El Madrid de Mourinho ya convence

Los elogios al partido que el Real Madrid completó ayer ante el Deportivo de la Coruña en el Bernabéu son hoy denominador común de la prensa deportiva y generalista española. A los blancos le llueven los cumplidos desde prácticamente todos los foros después de que ayer recuperaran su olfato goleador y endosaran a los gallegos un resultado más propio del tenis que del fútbol. Antes de comenzar el encuentro en Chamartín, el sentimiento generalizado era que los de Mourinho no jugaban a nada. Sin embargo, después de noventa minutos de exhibición (a la que contribuyó el bajo nivel demostrado por los deportivistas) ya se habla del inicio de «algo», de un «cambio de tendencia» por el que Mourinho estaría cada vez más cerca de dar con la tecla. Lo cierto es que ya antes del choque con los de Lotina los números del Madrid eran claros: 13 partidos disputados entre amistosos de pretemporada, Liga y «Champions», sin conocer la derrota, con un saldo de 9 victorias y 4 empates. La única asignatura pendiente de los madridistas eran los goles marcados , pues si bien en estos trece partidos habían sumado 21, en los seis encuentros oficiales sólo había logrado 9. Sin embargo, con los seis de ayer, tantos como llevaba en los cinco anteriores partidos de Liga, también en este capítulo comienza a destacar el conjunto de Mourinho. Ahora, teniendo en cuenta sólo los partidos oficiales, el equipo blanco cuenta con 15 goles en ocho partidos, de lo que resulta una media de 1,87 goles por encuentro, más cercana a lo normal en un equipo con el potencial ofensivo del Madrid. Pero ante todo, en lo que sigue destacando por encima de cualquier rival en lo que va de temporada es en la cantidad de goles encajados. En los ocho partidos oficiales que ha disputado tan sólo ha recibido 2 tantos . Uno en la victoria por 1-2 ante la Real Sociedad, y otro en el partido de ayer ante el Deportivo. Parece claro que si el técnico portugués y los suyos mantienen estos números y rompen por fin a marcar goles... serán muy difíciles de superar para cualquier rival. Y para esto vino Mourinho, ¿no?