El segundo palo
La mujer del César parece Cruella
«Quien más y quien menos se malicia que el mayor escándalo de la historia del deporte español acabe con una reprimenda, los azotitos de rigor y 10.536 euros de multa»
El Barça y los árbitros, una historia que comienza en 2003
De que en Barcelona viven en Narnia y cuando cruzan por la puerta del armario acceden a un mundo paralelo en el que habitan faunos, náyades y dríades habla bien a las claras el hecho de que hubiera que esperar hasta la decimoséptima pregunta ... de la rueda de prensa para conocer la primera reacción de Xavi, quien por cierto dio una larga cambiada, acerca del affaire Enriquez Negreira o, por ejemplo, la infantiloide salida de pata de banco del presidente del club, defendida con uñas y dientes por sus propagandistas, de que la información se había publicado porque el equipo ha conquistado el más irrelevante de los títulos y es líder de la Liga con ocho puntos de ventaja.
Es como si uno de los clubes europeos históricos estuviera presidido por otro Peter Pan que se abraza a maniquís y, cuando pintan bastos, decide echarle la culpa al imaginario Capitán Garfio, ya sesentón y con artritis. Estamos a medio minuto de que, al fondo, aparezcan en fila de a uno el Real Madrid,Franco y el Estado español como responsables del carnaval, ya lo verán.
Siempre me llamó mucho la atención que Alfons Godall hablara en La Sexta a calzón quitado del saldo arbitral favorable y no pasara nada. También que Lluis Bassat contara su calvario personal por el inframundo del fútbol y desvelara una conversación con alguien que le espetó que él nunca podría ser presidente porque no sabía comprar árbitros y nadie le llamara a capítulo para saber cómo, dónde y por qué.
Quien más y quien menos, y con esos antecedentes de inquietante impasibilidad, se malicia que el mayor escándalo de la historia del deporte español acabe con una reprimenda, los azotitos de rigor y diez mil quinientos treinta y seis euros de multa.
No es quien lo cuenta el que arrastra por los suelos el prestigio del Barça sino aquel que pagó auténticas millonadas a un vicepresidente de los árbitros en activo por ser neutral. El concepto, y eso nadie podrá negarlo, es cínicamente genial, de un desparpajo que asusta.
Si Tebas no quiere que veamos el fútbol español como quien se pone delante del televisor para ver un combate entre Rey Mysterio y Triple H, la Liga deberá actuar y meter el bisturí hasta el fondo. De lo contrario todo se irá al garete si es que no se fue ya. Porque, y esto que no salga de aquí por favor, la mujer del César acaba de levantarse de resaca y parece Cruella.
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