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Barcelona 2 - 2 manchester United

El Barça es aún un equipo menor

Europa League

Un gol de Raphinha suaviza el tropiezo del equipo azulgrana en un partido en el que pierde a Pedri por lesión

Casemiro frente al azulgrana Gavi AFP
Salvador Sostres

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El partido empezó con Araujo de lateral derecho y Rashford de delantero centro y con la incógnita de si al reparar en ello Xavi volvería a una defensa de cuatro más clásica. Partido fundamental para el Barça, esencial, de los que confirman o desmienten una promesa. Una victoria daría alas en Europa y en la Liga. Una derrota subrayaría el alcance local, y folklórico, de las mejora barcelonista y sumiría al equipo en el complejo aldeano. Una victoria local tendría que ser tomada como un mérito y de los significativos, por la altura del rival; y una derrota e incluso un empate como una demostración de debilidad, o de falta de madurez, pero en cualquier caso la constatación de que este equipo no está aún a la altura de las circunstancias.

El United empezó haciéndolo todo, pero la más clara la propició Araujo en el minuto 8 con un magnífico cambio de sentido, pero Lewandowski no supo aprovecharla con un vulgar disparo al bulto. Combate igualado, intercambio de golpes, el Barça iba de menos a más, Alba jugaba más de extremo que Balde, muy bien Marcos Alonso, muy concentrado; el United cedía terreno pero no intenciones aunque poco a poco el Barcelona conseguía hundirlo y a los ingleses les costaba cada vez más salir con el balón controlado. Giró la noche y Xavi consiguió tener el partido donde quería, ganando los duelos individuales también en Europa. Alba estaba bien en las recuperaciones pero mediocre en las asistencias. Pedri y Gavi, excelentes en todo.

El Barça atraía a la derecha para acabar en la izquierda, y pese a las imprecisiones de Alba, el plan de Xavi parecía resultar. El United se iba empequeñeciendo, pero Lewandowski estaba torpe, sin aprovechar ni siquiera los regalos de la defensa visitante. De todos modos, dar por finiquitados a los de Ten Hag era una temeridad tal como ellos mismos, de vez en cuando, se encargaban de recordar. Estos claros dominios mediterráneos que acaban en victorias anglosajonas no sería la primera vez que los veíamos. Sin demasiada continuidad, pero con fuerza en cada golpe, el United mantenía su candidatura al partido. Ter Stegen hizo dos paradas milagrosas para compensar que el control de partido había cambiado de bando.

Se le acabó haciendo larga la primera mitad al Barça, que no encajó un gol porque Dios no quiso. Pedri se rompió y salió Sergi Roberto. Enmudeció el Camp Nou cuando el canario se empezó a tocar el cuádriceps de la pierna derecha, en la conciencia de que el alcance de la lesión podría borrarle también de Old Trafford. De todos modos, no pareció excesivamente preocupado el bailarín cuando se sentó en el banquillo.

Llegó el descanso con el partido ligeramente decantado hacia los visitantes, y con el Barcelona habiendo perdido la finura entre líneas y la luz que Pedri suele darle. Poco fluido el Barça con el balón, menos conservador el United de lo que se esperaba. Ter Stegen fue el mejor de los locales, y con este dato se explica todo. Sergi Roberto como enlace entre líneas daba más bien poca esperanza.

Xavi volvió del descanso con Sergi Roberto y Gavi como vértices altos del cuadrado, en un experimento que Raphinha estuvo a milímetros de coronar con un disparo que salió rozando el palo derecho de De Gea. El Barça comunicó que Pedri tenía una lesión en el recto interior de la pierna derecha y en el mismo instante Marcos Alonso marcó de cabeza emulando a su padre en el gol de final de Copa contra el Madrid, y se lo dedicó levantando un dedo hacia el Cielo.

Duró poco la alegría local, porque Rashford le coló a Ter Stegen el empate por el primer palo en una acción en que el alemán pudo hacer claramente más. Se destapó la noche, peligroso intercambio de golpes, despareció el medio del campo, y de área a área el Barça era brillante pero menos sólido que el United. Otra vez Rashford en una prodigiosa acción propició el segundo gol de su equipo, cortesía de Koundé en propia puerta.

No era un Barça indigno pero sí inocentón, sin el carácter suficiente ya no para ganar sino para conseguir que el partido se jugara en sus condiciones. Como había dicho en declaraciones previas, Xavi esperaba cerrar al United en su campo con Alba y Alonso, y que el equipo dominaría con juego el partido. Una cierta arrogancia, o chulería adolescente, sobre todo a partir de la lesión de Pedri. Gavi vio la amarilla y el Barça aprendió que iría a Old Trafford sin Dembélé, sin Pedri y sin Gavi.

Cuando más hundido parecía el equipo, Raphinha enroscó de tal modo un centro que acabó entrando. El empate era la mejor de la segunda parte del Barça, que conseguía empatar un partido que no controlaba. Raphinha se enfadó cuando Xavi le cambió por Ferran Torres. El Camp Nou vibraba con la Europa League en otra demostración que a la provincia no hay más que acostumbrarse. Acabaron los de Xavi buscando con orgullo la victoria, pero sin el resultado.

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