LOS CROMOS DE NIETO / HISTORIAS DE EUROCOPA
Cristiano, lloro del héroe
Una entrada en la primera parte de la final de la Euro 2016 le robó algo de gloria del primer título de su Portugal
El Niño del Prater
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Cristiano Ronaldo, en la Euro del 2016 en Francia, era la plenitud. Era el duende, la fibra. Estaba el de Madeira en el cénit, y el orbe no tenía más sentido que quedar una centésima por encima de Messi.
Ocho ... años después, nosotros no somos los de entonces. Ni el Cristiano de hoy mantiene, obvio, el fulgor de antaño. Cierto es que todo cometa, igualmente, mantiene un polvo de estrellas capaz de obrar milagros.
Cristiano Ronaldo se presentó, pues, como siempre en Francia: exhalando competitividad por cada poro. Más aún con su Portugal, selección que ni en la gloriosa época de Eusebio y de los talentos de las antiguas colonias, consiguió más que una certeza de la gloria que pudo ser y no fue.
Resultó un torneo raro, en el que selecciones como Islandia o Gales llegaron donde nunca imaginaron ni en los sueños más húmedos y periféricos del fútbol. Pero también llegaron los lusos. Y llegaron con un Cristiano que no iba a perdonar el homenaje a su bandera.
Ahí, en el cénit, en la finalísima, fue cuando CR7 se rompió, cuando la rodilla de oro le salió por peteneras a la Medicina deportiva tras entrada de Payet. Resonó el 'crack' cuando Cristiano se envolvía en la bandera de Viriato contra la Francia de Griezmann.
Ocurrió que Portugal se oscureció como cuando el Príncipe D. Sebastián bajó a luchar contra los moros y no regresó. Sus llantos, los de Cristiano, pronto se convirtieron en tensión y, después, cuando Éder marcó en la prórroga a Lloris, el mundo supo que ahí estuvo Cristiano en la forma de una lágrima salada
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Portugal celebraba por fin un título. Pero conviene centrar el tiro de cámara, retrotraer el fotograma y centrarse en el sabor, en la trayectoria de esa lágrima.
Esa lágrima que cayó en la arena de París y que vaticinaba el decepcionante Portugal de este 2024 y la vuelta a la infancia más caprichosa del niño de Madeira que no entiende que ya pasó la época de Joselito y Belmonte. La era de Messi y del protagonista de este cromo de brillos y decadencias.
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