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Miguel Reina, volando en el área

Miguel Reina, volando en el área

Seguramente, al oír hablar de un portero llamado Reina, a los más jóvenes les vendrá a la mente un muchacho de 27 años que milita en el Liverpool. Pero a los más mayores este nombre les evocará a un gran guardameta cordobés que jugó en el F.C. Barcelona y en el Atlético de Madrid.

Miguel Reina Santos nació en Córdoba el 21 de enero de 1946. Fue un portero de grandes cualidades que vivió sus mejores años defendiendo la meta blaugrana y posteriormente la rojiblanca. Pero antes de eso, fue jugador del Córdoba C.F.

Se formó en las categorías inferiores de la entidad blanquiverde hasta que un 11 de octubre de 1964 debutó con el primer equipo, de la mano del técnico Ignacio Eizaguirre, en un encuentro frente al Elche que el Córdoba ganó por 2-0. A partir de ahí cobró protagonismo un guardameta ágil, elástico y capaz de romper con el encorsetado prototipo de portero sobrio.

La temporada 65-66 supone un antes y un después en la carrera de este portero. Cuajó una excelente temporada con el conjunto blanquiverde, que acabó quinto en la tabla (el mejor resultado de su historia) y encajó tan sólo dos goles en El Arcángel, uno de los cuales lo recibió Reina (lo anotó en propia puerta un compañero de equipo). Pero además permaneció imbatido en su feudo durante 965 minutos.

Estas cifras nada desdeñables hacen que el Barça se fije en él y se haga con sus servicios en 1966, pagando por su contratación ocho millones de pesetas, lo que supuso el traspaso más caro del club blanquiverde. Sin embargo, sus inicios como jugador blaugrana no fueron muy destacables, pues apenas gozó de oportunidades, jugando sólo dos partidos de Liga en su primera temporada.

En los años posteriores llegaron los títulos y su consagración definitiva. Con el F.C. Barcelona, Miguel Reina ganó dos Copas del Rey (1968 y 1971), entonces llamadas del Generalísimo, y una Copa de Ferias que se quedó el club en propiedad en 1971. Además, a título individual, en su última temporada de azulgrana (72-73) se alza con el Trofeo Zamora tras encajar 21 goles en 34 partidos y permanecer imbatido durante 824 minutos. El meta cordobés volvió a repetir esta distinción en la campaña 76-77, ya en las filas del Atleti, tras recibir 29 goles en 30 partidos.

Miguel Reina llega al Atlético de Madrid en 1973 . Ya vestido de rojiblanco, y en su vuelta al Camp Nou, Johan Cruyff le marca al arquero cordobés aquel histórico ‘gol imposible’ que el holandés anotó en un escorzo poniendo el pie donde nadie podía llegar. Un tanto que se quedó en la retina de los aficionados, y por su puesto en la del propio Reina.

Con el club rojiblanco gana una Liga (76-77), una Copa del Rey (1976) y una Intercontinental (1974). Previa a la conquista de esa Intercontinental, y de imborrable recuerdo en la memoria colectiva colchonera, es la disputa de la final de la Copa de Europa en la temporada 73-74 y que su equipo perdió ante el Bayern de Munich. Schwarzenbeck marcó un gol que forzó el partido de desempate, en el que los alemanes se impusieron por 4-0 .

Pese a su intachable trayectoria bajo los palos, el éxito con la selección no le llegó nunca (sólo fue cinco veces internacional). Y es que Reina corrió similar suerte a la que está teniendo su hijo con la Roja. Si en el caso de Pepe es Casillas, titular indiscutible, el que le priva de mayor protagonismo, en el caso de Miguel fue la alargada sombra de Iribar la que le negó los laureles a los que parecía predestinado.

Pese a este pequeño borrón (si es que puede considerarse así) en su carrera deportiva, las cualidades de este guardameta son innegables. Nombrado por los aficionados blanquiverdes mejor jugador de la historia del Córdoba C.F., y actual consejero del club andaluz, es muy querido no sólo en la ciudad califal, sino en otros muchos puntos de nuestra geografía.

Su elasticidad, sus estiradas imposibles y esa capacidad para volar en el área rompieron los esquemas de la concepción clásica que se tenía de un portero. Así fue como se hizo un hueco en la memoria de los aficionados. Por eso hoy, a pesar de ser ‘el padre de…’, se le sigue recordando por lo que fue y por escribir su nombre con mayúsculas en la historia del balompié. Don Miguel Reina.

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