ESBOZOS Y RASGUÑOS

De repente, Kubo

Su talento, desde luego, no cae a cuentagotas. Este domingo hizo que diluviara por momentos en el Bernabéu. Ni la cubierta retráctil parecía detener el chaparrón, tal vez porque caía desde dentro

El centrocampista japonés de la Real Sociedad Take Kubo RODRIGO JIMÉNEZ (efe)

Take Kubo es elegante jugando como un trazo de caligrafía japonesa. Con apenas un par de pinceladas transmite y define algún tipo de sentimiento muy profundo en el que siempre habías pensado pero para el que explicarlo normalmente necesitarías tres párrafos de desarrollo. Un par ... de toques sucintos le sobran y le bastan para desbordar, pasar o chutar siempre con la peor de las intenciones posibles. Su primera parte en el Bernabéu fue todo un despliegue de fundamentos. A Fran García lo volvió loco por momentos. El lateral al menos pudo recomponerse en la segunda parte, toda una demostración de carácter, con dos buenas asistencias de gol.

Kubo es rápido, habilidoso y muy imaginativo. Un futbolista divertido de ver. Distinto, no de piscifactoría. Más allá de lo exótico de su procedencia, su fútbol resulta muy cercano y hasta reconocible (impresiona ver la influencia de Messi en toda una generación de jugadores que han crecido viendo e imitando sus movimientos). Hace que todo lo difícil parezca fácil.

Uno de mis detalles favoritos de Kubo durante su exhibición en el Bernabéu confieso que fue verle celebrando sus asistencias y goles (anulados o no) sin ningún tipo de complejo. Nunca he soportado ese teatro de no celebrar frente a antiguos equipos. Pura impostura. A mí dame siempre jugadores con carácter, de los que se quitarían la camiseta enajenados tras marcar durante un partidillo en la primera comunión de su hijo frente a toda la familia. Eso de pedir perdón a la afición rival con las manitas en modo emoji-plegaria, poniendo cara de haber recibido en el descanso un telegrama anunciando el fallecimiento de tu abuela, me resulta un poco cargante. Es muy de jugadores que siempre andan a vueltas con algún ex que no logran olvidar, como Ceballos con el Betis, que pareciera que todavía le paga parte de su ficha.

Kubo, hoy por hoy, es jugador de la Real Sociedad a todos los efectos. Y así lo demuestra. El Madrid pudo recuperarlo este verano por muy poco en una temporada en la que tampoco es que parezca sobrado de imaginación e ideas en ataque. Prefirió no hacerlo. Entre Kubo y el espectro de Mbappé tengo claro con quién me quedaría antes. Pero sus cálculos harían. O Ancelotti tal vez lo decidiera así. Tan respetable como sorprendente. Como también lo es la poca confianza depositada en Brahim hasta el momento, que este domingo volvió a aprovechar sus escasos minutos.

Dijo Kubo el otro día en la radio que su palabra favorita aprendida en San Sebastián era 'txirimiri'. Su talento, desde luego, no cae a cuentagotas. Este domingo hizo que diluviara por momentos en el Bernabéu. Ni la cubierta retráctil parecía detener el chaparrón. Tal vez porque caía desde dentro.

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