El Barça desenchufa Cornellá

Cataluña vuelve a presumir de derbi, convencido este Español con casa propia a la orilla del Llobregat de que es capaz de mantener un pulso de la forma más digna con el enriquecido vecino azulgrana. Hay ambiente, la certeza de que en Barcelona también se piensa en blanquiazul y dos equipos marca de la casa, alimentada la rivalidad desde que empiezan a dar patadas al balón en las categorías preescolares.

Exprimida la cantera al máximo en ambos casos , el Español quiso ser grande anoche y en cierto modo lo fue en el planteamiento, tan generoso Pochettino en su idea para justificar que está en zona Champions por méritos propios como suicida por lo avanzada de su defensa. Le salió caro ese alarde y el Español, que lo había ganado todo en su estadio, un siete de siete innegociable con una eficiencia rotunda, entendió que faltaba por acercarse a su estadio el Barcelona. Cornellá-El Prat se desenchufó a la media hora con el visitante más letal.

Camino del vestuario, momento para el bocadillo después de los primeros 45 minutos, los jugadores del Español no tenían muy claro hacia dónde mirar. Alguno apuntó al árbitro por inercia, aparentemente correcto en las decisiones de los tantos de Pedrito y Xavi, y otros nublaban su vista en busca de una respuesta. No jugó tan mal como para ir 0-2 abajo y la máquina del Barcelona tampoco funcionó a pleno rendimiento.

He aquí la grandeza del equipo de Guardiola, cuya autoridad acompleja a cualquiera. Poco después de que Messi expusiera su lado humano al fallar algo que no acostumbra a errar, emergió la ya figura universal de Pedro, tan profundo como de costumbre. Participó en los dos goles del primer acto, el inaugural suyo y el segundo de Xavi después de un rondo colectivo notable , y el Barcelona enmudeció por momentos las 40.000 gargantas que en la víspera soñaron con algo más. Pronto recuperaron la energía, tan agitada la grada como agradecida a Andrés Iniesta por acordarse del ausente Dani Jarque en su gol celestial de Johannesburgo. El derbi tenía de todo.

Empeñado en reinventar el fútbol , volvió a pedir turno Pedro en los momentos de tanteo de la reanudación, sin dueño un partido que parecía visto para sentencia. El canario está en todas y rescató un rechace de Kameni a disparo de Messi para ganarse el aplauso de todos, corajudo como Osvaldo en el inmediato intento baldío para resucitar a los blanquiazules.

No hubo reacción pese al buen gol del argentino porque el Barcelona no concede ni un respiro. El cuarto, de David Villa, llegó precedido por una posición antirreglamentaria de Messi (dos asistencias), pero no oculta la verdad de esta Liga. Bailó hasta el final como quiso y confirmó su ambición con la rúbrica, de nuevo, de Villa. Una manita más, y ya van unas cuantas. El socio blanquiazul, minimizado hasta el extremo, se fue cabizbajo, aceptada la magnitud del que ellos consideran el enemigo. El Barça es demasiado.