Es fútbol y es femenino
La minicopa: polémica, excusas y agravios en la enésima conquista del Barcelona
No funcionó el VAR, Florentino no quiso ver en directo otro baño y los derrotados se dejaron llevar por un pataleo surrealista en un torneo que también mira a Arabia
Entrevista con Ivana Andrés

Ni clásico, ni súper. Casi ni rivalidad. Solo vergüenza y polémica. Esta vez fueron cincos los goles endosados por el Barcelona al Real Madrid en la final de la llamada Supercopa, con el alarmante dato añadido del ataque madridista, que tan sólo tiró ... una vez a portería. Abismal diferencia que pone sobre la mesa de nuevo unas cuantas cuestiones que no parecen tener solución. Y Florentino Pérez directamente no lo quiso ver ni padecer, evidenciando la atención que le presta a la sección femenina de su club de fútbol. A Rafael Louzán, como en su día a Rocha, los impoderables oportunamente le impidieron también acudir al palco de una competición que organiza.
En la primera semifinal se enfrentaron el Barça y el Atlético de Madrid. El tan aclamado veredicto del VAR, tan frecuentemente pedido en el fútbol femenino, no funcionó hasta el minuto 70 (por supuesto fallo técnico). Qué casualidad. Aunque el agravio derivó en unas declaraciones asombrosas de Víctor Martín, todavía entrenador de las atléticas: «Nos condicionó, estábamos focalizadas en que tendríamos VAR, centradas en situaciones de área a las que quizá sin VAR no prestamos tanta atención». Burdas excusas de un técnico cuyo equipo no funciona bajo su gobierno y que quizá no recuerde un partido Canillas (todavía no éramos Tacón)-Madrid CFF (del que Martín era coordinador de cantera), en la temporada 2015-2016. El encuentro respiraba la máxima rivalidad. El árbitro se presentó sólo con un juez de línea y así se jugó el partido, sin que nadie se quejara.
Tras la segunda semifinal entre el Real Madrid y la Real Sociedad, también hubo pataleo. Esta vez de Alberto Toril, que se postuló a entrar en Real Madrid Televisión por la diferencia de descanso que tendría su rival en la final: «El Barcelona elige cuándo entrena. Nosotras, no. A ver, si nosotras, alguna vez, podemos llegar en mejores condiciones que ellas. Si miráis la hemeroteca y os vais dos o tres años atrás, de todos los partidos que he vivido, el 70% o el 80% siempre jugamos en peores condiciones. Me gustaría jugar en buenas condiciones o al menos iguales». Si no estaba de acuerdo, bastaba con habérselo hecho saber a las durmientes gestoras de la sección. Prefirió poner una venda para tapar la herida que se avecinaba: una humillación de cinco goles tras los que dijo haber detectado cosas positivas en su equipo con las que quedarse. Pero hoy por hoy, de Real Madrid el cuadro que dirige solo tiene el nombre y el envoltorio.
Así que la Supercopa, que tuvo buenas audiencias y un campo de Leganés casi lleno en la final, también una notable actuación de las árbitras y una exhibición del mejor equipo del mundo con su presidente Laporta celebrando sobre el campo, se volvió a quedar en Minicopa. El decepcionante torneo que pretenden llevarse a Arabia Saudí. Será por dinero.
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