Un Barça ensimismado

Más allá de la serie de clásicos hay vida. En ese lugar casi olvidado llamado Liga habitan otros equipos, otros futbolistas, otros argumentos. Incluso otras necesidades, como las de la Real Sociedad, que hizo pagar muy caro al Barça su ensimismamiento. [Narración y estadísticas]

La corrección política dice que no está todo el pescado vendido; sin embargo, el colchón de puntos y las exigencias futuras propiciaron que los cachorros de La Masía reclamaran el foco. Hubo suerte dispar: Thiago —ya casi con galones— abrió la muralla donostiarra; Montoya acabó en el hospital con fractura de la clavícula izquierda después de una zancadilla de Tamudo. La Real Sociedad, metida en un lío en el peor momento posible, se dio un palizón persiguiendo sombras durante la primera parte. Sólo tuvo una oportunidad en las botas de Tamudo, que recibió un gran pase de Griezmann a la espalda de los defensores azulgranas, pero remató fuera. El Barcelona aplicó su táctica de lenta demolición hasta que llegó el gol : pase de Xavi sobre Messi, aunque es Thiago quien está atento, controla en la frontal y pica el balón sobre la salida Bravo.

En la segunda parte el Barça salió con la calculadora y la Real adelantó la defensa, yendo a buscar al rival a su campo. El partido se trabó, pero eso no pareció importarle al líder, que contemporizó en exceso. Perdonó Jeffren tras una larga cabalgada de Messi. Dos minutos después, empezó el lío. Griezmann, siempre clarividente, pasó en profundidad a Ifran desde el borde del área y éste elevó magistralmente el balón sobre Pinto. Diez minutos después, Xabi Prieto ponía el 2-1 de penalti. Premio a la fe de los necesitados, castigo a la desidia de los sobrados . Cuando el árbitro pitó el final, el joven Martín Montoya viajaba ya a Barcelona acompañado por el director deportivo del Barcelona, Andoni Zubizarreta. Los médicos le auguran de cuatro a seis semanas de baja.