CROMOS DE NIETO / HISTORIAS DE LIGA
Julen Guerrero, león fiel
Hacía que la Ría de Nervión subiera cada vez que miraba hacia portería con el 'Ay' de las madres vizcaínas
Cristiano, lloro del héroe
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Julen Guerrero fue el Brad Pitt de España, cuando España llevaba la pena negra futbolística en la 'Jules Rimet' y cuando el antiguo San Mamés y aquel Athletic. Nacido en Portugalete, pelirrojo fue excelente media punta e hizo de las faltas un gol ... seguro en aquellos domingos en que Bilbao se paraba, con un público de felices chapelas.
Se le recuerda poco y borroso a quien vistió las carpetas de las quinceañeras que veían en él un romance platónico. Ahora que se acerca el derbi de las Vascongadas, hay que decir que fue el anverso de Julio Salinas, que con su 'pataje' parecía venir de una maldición gitana y fallando a puerta vacía en el último segundo.
Con Julen Guerrero, entrenador y periodista titulado, se hace bueno el dicho de que Lezama forja a sus hombres y no los desgasta. Hay que recordarlo en el Mundial del 94, con Javier Clemente pegando voces por las Américas, o recibiendo del Cholo Simeone unos tacos que se le quedaron clavados en el alma, cuando el Cholo no era el dandi madrileño que es hoy, como dandi fue y es Julen Guerrero.
Sabía Guerrero leer el fútbol, y siempre mostró y muestra humildad. Los 'millenials' no lo recuerdan, pero el de Portugalete hacía que la Ría de Nervión subiera cada vez que miraba hacia portería con el 'Ay' de las madres vizcaínas. Le dio a su Athletic del alma un subcampeonato liguero en la decadencia del mito. Su churumbel es clavado a él y no es mal pelotero. El Madrid le tentó, pero él es fiel a su catedral, a su «templo», como le dijo al arriba firmante y le dio 'nones' a Mendoza/Valdano en el 95.
Fue víctima de Luis Fernández, francés de Tarifa y sus 'ventoleras' que le metieron, al pobre chico, en la tristeza y en ese domingo sin luz que es el banquillo. Después de que lo cesaran como entrenador del Amorebieta, anda atento al teléfono por si le llaman de un tercera o para sentirse fútbol. España parece no tratar bien a quienes un día fueron leyenda. Como periodista, entre tanto, puede ir escribiendo sus memorias y dar un guantazo sin manos a muchos.
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