Es fútbol y es femenino
A Vilda no le importa el tamaño
«El puesto de portera es el que menos ha evolucionado en los últimos años. No se acaba de rematar bien el tema»
Guardametas, el puesto subdesarrollado
La Federación veta a ABC
Resultados y clasificaciones

El partido de octavos de final que enfrentaba a Inglaterra frente a Nigeria se resolvió en la tanda de penaltis. El penalti pateado por Chloe Kelly fue más fuerte que cualquiera penal cobrado en la pasada temporada de la Premier League. La velocidad del ... disparo fue de 111 km/h. Y, automáticamente, se abrió por enésima vez el debate de si el fútbol femenino sería más atractivo con un cambio de reglas. En otros deportes como el baloncesto, se utiliza una pelota más pequeña; en el voleibol femenino, la red es más corta. Lo mismo sucede con las vallas de las mujeres en los Juegos Olímpicos. La madre de todas las polémicas en este aspecto en el fútbol femenino es la estatura de las porteras y de las porterías.
En la última Eurocopa disputada el pasado verano en Inglaterra, las porteras medían 1,75 metros de media. En España, la altura media de las mujeres es de 1,62 metros, según el portal digital Datos Mundiales. La media 1,69 de las guardametas españolas que compiten en la Liga F supera en siete centímetros la media nacional.
La cuestión física es aquí una barrera de entrada. Pero para eso hay soluciones. La primera, acometer los entrenamientos de otra manera. Hay que incidir en la agilidad, en el trabajo de fuerza y en el 'timming' de salto. ¿Acaso porteros como Ablanedo (1,77), Buyo (1,79 cms) o Arconada (1,78) no fueron referentes y excelentes porteros?
El puesto de portera es el que menos ha evolucionado en los últimos años. No hay un trabajo desde la base con las jugadoras, no hay una metodología de entreno concreta para ellas. Es cierto que hay entrenadores de porteras, claro. Pero no se acaba de rematar bien el tema. La excusa es, sencillamente que «son bajitas». Y lo cierto es que lo son, pero también es absolutamente cierto que cuesta mucho encontrar profesionales que tengan la formación adecuada para trabajar en edades tempranas y corregir fundamentos clave para los guardametas como el agarre del balón, el dominio con los pies, la colocación, los desplazamientos, estiradas, caídas, salidas por arriba o por abajo, los pases con mano o pie, la lectura de juego, la estrategia….
Por si esto fuera poco, en la figura de las porteras y porteros, recae muchas veces el peso del resultado. Necesitan reforzar su autoconfianza, ser capaces de influenciar en el juego del equipo, ordenando y mandando desde la defensa, gestionar el estrés y la agresividad, para no perder la calma tras un fallo. Además, es necesario trabajar tanto en la toma de decisiones ante situaciones diferentes como en las transiciones en el área de juego.
El ejemplo lo tenemos en la selección española. Jorge Vilda no ha tenido en cuenta la estatura de Cata Coll para ponerla de titular en la selección española. La valentía, la competitividad y la fuerza mental de la mallorquina, unido a unas condiciones técnico-tácticas sobresalientes, han sido sin duda lo que ha impulsado a Jorge a tomar la decisión.
Suelen ser todas esas carencias en la formación, lo que explica principalmente la irregularidad de las porteras. Muchas veces, el aficionado al fútbol no acaba de engancharse al femenino precisamente por eso, porque resulta menos emocionante que casi todo lo que llegue por alto sea gol, o que cuando hay un tiro a portería pueda pasar cualquier cosa. Lo vimos justamente ayer, en el partido de cuartos Inglaterra-Colombia. La portera colombiana Catalina Pérez cometió uno de estos errores y facilitó que Inglaterra empatara el gol de ventaja que llevaba Colombia y se metiera de nuevo en el partido, para finalmente ganarlo.
A los que opinan que hay que bajar la altura de las porterías, les responderé con cuestiones que, aparentemente, nada tienen que ver. No sé si muchos de ustedes saben que, en la mayoría de los clubes, los equipos femeninos tienen los peores horarios, los peores campos, los formadores con menos preparación…
Afortunadamente eso empieza a cambiar, pero aún queda mucho trabajo por hacer, por apoyar y divulgar. Si a esta situación tuviéramos que añadir el cambio en el tamaño de las porterías, estaríamos dando un claro paso atrás en el crecimiento y desarrollo de este apasionante deporte. Y no porque no fuera necesario, que eso como todo es discutible, sino porque, siendo sinceros, ningún club ni institución estaría dispuesto a hacerlo. Sigamos entonces remando a favor para que todas las niñas y mujeres que han decidido jugar al fútbol, sea de la forma que sea, tengan iguales condiciones que sus compañeros hombres y no partan, como hasta ahora ha sucedido, en clara desventaja.
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