El caso Dani Olmo acorrala a Laporta

El problema es de sobra conocido. El equipo catalán no ha conseguido mejorar lo suficiente su situación económica para alcanzar la regla 1:1 de LaLiga, esa que le permitiría utilizar todos sus recursos financieros, sin restricciones, en apuntalar el primer equipo, como fichajes, renovaciones o, en este caso, inscripciones. Olmo había jugado la primera parte de la temporada, ya que el danés Andreas Christensen tuvo una grave lesión en agosto, y existe una regla de la competición que permite dar de baja a un jugador afectado por problemas físicos para que otro ocupe su lugar. Pero la vuelta del nórdico (recibió el alta médica el 29 de diciembre) motivó que la patronal haya dado de baja a Olmo.

El plazo para inscribir futbolistas acabó el pasado día 31 y ahora el Barça está agotando todas las vías para no perder a un jugador millonario, que tiene en su contrato una cláusula para irse a coste cero en caso de que los azulgranas no pudiesen inscribirle. La principal esperanza reside en un acuerdo con una empresa árabe, que pretende comprar la explotación de los palcos VIP del nuevo Camp Nou por unos 100 millones de euros. El pacto ya fue presentado a LaLiga como aval para la ficha de Olmo y de Pau Víctor, pero Tebas consideró insuficiente la información presentada.

Ahora, Laporta pretende cerrar hoy mismo el trato, presentarlo a la patronal y acogerse al artículo 130.2 del Reglamento General de la RFEF (Real Federación Española de Fútbol), que dice lo siguiente: «Un futbolista podrá estar inscrito en un solo equipo de un club, sin posibilidad de ser dado de baja y alta por el mismo en el transcurso de la misma temporada, salvo caso de fuerza mayor o disposición reglamentaria. Asimismo, en el transcurso de la temporada, no podrá estar inscrito y alinearse en más de tres distintos».

Toda la defensa de los azulgranas recae en la interpretación de «causa mayor», pero el Barça no parece una víctima pues ha sido él quien no ha hecho los deberes. Incluso varios medios catalanes aseguran que, como último recurso, Laporta y su junta podrían denunciar a la RFEF por el artículo 141, que asegura que «Los futbolistas cuya licencia se cancele, no podrán, en el transcurso de la misma temporada, obtener licencia en el mismo equipo del club al que ya estuvieron vinculados». A ojos del Barça esta normativa es injusta y podrían intentar invalidarla por la vía judicial.

Con tal sainete a las puertas de Laporta, ya son bastantes las críticas que disparan contra el presidente. El primero en levantar la mano fue Víctor Font, excandidato a la presidencia del Barça, que valoró la «gravedad» que podría suponer perder a una estrella a costa cero. «Compartimos la preocupación de todos los culés por las nefastas consecuencias deportivas, económicas e institucionales de este caso. El resultado es la posible pérdida de un jugador que hace cuatro meses incorporamos por 55 millones de euros y que ahora vemos que puede irse por culpa de una gestión llena de improvisaciones y falta absoluta de profesionalidad».

Pero el grupo 'Som un clam', dirigido por el empresario Joan Camprubí, ha ido más allá y ha exigido ya su dimisión: «Es urgente un cambio de rumbo, recuperar la transparencia, la planificación y los valores que han hecho del Barça más que un club».