La bofetada más cara de De Rossi

Daniele De Rossi paga las consecuencias de su bofetada en el derbi de la ciudad eterna , Roma, por su bofetada a Stefano Mauri en pleno partido. El jugador «giallorosso» se enfrenta a tres partidos de sanción y, lo que es peor, la deshonra de ser desconvocado de la selección italiana que dirige Cesare Prandelli.

Nadie en Roma es capaz de describir el duelo de la ciudad como un partido más de fútbol. Desde el primer enfrentamiento, el 8 de diciembre de 1929, los derbis romanos marcan la temporada para ambos equipos y, desde hace muchos años, el partido se convierte en una excusa para incidentes violentos, contra la afición rival o la policía.

El indisctuble protagonista del Lazio-Roma de este domingo fue Daniele De Rossi, un guerrero en el campo e ídolo en la grada que atraviesa sus momentos más difíciles en la Roma porque apenas existe química con su entrenador, el «viejo» Zdenek Zeman , cuya filosofía ofensiva parece chocar con la de «Capitan Futuro», sucesor natural del brazalete de Francesco Totti.

El conflicto preocupa tanto a los hinchas de la Roma que el pasado jueves se plantaron en el entrenamiento del equipo con una enorme pancarta que decía «De Rossi no se toca» . El caso es que De Rossi explotó al filo del descanso en el derbi de este domingo cuando la Lazio había remontado el gol de Erik Lamela.

El centrocampista, objeto de deseo de algunos grandes de Europa durante las últimas campañas, pugnaba con Stefano Mauri en una falta lateral . Los agarrones acabaron con la paciencia del jugador de la Roma, que abofeteó a Mauri e inmediatamente fue expulsado del partido.

La penitencia de De Rossi no acaba con la roja, ni siquiera con los tres partidos de sanción en Liga, ya que Cesare Prandelli ha decidido borrar su nombre de la convocatoria de la «azzurra». «Este castigo servirá para no repetir el error en el Mundial», ha explicado el seleccionador en la rueda de prensa. « Es demasiado ultra , cuando te metes demasiado en la acción corres el riesgo de perder la cabeza, tiene que encontrar el equilibrio», sentencia el sosegado Prandelli, responsable del cambio de cara de Italia en la pasada Eurocopa.