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Andrea Pirlo, el metrónomo de Italia

A sus 33 años «el líder silencioso» dirigirá la «Azzurra» en la Eurocopa con la motivación de haber ganado un nuevo Scudetto

Andrea Pirlo, el metrónomo de Italia

álvaro machín

El último lunes electoral de Italia en las barras de bar no hablaban de política. Discutían si la Juve debe colocarse la tercera estrella en su camiseta. De eso y de «Il Architetto» que tiró de escuadra y cartabón para el renacer de la «Vieja Señora» esta temporada. Los italianos -como los españoles- andan desencantados con sus políticos. Pero de fútbol no se cansan nunca. Y algo de culpa tiene Andrea Pirlo , un señor en el «calcio» que sigue manejando pies de seda con «taitantos». Llegó al equipo turinés este año con aire de retirada, jugó 36 partidos y «sirvió» la Liga. En Milán, de donde salió porque de él ya se esperaba poco, aún se tiran de los pelos.

Ante el Novara, el dorsal 21 tocó el balón 163 veces, récord del año en el continente que inventó el fútbol. Es un italiano que no lo parece. Estética frente a Catenaccio. Andrea Pirlo (Flero, Brescia) toca, abre, reparte... Juega. Hay un instante, justo cuando va a golpear el balón en una falta, que su cuerpo pone en evidencia alguna ley física. La espalda hacia atrás y la pelota sale con fuerza, pero sin violencia. Va acariciada a donde él quiere. Como seducida. Eso ocurrió en aquel gol contra Ghana en el 2006, aunque no fuese de falta. El primer tanto de la «Azzurra» en el Mundial que acabó ganando. Su pase a Grosso en las semifinales contra Alemania fue Pirlo puro. El maestro. Pelé dice que es brasileño .

Porque ése es su fútbol. Andrea iba para media punta, para heredero de un Baggio al que siempre le han comparado. Ahí le decían que era algo lento, más de pasar que de pegar. Un entrenador del Brescia le puso de cinco . Más atrás. En la sala de máquinas de este deporte. Donde jugaba Guardiola, su ídolo. «Por su visión de juego, su tranquilidad y calidad en el pase». Allí se hizo futbolista y, de la mano de Ancelotti, ya en el Milán, se hizo también ganador . Y es que, tras debutar en el equipo de su tierra, el fichaje por el Inter no cuajó. Se fue cedido al Brescia y a la Reggina. Tuvo que cambiar de acera, pero no ciudad. Vestido de rojo y negro lo ha ganado todo (dos Scudetto, dos Copas de Europa...) y con la selección, hasta un Mundial.

«El líder silencioso», le bautizó Lippi . Andrea es un futbolista que no cambiaría mucho el gesto si, de pronto, desapareciera una tribuna. Inmutable, algo serio. Callado sobre el césped (aunque dicen que fuera no lo es tanto). Es, más bien, discreto. Se sabe que, al margen del fútbol, dedica su tiempo al mundo del vino, con bodega propia. Vino de Brescia, claro. Y seguro que alguna botella le habrá regalado a Nesta, su gran amigo y miembro de ese Milán de «ancianos» que se desmantela esta temporada. Inzaghi, Gatusso… Ellos también se van. Veteranos. Pirlo llegará a la Eurocopa con 33 años. ¿Demasiados? Eso se preguntaron cuando llegó a Turín…

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