Salieron las botas de oro
Forlán sacó las dos botas de goleador de Europa. Era el día de los elegidos y los mejores jugadores del Atlético demostraron su jerarquía en dos espamos de clase. Nada mas, pero nada menos. Era la noche de las estrellas, y Forlán y Agüero confirmaron las razones de su liderazgo.
Diego estrelló la primera ocasión del partido en el poste. Un disparo que culminaba un excelente pase de Agüero, que buscó al uruguayo durante toda la final. A la segunda fue la vencida. Con la suerte de los campeones. La que hace falta para escapar de la mediocridad y alcanzar la gloria. El Kun lanzó un disparo desviado y el Bota de Oro puso el borceguí para colocar el gol de la final.
Era el día de las constelaciones. La noche donde deben lucir. Empató Davies, pero sólo fue un espejismo. El balón era atlético. El tempo era rojiblanco. El Fulham se echó atrás con tal descaro que cuando la pelota estaba en poder del conjunto madrileño no había ni delantero. Hasta Zamora defendía. La calidad se impuso a la fuerza, aunque hicieran falta ciento veinte minutos.
Y eso que Reyes y Simao fueron un fracaso total. Pero el uruguayo explotó de nuevo en su tercer picotazo de cobra rubia. Al cabo de ciento quince minutos de rondar la pieza, Diego volvió a poner el borceguí de oro para colocar al Atlético en el historial tras 48 ocho años sin copa.
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