liga bbva
El Atlético se vuelve normal
Partido académico de los rojiblancos y decisivo De Gea al parar un penalti
Siempre al borde de la agitación, el Atlético se volvió normal por una vez. Ante el Mallorca , lo hizo todo por el flujo desacostumbrado. Jugó con seriedad, sin altibajos ni excesos, muy sereno. Estuvo a punto de estropearlo Antonio López, pero ahí surgió De Gea, un coloso para el Calderón. [Narración y estadísticas]
En absoluto contraste respecto a su alma convulsa, hubo momentos que el Atlético pareció un equipo normal. Natural fue su mando frente a un conjunto de rango inferior, menor presupuesto y palmarés. Y corriente resultó la tendencia del juego: el Atlético es superior en técnica, peso específico y profundidad de armario. Y había que frotarse los ojos para descifrar más hábitos. Consiguió un gol de córner por el procedimiento más académico. Lanzó Reyes elevando el balón en la medida justa y saltó potente Valera en el primer palo . Preciso cabezazo, limpio, quirúrgico. El partido se instaló en el fiel exacto de la balanza.
El Atlético se empleó con orden, un distintivo sin valor en su archivo histórico. Y construyó un partido cartesiano, en el que cada cual desempeñó su labor sin estridencias. Debutó el brasileño Elías , un clon de Assunçao —la misma estatura, el mismo tono de piel, el mismo tranco en la carrera...— y no desentonó un pelo. Se distinguió de su compatriota, eso sí, en un poderoso disparo desde fuera del área que casi acaba en gol.
De Gea cumplió su papel semanal de mano de santo y detuvo un tiro envenenado de Webó que hubiera complicado la noche atlética. En aras de la pulcritud que deparaba el ambiente, Forlán capturó un estupendo pase de Fran Mérida y resolvió el trance con mucha propiedad . Otro gol para el uruguayo, un delantero de nivel sideral al que incomprensiblemente se cuestiona en algunas esferas rojiblancas.
El Mallorca enseñó muy poco para contrarrestar la serenidad atlética. Algunas correrías de Nsue, la corpulencia de Webó y poco más. Quique aportó más sensatez a algo que ya parecía un exceso y retiró a Elías para mezclar los minutos con Juanfran . El Atlético siguió sólido, aunque menos activo en ataque, siempre pendiente de las ocurrencias de Reyes.
El plan estuvo a punto de ir a pique por una memez de Antonio López (penalti y roja) por entorpecer a Nsue, que no llegaba al balón. La habitual zozobra colchonera se vio al final del túnel porque quedaban muchos minutos. Ahí surgió De Gea, un ídolo en el Manzanares. Detuvo el penalti en una estirada felina. No más sufrimientos. No, al menos, con este portero de traza espectacular.
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