Granero y Cristiano cambiaron la cara al Madrid en Santander

El día después de la victoria en Santander, al Real Madrid le llueven los elogios . No por el resultado del Sardinero, ni por el buen hacer de alguno de sus jugadores, como Ozil o Benzema... sino por el juego coral de los blancos en los primeros 45 minutos . Y es que los de Mourinho ofrecieron ante el Racing una nueva cara, oculta durante casi la totalidad de los partidos anteriores, y demostraron que pueden acercarse al espectacular fútbol del Barcelona. En tierras cántabras el Madrid dejó de ser un batallón de artillería para aplicar las tácticas de infantería . Las descargas directas de Cristiano Ronaldo dejaron lugar a los apoyos, a las coberturas, a continuos movimientos y pases para flanquear las trincheras cavadas por el Racing delante de Toño... Y el cambio no le sentó nada mal a los merengues. Varias circunstancias tuvieron que sumarse para ver esta mutación en el equipo madridista. La primera, la baja de Cristiano Ronaldo. Ante la ausencia del crack portugués en el once titular sus compañeros tuvieron que cambiar el chip . CR7 tiene una forma de jugar muy particular, tremendamente vertical y poco dada a la asociación con los suyos, lo que condiciona el juego del conjunto. Cualquiera que pase la pelota al de Madeira sabe que las posibilidades de que el esférico regrese a sus botas son escasas, por lo que los desmarques a sus alrededor suelen ser también los justos y con poca fé . Sin él, sin embargo, el Madrid de la primera parte de Santander fue todo movilidad. Una oda al «toque y desmarque». Y en ese escenario, contar con jugadores de la clase de Xabi Alonso, Ozil y Granero resulta una garantía . Los dos primeros asumieron un protagonismo mayor al que están acostumbrados en el típico plan de Mou, y en el canterano encontraron un apoyo de incalculable valor. Su entrada en lugar de los limitados Lass o Khedira multiplicó las opciones del centro del campo blanco, que desbordó por completo a los locales, que no llegaban a cerrar las vías de agua que abrían los blancos.

El gran resultado de este nuevo planteamiento ha abierto el debate. No hasta el punto de plantear la suplencia de Cristiano, claro, pero sí dejando caer la duda de qué pasaría si el luso fuese capaz de trocar su individualismo por un juego más asociativo para que el equipo juegue de esta manera más a menudo. Sin embargo, que ese debate pueda tomarse en serio o no dependerá de que Mourinho mantenga a Granero en la titularidad. Si el «11» se vuelve a caer del once para dejar sitio a Lass o Khedira , aunque el portugués se esfuerce para tocar más con sus compañeros, el juego de los blancos no podrá ser como el de Santander. Y conociendo a Mourinho, aunque su equipo se luciese en El Sardinero, seguro que está más preocupado por el bajón y la fragilidad del rombo en el segundo tiempo...