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Escándalo racista en la Serie A: el portero Maignan abandona el Udinese - Milan tras recibir «gritos de mono»

El guardameta francés denunció los cánticos racistas que estaba recibiendo por parte de los ultras locales, aunque ha reconocido que no es la primera vez que le ocurre en la liga italiana

Gritos racistas contra Vinicius y un periodista herido en la previa del derbi

El portero del AC Milan, Mike Maignan, abandona el partido contra el Udinese por insultos racistas
Ángel Gómez Fuentes

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«Un episodio vergonzoso«. Este es el comentario generalizado que se hace en Italia ante el escándalo en el partido Udinese-Milan en la noche del sábado, suspendido durante cinco minutos por los insultos racistas contra el portero francés Mike Maignan, de 28 años. Tras el enésimo coro ofensivo, el futbolista del Milan dejó la portería, se quitó los guantes y se dirigió a los vestuarios, seguido por el entrenador Stefano Pioli y sus compañeros, en el minuto 33 del primer tiempo, lo que obligó al árbitro Maresca a suspender el partido durante 5 minutos.

Así contó Maignan lo sucedido en el Dacia Arena de Udine: «Al coger el balón comenzaron a llamarme ‘mono’. La primera vez no dije nada. Pero cuando siguieron, me dirigí al banquillo y al cuarto árbitro diciendo que no se puede jugar así al fútbol. No es la primera vez que me pasa. Lo mismo sucede con otros jugadores. Tenemos que denunciar lo que sucede en las gradas. Es gente ignorante, no toda la curva. El verdadero aficionado viene a apoyar a su equipo; es normal recibir pitos, pero no insultos. Esto no debe suceder».

En principio, ante la protesta del portero francés, el árbitro Maresca pidió que se comunicara por los altavoces del estadio este mensaje de advertencia contra los coros racistas: «Cualquier manifestación de discriminación racial puede provocar la interrupción del partido y un resultado de 0-3». Sirvió de poco, porque algunos exaltados continuaron gritando «mono». Mike Maignan abandonó su área, se dirigió al banquillo y, tras ser consolado por Pioli y sus compañeros, abandonó el terreno de juego. Theo Hernández comunicó al equipo: «Salgamos del campo». La solidaridad con Maignan fue total. Después, el árbitro Maresca convenció a Pioli para que sus jugadores volvieran al terreno de juego. Lo hicieron cinco minutos más tarde.

 

Los pitos contra Maignan continuaron cada vez que cogió el balón. Pero no los insultos. El Milan acabó venciendo (2-3), con un gol en el tiempo de descuento. Lo de menos fue el resultado. En el recuerdo quedará la primera suspensión de un partido en Udine por los peores motivos: los insultos racistas de algunos espectadores. La gran paradoja del Udinese es que se trata de una multinacional del fútbol: el equipo de Udine comenzó el partido contra el Milan con 10 extranjeros; y en total, entre el banquillo y el terreno de juego, había 10 jugadores de piel oscura.

Maignan, portero también de la selección francesa, hizo en Udine la salida con más coraje de su vida deportiva, un gesto fuerte que puede haber marcado un límite. Ya no se puede fingir que no pasa nada en las curvas cuando hay cánticos racistas o manifestar que son una minoría de espectadores o que solo insultan «cuatro idiotas aislados».

El mundo del fútbol se solidariza con Maignan y denuncia el racismo

Esta vez las reacciones al grave episodio de Udine han sido especialmente duras. En general, se expresa la idea de que la tolerancia cero no puede ser solo un eslogan. Decisiva ha sido también la coincidencia con un episodio similar en Sheffield, Inglaterra: la víctima fue Kasey Palmer, centrocampista del Coventry City.

El presidente de la Fifa, Gianni Infantino, afirma en un comunicado que «los sucesos de Udine y Sheffield son absolutamente repugnantes e inaceptables. No hay lugar para el racismo y otras formas de discriminación en el fútbol y en la sociedad». El presidente de la Fifa apunta en el comunicado que sirve la derrota cuando hay racismo: «Además del procedimiento en tres fases (suspensión del partido, segunda interrupción, partido anulado), se debe decidir una derrota definitiva para los equipos cuya afición haya sido protagonista de actos de carácter racista».

Por su parte, el presidente de la Federación italiana de fútbol, Gabriele Gravina, manifestó que «el árbitro hizo bien en suspender el partido, no hay que jugar cuando suceden estos comportamientos vergonzosos». Significativo también ha sido el mensaje que le envió a Maignan su compañero en la selección francesa, Kylian Mbappé. «No estás solo en absoluto. Estamos todos contigo. Siguen los mismos problemas y todavía no hay solución. ¡Basta ya! No al racismo».

En Italia el gesto de Maignan parece haber calado en el mundo del fútbol. Si los jugadores se rebelan no solo de palabra, el ejemplo de Maignan puede ser un importante aldabonazo en el camino para acabar con el racismo en los estadios.

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