LIGA BBVA
El Deportivo paga la vajilla entera
Excelente partido del Madrid, que aprovechó la tibieza de un rival caído en la lona sin que apenas le tocaran
No hubo partido, apenas un amago de él. Decía Mourinho respecto a la sequía de Cristiano que un día algún equipo pagaría por ello . Lo pagó el Deportivo, y pagó la vajilla entera. A los cuatro minutos ya había marcado el portugués y desde ahí todo fue un apretar los dientes de los blancos para morder a los deportivistas y un apretar los puños de los gallegos, con heridas por todos lados.
Todo funcionó en el Madrid y nada en el Deportivo . La presión sobre la garganta de los de Lotina fue continua, asfixiante. No tienen los de Lendoiro mimbres este año para formar un cesto ni medianamente bonito y, si además, se te echa encima un lobo hambriento como es el Madrid, apañado andas. No es que el Depor huela ya a cadáver, porque es pronto para hacer cenizas de él, pero sí que tiene toda la pinta de que lo va a pasar mal. En el Bernabéu apenas pudo salir de atrás, no hilvanó nada, perdió el balón enseguida y el Madrid le pasó encima como una apisonadora .
Los blancos están que pegan bocados hasta a las esquinas, mucho más cuando oyeron las radios: 1-1 en el Camp Nou . Y allí se fueron a por el rival desatados, sin opción apenas al Deportivo, que se quedó pálido. Ozil fue un enigma para ellos. A su excelente técnica el alemán unió su movimiento sin balón que abrió una lata de goznes podridos. El germano apareció por todos lados , tocó de primera y habilitó a su gente de arriba. Cristiano marcó enseguida y a los 23, en plena avalancha sin respiro, el mismo Ozil hizo añicos las espaldas de tres defensores para acabar encontrando un hueco y empezar a dar clavos y martillo a los gallegos.
Nada que hacer. Lo poco que intentaba el Deportivo, buscando a guardado, a Saul, a alguien con un mínimo de talento, lo abortó Pepe, que tiene tanta hambre como los de arriba . Tres fueron los tantos, el tercero de Di María, pero pudieron ser un saco porque nadie paró entre los blancos, con ansia de abrir un boquete, de hacer sangre en un equipo totalmente muerto, encerrado en su rincón, con el rostro deforme de tanto puñetazo y que no tenía poder alguno de reacción.
Encuentro grouchiano
La segunda parte fue un poco grouchiana. El Deportivo se derrumbó estrepitosamente, pero con todo el equipo, el material y el humano. Nadie hacía lo que tenía que hacer, entre otras cosas porque no tenían pulmones ni ánimo. Si además de la que te está cayendo, dejas metros para que Xabi Alonso, Khedira, Lass, los centrales o el que suscribe si jugara, tengan espacios y segundos parar pensar, estás listos.
Higuaín marcó el cuarto y Zé Castro, en una jugada ridícula, hizo el quinto en propia meta. A esas alturas de partido, todo era rocambolesco : el Deportivo ni salía y Lotina y todos sus hombres rezaban y rezaban para que el reloj de Iturralde corriera más de la cuenta y aquello se acabara. Y Cristiano como si fuera perdiendo el equipo. Tenía sangre en la mirada el portugués , con ganas de meterle a Manu un saco que tuviera que llevarse en un camión. Se llevaba a todos por delante el luso, con ánimo de meter y meter goles y más goles. Falló algunas incomprensibles, de esas que demuestra que sigue con ansiedad, pero siempre lo intentó.
Lo peor del partido para el Deportivo no fue que lo perdiera, sino cómo lo perdió y, con los antecedentes que tenía antes de llegar aquí, le pintan las cosas muy mal. El encuentro se fue cayendo porque con 5-0 en el marcador ya no había nada que hablar. El choque se quedó para las pinceladas: para ver el estado del buen Granero, las aperturas de Xabi Alonso, para el gol del honor del Deportivo y el segundo tanto de Cristiano... En fin, un baño en toda la regla .
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