Manolo Preciado, las frases de un entrenador indomable
Ha muerto un hombre honrado al que la vida maltrató. Su sinceridad le hizo ganarse a prensa y aficionados. No se arrugó ni ante Mourinho
Manolo Preciado vivió una relación pugilística con la vida. Si tú me pegas, yo te golpearé más fuerte, parecía ser su lema frente a la desgracia. En ese intercambio de golpes al que al final ha sucumbido, Preciado dejó algunas máximas que lo convirtieron en un personaje admirado por su integridad y bonhomía. Era un tipo humilde y campechano, pero no se dejaba amilanar. Si tenía que sacar las garras lo hacía sin complejos, animado por el ímpetu de quien sabe que lo ampara la justicia. Sus frases circulan hoy en el flujo de una comunidad tuitera trastornada y algunas encierran enseñanzas mucho más allá del fútbol.
-« La vida me ha golpeado fuerte. Podía haberme hecho vulnerable y acabar pegándome un tiro o podía mirar al cielo y crecer. Elegí la segunda opción»: La fatalidad había situado al entrenador en la diana hacía tiempo. Hace diez años años, la que era su esposa, Puri, murió víctima de un cáncer. Preciado acusó el golpe. Pero se rehizo y cuentan que dedicaba las victorias de sus equipos al recuerdo de su mujer. Otra embestida brutal llegaría en el verano de 2004, cuando su hijo de catorce años perdía la vida en un accidente de motocicleta. Tenía el alma hecha jirones, pero el bueno de Preciado volvió a levantarse. Es lo que tiene la honradez. Lo hace a uno indestructible. Nadie pudo explicar mejor que él, cómo resistió a aquellos mazazos. Tan claro como sencillo: eligió seguir creciendo.
- «Mañana sale el sol» : Era una de sus frases favoritas. Tan asaeteado por la vida, cuando se le acercaban hinchas y periodistas a preguntarle por los apuros de su Sporting, él respondía socarrón con esa frase. Si el sol siempre sale, hombre. La máxima, otra que añadir a los «Preciado facts», se convertiría en el título de la biografía que le dedicaron los periodistas Carlos Llamas y Javier Barrio.
-«Mou es un canalla» : El luso dio con la horma de su zapato. No se imaginaba la que le iba a liar aquel entrenador de equipos humildes en las antípodas del glamour cuando cuestionó su profesionalidad. Preciado no era de los que se arrugaban ni se dejaban impresionar por la opulencia de otros. Cuando Mourinho insinúo que contra el Barça se había dejado ganar alineando a los suplentes, el de El Astillero lo dijo claro: «Si ha dicho eso, es un canalla». Luego hicieron las paces y el mensaje de condolencia de Mourinho ha sido de los más emotivos. Los dos tuvieron orgullo. Lo que nunca tuvo Preciado fue miedo.
-«Nos vamos a salvar por cojones» : Preciado derrochaba fe en sus posibilidades y defendía a sus jugadores por adversas que fueran las circunstancias. Por eso, incluso después de las derrotas, incluso cuando el Sporting al que dirigía se hundía en las catacumbas de la clasificación, él lo tenía claro. El Sporting se había de salvar por eso, por cojones.
-«Me voy a pegar un homenaje que no lo sabe nadie» : Culminada la salvación del Sporting en mayo de 2010, Preciado comparecía ante los medios con la satisfacción del deber cumplido. Un hombre tan castigado por el destino encontraba en el fútbol su camino a la felicidad. Y consciente de que no sabe uno cuándo la suerte le va a permitir celebrar, esquiva como es ella, como primera medida tras acabar la temporada anunciaba su gran homenaje. Quién sabe si no es eso lo que está planeando ya, allí donde esté.
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