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BARCELONA

Cuando Guardiola muta en «Mister Hyde»

El técnico azulgrana se ha alejado varias veces durante la temporada de su cara más prudente y correcta

Cuando Guardiola muta en «Mister Hyde» AFP

M. ZARZA

La respuesta de Pep Guardiola a su homólogo Jose Mourinho en la rueda de prensa previa al duelo de Liga de Campeones no ha dejado indeferente a nadie. Acostumbrados a la mesura de sus declaraciones, el de Santpedor sucumbió finalmente , siete meses después de la llegada del técnico portugués al banquillo del Real Madrid, a los «dardos» que ha estado recibiendo desde la casa blanca. El entrenador culé explotó después de que Mourinho respondiese a sus declaraciones sobre el gol anulado a Pedro en la final copera y sus advertencias sobre la posible designación del árbitro portugués Pedro Proença para el primero de los clásicos europeos. El entrenador blanco creó una nueva categoría de entrenadores en la que situó, en solitario, a su rival : la de los que se quejan de los aciertos arbitrales. Y Guardiola, esta vez, no se mordió la lengua, aceptando la pelea dialéctica. Sin embargo, no es la primera vez que el técnico azulgrana se muta en su particular Mister Hyde a lo largo de la presente temporada. Y es que Guardiola está viviendo su campaña menos plácida desde que tomase el timón del conjunto barcelonista, tanto por la presión constante que desde Madrid ha ejercido Mourinho como por las dificultades que le han planteado algunos rivales , lo que ha podido ser la causa de este cambio en su actitud. Los primeros síntomas aparecieron en Liga. Cuando el Real Madrid aún disputaba a los azulgrana el liderato, Guardiola tuvo el primer rifirrafe de la temporada en la zona de banquillos del Camp Nou con Juan Carlos Garrido , técnico del Villarreal. El culé recriminó al visitante sus contínuas protestas al trío arbitral: «En tu casa está bien, pero aquí no». Sólo un par de jornadas después, el Barça recibía a su eterno rival en casa, en un partido que acabó con victoria azulgrana por 5-0. Durante el choque, el entrenador culé tuvo un feo gesto con Cristiano Ronaldo cuando el luso acudía a por un balón que tenía Guardiola y éste, tras amagar con entregárselo, lo lanzó en otra dirección. El jugador reaccionó con un empujón en el hombro de Guardiola y éste se llevaba la mano a la cara.

Rifirrafe con Solbakken

Pero, donde en más ocasiones se ha podido contemplar esta otra cara de Guardiola ha sido en la Liga de Campeones. Ya durante la fase de grupos, el culé tuvo un encontronazo con el entrenador del Copenhague . El detonante fue el silbido de Pinto en el partido de la primera vuelta. El guardameta confundió a los delanteros daneses frustrando una clara ocasión de gol y Solbakken, su técnico, se quejó amargamente durante varios días, llegando a pedir una sanción mayor para el jugador. En la vuelta, en la capital danesa, tras finalizar el choque con 1-1 en el marcador, ambos técnicos se buscaron en la banda del estadio, inicialmente para felicitarse, pero la felicitación se acabó convirtiendo en una acalorada discusión en la que se produjo un intercambio de reproches y tuvo que intervenir Sergio Busquets para separar a ambos. Ya en la sala de prensa, Guardiola criticó al entrenador rival por haber reclamado más partidos de sanción para Pinto y llegó a decir que el portero gaditano le daba «mil vueltas» al técnico noruego. En la ronda de eliminatorias, concretamente en octavos de final, la discusión fue con Arsene Wenger , entrenador del Arsenal. Tras el partido de vuelta, en el que el Barça logró la clasificación para cuartos, Guardiola respondió a las quejas del francés sobre la expulsión de Robin Van Persie: «Puedo llegar a entenderlo. La única realidad es que no han dado tres pases seguidos , esta es la realidad. Si piensa que han perdido por esta razón, tiene todo el derecho . En la ida pasaron muchas cosas, muchas, pero intentamos aprender de lo que hicimos mal para no hacerlo otra vez».

Ambos técnicos se cruzaron algún reproche al término del encuentro y el propio Guardiola reconocía que el técnico «gunner» le había dicho «que felicitara al árbitro, pero pasa que no he tenido la suerte de encontrármelo».

Enfado con la televisión

La siguiente aparición tuvo lugar con motivo del duelo de cuartos de final contra el Shaktar Donetsk. En la previa, Guardiola cometió un error impropio de su experiencia. En una entrevista con un periodista italiano, el técnico aseguraba que su ciclo en el equipo azulgrana estaba cerca del final. Tuvo que justificarse y reconoció que «se había pasado de tonto». Al técnico no le gustó caer en la trampa de un periodista, y menos que sus declaraciones desviaran la atención de una eliminatoria que ya de por sí en Barcelona se daba por ganada . Guardiola se mostró apocalíptico en la previa ante los ucranianos: «E s una situación muy extraña, no me gusta nada. Tengo la sensación de que estamos más fuera que dentro en esta eliminatoria. Damos por supuesto que siempre hay que llegar a semifinales. No me gusta lo que veo por primera vez en un partido de Champions». El azulgrana se deshacía en elogios hacia su rival: «Creedme cuando os digo que es un equipazo, un súper equipo. Son agresivos, pencan como animales, tienen a un lateral derecho que es de los mejores de Europa, un entrenador buenísimo...». Mientras, Barcelona recibía irónicamente a Chygrynskiy con un Balón de Oro de chocolate y una placa por su más que cuestionable pasado azulgrana. Un detalle que no gustó a Pep, que «castigó» a la televisión responsable de la broma con una entrevista cargada de malas caras e ironía tras el partido.

Maratón de clásicos

Y así se plantó Guardiola ante el cuádruple enfrentamiento con su enemigo ancestral. Un reto ante el que el entorno azulgrana se mostraba muy optimista, con Rosell vaticinando un nuevo 5-0, o Víctor Valdés preguntando en un programa de televisión si los últimos clásicos que había ganado el Madrid habían sido en color o en blanco y negro. Por si fuera poco, una campaña publicitaria de una mutua sanitaria vinculada al Barça utuilizaba la imagen de cinco jugadores del Barça mostrando la «manita». Un panorama frente al que el técnico, razonable y prudente, ordenó la ley del silencio para devolver las aguas a su cauce y evitar que la tensión se desbordase. Así encaró el maratón clásicos, pero cuando éste ha superado su ecuador, con los madridistas indemnes e incluso victoriosos en la Copa del Rey, la tensión creciente ha acabado por arrastrar a Guardiola que, cansado, ha decidido entrar en el juego de Mourinho, «el puto amo» .

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