Un Barça gris golea al Mallorca a domicilio

Dani Olmo, el jugador de cristal, volvió al once titular a la espera de saber si era mágico o quebradizo. Curiosas expectativas para un fichaje que ha costado 60 millones de euros. Flick, algo más abrigado que de costumbre, aplaudía a sus jugadores en las primeras acciones de ataque pero lo cierto es que el Barça parecía estancado en los viejos paradigmas que le habían llevado a empatar y perder dos de los tres últimos partidos de Liga. Sin embargo y sin excusa, el Mallorca, y con esto hay que contar también en los partidos grises, decidió regalarle el primer gol al Barça y Ferran Torres aprovechó un despropósito defensivo para marcar el que probablemente fue el gol más feo de su carrera. Un gol que también vale, como todos los demás, pero que tuvo su principal mérito en el descuido rival.

Partido controlado, pero sin Lewandowski el Barça no tenía rematadores tan claros en el juego aéreo. Raphinha, fino. Dani Olmo, muy delicado. Falló Lamine Yamal un remate a bocajarro con el que podía haber sentenciado. Arrasate no perdía los papeles, esperaba su momento y continuaba creyendo en la remontada, pero lo cierto es que el Barça era muy superior y no había manera racional de creer en otra cosa que no fuera el cero a dos. No es que el Mallorca no tuviera oportunidades pero era vulgar en sus remates, aunque el partido poco a poco tomaba la forma de aquellos en los que el Barça, siendo muy superior, decide quemar su ventaja. Sobre la media hora, el divorcio del Barça con el balón se volvió oficial y los de Flick empezaron a sufrir. Era como si al equipo le costara domar el balón y poco a poco el Mallorca se empezó a parecer a los equipos de Arrasate. Muriqi al filo del descanso firmó el empate haciendo justicia a lo que se había visto en los últimos compases del juego.

A este Barça le pasa algo profundamente catalán y es que estamos tan persuadidos de tener razón que a veces nos olvidamos de que es necesario demostrarla. Los rivales, convencidos de entrada que van a perder ante un Barça tan rutilante, se esfuerzan en el juego de tal modo que consiguen confundir estas expectativas.

El Barça volvió concentrado del descanso, pero el Mallorca se sentía superior en las áreas. El partido continuó equilibrado hasta que Gil Manzano se inventó un penalti de Mojica sobre Lamine Yamal, tan escandaloso que hasta las radios catalanas reconocieron que no lo era. El Mallorca no se rindió pero tener que volver a remontar era todo un desafío y el truco del fuera de juego de Flick no había sido todavía descubierto en Baleares.

La tarde avanzaba en un teórico decante azulgrana pero sin ahuyentar la zozobra de fondo del empate. De Jong y Pau Víctor entraron por Ferran –ni el gol le quitó de pobre– y Dani Olmo, cuyo fichaje pareció este martes muy caro. En el 71 Raphinha puso fin al misterio de la noche rematando un magnífico centro con el exterior de Lamine Yamal. De Jong marcó el cuarto en el 76 y en el 83, Pau Víctor el quinto.

El resultado fue un notable progreso respecto de los últimos partidos pero es absurdo negar que el Barça no juega fluido como solía.