Reyes tuvo una «vendetta» amarga
Cuando Reyes decidió abandonar el Sevilla para embarcarse en la aventura inglesa perdió su condición de inmune. Se convirtió en uno más. En un mercenario del balón. Nunca pensó que se arrepentiría de haber tomado esa decisión, tentado por un justificado puñado de libras. Su falta de adaptación a la vida y costumbres de la isla le transportaron al Real Madrid.
En una operación relámpago, Reyes acabó en el conjunto blanco, a las órdenes de Fabio Capello. Su temporada estuvo plagada de luces y de sombras. Pese a que fue decisivo en el último partido contra el Mallorca, que suponía la Liga, la decisión ya estaba tomada. No ejecutarían la opción de compra y tenía que volver a Londres.
Se movió rápido el jugador para no volver. Y encontró acomodo en el Atlético a cambio de 12 millones. Fue en el verano de 2007. Pero no cuajó. Fue cedido al Benfica y se convirtió en una maleta. En la casa rojiblanca siempre le han recordado su pasado blanco y ha sido el centro de las críticas, algunas convertidas en insulto. Hoy, Reyes es otro futbolista. Marcó su primer gol con el Atlético en Liga después de dos años y medio de sequía (9 enero de 2010) y es uno de los jugadores más en forma del equipo rojiblanco.
Su salida del Madrid fue algo turbulenta. Llegó a denunciar al conjunto blanco porque no le había pagado la prima por ganar la Liga. Anoche volvió por primera vez al Bernabéu. Para demostrar que se equivocaron por dejarle marchar. Y se cobró la cuenta pendiente. Hizo un golazo y silenció el Bernabéu.
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