Fútbol
Tres años para la mejor foto de Bruno Soriano: «Ha estado muy jodido»
El mediocentro, alejado del fútbol 1.128 días por las lesiones, volvió a jugar el lunes tras estar a punto de rendirse
Mil ciento veintiocho días son demasiados. Para lo bueno, para lo malo y para casi cualquier cosa. En tres años, un mes y un día los sentimientos se agarrotan, la cabeza asume donde antes se revolvía y el cuerpo no puede más que dejarse llevar. ... Es la norma que podría aplicarse a tantas circunstancias de la vida que una hoja en blanco no haría más que servir como marco a una fotografía infinita. Quizá, puesto a sintetizarlo todo en una, pueda convenirse que la de Bruno Soriano vestido de amarillo impoluto amarrándose el brazalete de capitán al bíceps izquierdo y pisando el césped del La Cerámica sea una de las más representativas de cómo el paso del tiempo nos afecta. Aunque, por suerte para el fútbol, también lo sea de la capacidad del ser humano para sobreponerse a cuantas dificultades le asalten. Afin de cuentas, ¿para qué más sirve el deporte?
El 21 de mayo de 2017 el mediocentro del Villarreal y de la selección española, un habitual en las convocatorias de Vicente del Bosque por méritos propios, salía con la rodilla maltrecha de Mestalla. No parecía gran cosa, nada que el periodo de descanso entre temporadas, bien pautado con tratamiento y ejercicios específicos, no pudiese recuperar. Como una bola de nieve que termina engullendo cuanto se pone a su paso, la articulación de Bruno requirió dos visitas al quirófano, una ese mismo verano y otra en el de 2019, esta última por culpa de la afección que llegó al tendón rotuliano, desembocando en una pesadilla de la que parecía imposible despertar. El pasado lunes, ante el Sevilla, la luz cambió la mirada de Soriano.
«No había solución»
«Por su cabeza han pasado muchas, muchas veces tirar la toalla . Quiso dejarlo, veía que no había solución», confirman quienes lo han acompañado en este espinoso periplo. «No sé muy bien ni qué decir, hacía tanto tiempo que no jugaba…», empezó Bruno cuando tras sus siete minutos de corto se le puso el micrófono de Movistar delante. Las lágrimas terminaron atragantándosele. «Para mí es muy importante después de tanto tiempo, de intentarlo y de no conseguirlo muchas veces. Hay que seguir siempre, ayudar al equipo en lo que queda. Estoy muy contento porque he intentado hacerlo lo mejor posible para estar aquí», continuó.
Ahora que cuenta 36 años parece lejano el tiempo en que se convirtió en uno de los mejores pivotes de la Liga, fruto de una madurez que resultó ser la puerta a un escalón reservado para unos pocos. A la vuelta de la esquina tenía una participación en la Champions, vital para la clasificación del conjunto castellonense como había sido, y el sueño de colarse entre los 23 elegidos por el seleccionador para jugar el Mundial de Rusia. No pudo ser, pero a buen seguro que en muchos de los momentos vividos durante este trienio Soriano hubiese firmado poder guardarse la camiseta que ayer se empapó con el sudor de cada uno de los compañeros con los que se abrazó.
«Anímicamente ha estado muy jodido », resumen desde su entorno, aunque matizan que la esperanza estuvo siempre ahí. Bastaba con templar la ansiedad. Los nervios. La agonía. «Bruno es un atleta. Si lo ves ayer, con 36 años, alucinas. Está finísimo. Muchas veces estuvo todo perfecto para que volviera, se ponía a entrenarse al ritmo del grupo, pero en el último momento fallaba algo. Cuando no era el tendón, era la espalda. Al final terminaba jugando con miedo, con la sensación de que, por muy bien atado que pareciese tener todo, algo iba a fallar en el momento final», explican.
«No voy a mentir, ha habido momentos muy duros y sí que pensaba a veces que lo mejor era no seguir. Son muchas decisiones en tres años. Intentaré hasta el final ayudar al equipo, ya sea con cinco minutos o lo que me dé el míster», relataba el lunes Soriano. Al míster, Javier Calleja , le pareció «la mejor noticia del año». Y dio, en dos pinceladas, significado a todo esto: «Ves a Bruno y te ilusionas. Él nunca lo ha hecho. Sé que ha habido momentos en los que ha estado cerca de abandonar, pero ha aguantado, ha tenido esa fuerza de salir. Me emociona, se merece este regreso».
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