«¡El Nano 'ae', El Nano 'ao'!, no quiero a Barrichello, Schumacher ni al Button…»: el día que nació el himno de la 'Alonsomanía'

Sucedió el 4 de mayo de 2003 y, como se lee en el párrafo anterior publicado en ABC, aquel chavalín asturiano de 21 años ya era conocido en su tierra como 'El Nano'. El apodo surge de la confluencia entre el apócope de su nombre –de Fernando a Nando– y el hecho de que fuese siempre uno de los que menos edad tenía desde que empezó a competir en karting. Aquel domingo brotó con verdadera fuerza en España la pasión por Fernando Alonso y, al mismo tiempo, la fiebre por la Fórmula 1. De hecho, así describió el propio piloto lo que sintió entonces: «Es un sueño, un día para enmarcar y guardar para siempre».

Lo dijo Fernando y quedó plasmado en las hemerotecas. «Alonso, primero después del campeonísimo. El asturiano acabó segundo en Montmeló, detrás de Schumacher y delante de Barrichello», se lee en ABC. Era la quinta cita del Mundial tras las celebradas en Australia, Malasia, Brasil y San Marino. Encabezaba la clasificación general Kimi Raikkonen (McLaren) con 32 puntos. Le seguían su compañero de escudería, David Coulthard (19 puntos), Michael Schumacher (Ferrari, 18), Alonso (Renault, 17) y Rubens Barrichello (Ferrari, 14).

Ante su público, el piloto asturiano estaba motivadísimo. Era la segunda vez que iba a disputar el GP de España. La primera, el año de su estreno en F1 (2001), lo había hecho a bordo de un Minardi muy limitado. Aún así, tuvo una meritoria actuación y acabó 13º. Tras no participar en el Mundial 2002, regresaba a la carrera de su país al volante de un Renault, coche que no figuraba entre los favoritos pero con el cual se podía competir y plantear batalla a los grandes. En la parrilla salía tercero, justo detrás de los dos Ferrari, el de Barrichello (2º) y el de Schumacher, entonces pentacampeón del mundo y ocupante de la pole. Esto fue lo que ocurrió sobre el asfalto catalán:

«Mucho tuvo que sudar Michael Schumacher para conseguir su segunda victoria de la temporada en el Mundial de Fórmula 1. En el Circuito de Montmeló, a los mandos del novedoso Ferrari 2003, el alemán sumó su quinto triunfo en tierra española en un día en el que el auténtico protagonista fue Fernando Alonso. El piloto de Renault puso en pie a los espectadores desde el primer momento, nada más apagarse los semáforos de salida, cuando se lanzó decididamente a superar a los dos bólidos rojos de Ferrari. Adelantó a Barrichello y centró su mirada en Michael antes de llegar a la frenada. En ese momento el alemán, consciente de lo que se le venía encima, frenó el empuje de Alonso y provocó el adelantamiento de ambos por parte de 'Rubinho', quien en su afán por recuperar terreno casi se lleva por delante a su jefe de filas…»

«…En la parte posterior de la parrilla el Jaguar de Pizzonia se quedó parado y Raikkonen, que salía el último, no pudo esquivarlo. Un impacto espectacular en el que ambos coches quedaron destrozados… Casi al unísono del tropiezo Raikkonen-Pizzonia se producía el toque de Trulli (compañero de Alonso) con Coulthard, que dejó fuera de carrera al italiano. Fernando Alonso se quedaba como único piloto de Renault en pista en su particular lucha de 'David' contra 'Goliat', los gigantes de Ferrari…»….,

«…El momento clave de la carrera llegó con la tercera entrada en boxes de Michael y el ritmo que imprimió a posteriori para acercarse el máximo a Fernando Alonso, que entonces lideraba por segunda vez la prueba. En Renault hicieron un repostaje casi de tiempo récord, pero el bólido rojo de Schumacher pasó antes, apenas cinco segundos, por la línea de llegada arrebatándole al asturiano el privilegio de seguir liderando el Gran Premio de España, quizá hasta el final…».

