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Real Madrid: un título para superar otro trauma

Mourinho venció por primera vez al Barça como local, con un Madrid muy superior

Real Madrid: un título para superar otro trauma afp

andrés aragón

Tras el pinchazo en Getafe, Mourinho fue tajante al calificar el resultado de «derrota merecida». Apagadas las luces del Coliseo Alfonso Pérez, con tres derrotas en los tres primeros partidos de la temporada, el combate psicológico del portugués con su vestuario se alargó hasta el martes. Venía al día siguiente el Barcelona de visita al Bernabéu, plaza en la que él nunca les había derrotado todavía, y aseguró en público que la Supercopa le parecía lo de menos, que le interesaba más explorar lo que sucedía en la cabeza de sus jugadores. Si iban a dejar pasar otra oportunidad.

La partida mental con sus hombres se resolvió en un arranque fulgurante de intensidad y ambición bajo el que se vio arrollado el Barcelona, con un zarandeo que no recordaba desde antes que Pep Guardiola asumiera el mando hace ya cuatro años. El portugués aterrizó en el banquillo del Santiago Bernabéu en la mitad de esa estampa y desde su asiento había visto hasta anoche cinco visitas del Barça. Cinco decepciones. Dos empates y tres derrotas , entre Liga, Copa del Rey, Supercopa y Liga de Campeones.

Cinco frustraciones alcanzadas a través de caminos distintos, desde el trivote con Pepe en el centro del campo, hasta el atrevimiento de la Supercopa del verano pasado. Cada vez más cerca, pero nunca lo suficiente hasta anoche. Hasta ese arrebato inicial de un grupo de jugadores a los que había presionado en público, sobre cuya fuerza mental había deslizado dudas.

Otro paso más en el descabalgamiento del Barcelona, el segundo título consecutivo que se arrebata, después de la última Liga, que sentenció también con otra victoria desconocida, aquella del Camp Nou (1-2).

En la traducción al marcador del empuje del principio, colaboraron dos circunstancias en un lateral de cada equipo. Por obligación, Mourinho introdujo a Marcelo por Coentrao. El lateral fue uno de los más destacados desde el pitido inicial, dando muy mala vida a Adriano primero y a Montoya después. El carrilero brasileño ofrece una notable proyección ofensiva y generó ocasiones de gol.

En el otro bando, el comienzo de la velada no traía buenos presagios. Dani Alves se lesionó en el calentamiento y Tito Vilanova tuvo que recomponer la defensa en la que ya faltaba Puyol por una fractura en el pómulo. La línea de cuatro, aunque robusta sobre el papel, quedó desbordada por el aluvión de ocasiones de ese empeño desbordado del Madrid desde que pisó la hierba.

La más viva imagen de la desesperación fue Adriano, que no sólo tuvo que contener a un ardoroso Marcelo, sino que sacrificó su expulsión con tal de evitar el posible 3-0 cuando Cristiano enfilaba en solitario la portería.

Para entonces, el Madrid ya había encarrilado el triunfo con dos goles ayudados de sendos errores de los centrales. Primero fue Mascherano, que falló al tratar de interceptar un despeje largo de Pepe. Más tarde fue Piqué, que se relajó en presencia de Cristiano.

Sólo la puntería separó al Real Madrid de un final más relajado. Triunfo, Supercopa y ambición y confianza recargadas.

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