scaloni.

Luis de la Fuente también se nutre de esta mezcla de intereses privados, intercambios culturales y ofertas de trabajo. A Dani Olmo le ofrecieron nacionalizarse croata para jugar un día con la selección del país al que emigró al salir del Barcelona. El mediapunta decidió esperar su oportunidad con España y ha salido ganando.

Robin Le Normand no tenía sitio en la defensa de Francia y, nativo de Pabu en la Bretaña gala, se alistó con la selección española después de cumplir los requisitos FIFA y su periplo en la Real Sociedad. Mismo caso que Aymeric Laporte, ausente en la última convocatoria, pero que volverá al equipo.

A Lamine Yamal lo sedujeron en la Federación y los técnicos porque podía elegir Marruecos, la nación de sus padres y antepasados. Samu Agheghowa nació en el centro de acogida de Melilla, su madre migrante desde Nigeria, y su opción ha sido la selección española. Nunca ha visitado el país de su familia.

El delantero Matías Fernández-Pardo es una mezcla de culturas. De padre español y madre siciliana, él nació en Bruselas (Bélgica) y juega en Lille (Francia). Todo en uno. El jugador, que fue citado en la última convocatoria de la sub 21 por Santi Denia, le ha dado el sí a los seleccionadores españoles. Como Eliezer Mayenda, goleador del Sunderland, nacido en Zaragoza, criado en Francia y de padres africanos. Y pueden ser, si llegan a la absoluta, el último caso. Y pueden ser, si llega a la absoluta, el último caso.

Este recuadro le corresponde a Dean Huijsen. Hijo de Donny Huijsen, exdelantero que compartió vida en el Ajax con Kluivert y Seedorf, nació en Amsterdam, pero se trasladó con la familia a Marbella a los cinco años. Después de pasar por el Málaga, La Juventus y la Roma, el espigado central (1,98) despunta en el Bournemouth que entrena el español Iraola. «No cabe duda que tiene un gran futuro», dijo resignado el jueves Ronaldo Koeman, seleccionador de Holanda, quien lo había seguido en distintas convocatorias con los Países Bajos en categorías inferiores.