Morder la bala para superar al mejor Atlético

JOSÉ MANUEL CUÉLLAR

26/11/2011
Actualizado 27/11/2011 a las 08:44h.

El 99 por ciento del planeta futbolístico se reía. Hacía apuestas para ver en qué segundo le iba a meter el Madrid al Atlético . Un uno por ciento, profesionales fundamentalmente y algunos estudiosos ocultos, fruncían el ceño. Cuando todo el cielo amenaza con caer sobre los rojiblancos, es cuando, históricamente, estos dan la vuelta a la historia. Y el Atlético tiene buenos jugadores. Basta que el mundo les señale irónicamente con el dedo para que internamente saquen a relucir lo que tienen . Y lo sacaron. Durante un cuarto de hora no solo aguantaron al Madrid, sino que le nublaron la vista, le taparon los ojos con todo lo que había anunciado Manzano: cubrieron a Xabi Alonso sobre todo y jugaron muy juntos, sin dejar huecos . Solo lo podían lograr con un solo corazón, con compromiso, solidaridad y mucho sacrificio. [Así hemos contado el partido]

Lo hicieron, Diego y Salvio taparon a un Xabi Alonso lentísimo, opaco y cegado, que no veía nada . Con la venda en los ojos del de Tolosa, el Madrid se quedó más que tuerto. Sacó las jugadas por el lado de Khedira y no fue lo mismo. Ya hubo un cortocircuito importante ahí. Manzano, que es muy bueno, leyó bien otra clave: las bandas. Hizo dobles parejas y cerró los caminos a Marcelo y Lass, aislando a Cristiano y Di María . El Madrid se encontró con cerrojos y más cerrojos, sin soluciones para abrirlos. [Estadísticas]

Y más: con una pesadilla a la espalda como es Adrián , excelente pelotero, hábil en los desmarques, rápido como una flecha, que dejó en evidencia a Pepe en más de una ocasión. Marcó en un formidable movimiento de Diego y el mundo entero parpadeó perplejo.

Pero no es este Madrid un equipo que se asuste con un buh o trenes de la muerte con escoba . Dio una vuelta de tuerca más, presionó en medio campo robando balones y mordiendo la bala, que es algo fundamental en partidos como este. En la única vez que Xabi encontró el balón y el balón a Xabi, el Madrid gestó el cambio del partido. Balón a Ozil e inmediatamente sonaron las trompetas de peligro. Conectó con Cristiano y este con Benzema, ya solo en carrera. Courtois, en desventaja, fue abajo y derribó al francés. Penalti y roja . Todo empatado de nuevo pero con uno menos los de rayas. Manzano quitó a Diego, con una tarjeta, y Xabi empezó a ver el horizonte, cerrado con nubarrones hasta entonces.

Desde ese momento el partido se pareció más al visto por el 99 por ciento y se alejó del estudioso uno por ciento. El Madrid apretó mucho y la gente empezó a aparecer: Marcelo por la izquierda, Ozil entre líneas, Cristiano por todos lados . La segunda premisa de Manzano también hizo acto de presencia: la bronca, y el Atlético empezó a rascar, y a rascar duro en los tobillos blancos. Una nube de tarjetas se cernió sobre ellos mientras aguantaban la lluvia de flechas locales.

La segunda parte se hizo eterna para el Atlético. Cristiano le ganó a Perea la enésima carrera y su pase lo clavó Di María , que fue un torbellino durante todo el partido . Iba, venía, caía, se levantaba, daba una asistencia, se regateaba a sí mismo, al otro al de más allá, y en su interminable energía acabó levantando a su equipo y encerrando al Atlético, que ya no podía más. Se cerró con todo lo que pudo en espera de algún milagro, otro más, de Adrián. Pero había muchas distancias y cada vez menos pulmones.

Se veía venir algún error y la sentencia. Lo cometió Godín y ahí estaba Higuaín para cerrar el choque . Luego con el Atlético ya rendido y sin mayores recursos, Cristiano rubricó con otro penalti la victoria blanca en un partido en el que el Madrid impuso la lógica ante un rival más que digno.

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