Los casi 100.000 espectadores presentes en Montmeló –250.000 durante todo el fin de semana– no habían parado de disfrutar y de animar. Cuando el ovetense cruzó la meta (a menos de seis segundos de Schumacher), se desató la locura: «El carrerón de Fernando Alonso merece un análisis especial, ya que en los 32 años de historia de la Fórmula 1 en nuestro país ningún piloto español había conseguido estar en la zona de puntos. De repente surge la 'alonsomanía' y el joven asturiano arrasa con un segundo puesto y suma ocho puntos más en su casillero particular. En cinco carreras llega a la cifra de 25 y se coloca en tercer lugar del Mundial».

«El 'Nano', como le llaman sus íntimos, puso en pie a todos los aficionados que se apretujaban en las gradas. Y de forma especial a los asturianos, que enloquecieron con sus espectaculares acciones en la pista. Además de atreverse a presionar a los dos Ferrari y superar a Barrichello, humilló al pequeño de los Schumacher cuando le adelantó sin piedad, después de presionarle durante un trecho, en una de las zonas complicadas del trazado. Alonso atosigó tanto a Ralf (Williams) que el germano acabó cometiendo un error en la trazada y se salió de la pista. Por si todo esto fuese poco, Fernando se permitió el lujo de abroncar a su rival cuando le dobló, ya que el alemán no hizo caso de las banderas azules que le mostraban los comisarios».

«Algo similar le ocurrió al español cuando intentó pasar al inglés Firman (Jordan), que no se dio por enterado de las banderas que mostraban los comisarios. En ambos casos Fernando recriminó brazo en alto la acción de los dos pilotos, reprochando la clara actitud antideportiva que estaban protagonizando y que le perjudicaba. Pero la explosión de júbilo se produjo en el mismo instante en que pasó por la línea de meta como segundo clasificado. Ralentizó su marcha frente al muro de trabajo, en el que todo el equipo Renault saltaba de alegría para celebrar su triunfo moral por todo lo alto. Fernando enloquecía en el interior del R23 y festejaba de forma especial, tal y como se merecía, un momento tan especial. Al llegar a la zona en que se encontraba la Peña Asturiana 'Magic Alonso', frente a una bandera gigante, el piloto casi detuvo el coche para señalar con su dedo índice a toda la afición que le animaba, en un claro gesto de ofrecerles la histórica jornada que acababan de vivir ».

Tras un júbilo inenarrable durante la ceremonia de entrega de trofeos en el podio, Alonso recibió la efusiva felicitación de Michael Schumacher y verbalizó ante el mundo todo lo vivido en una jornada que habría de marcar su legendaria trayectoria en la élite del automovilismo: «No tengo palabras. Es un momento inimaginable. Es un sueño y sigo en él. Creo que aún no me he bajado del coche y sigo lanzado a por todas. Me parece increíble tener este trofeo en mis manos. Quiero y debo dedicárselo a España entera, que me ha mostrado su apoyo. Tengo ganas de estar con mi familia para vivir con tranquilidad todo lo que nos está pasando. Es un día para enmarcar y guardar para siempre».

Dicho y hecho: lo vivió y celebró con los suyos, allí presentes en un día que parecían haber adivinado que iba a ser muy especial: «Junto a él se encontraba la práctica totalidad de su familia. José Luis, el padre, se mantenía firmemente agarrado al volante de plata que le había dado su hijo y guardaba celosamente el trofeo. Sonriente, decía: 'Es una gran recompensa para él. No esperábamos una gran carrera y la verdad es que ha superado todo lo imaginable. Es su momento y tiene que vivirlo. A nosotros nos queda la tarea de verle con la tensión habitual y dejarle tranquilo. Estos días casi no puedo hablar con él. Habitualmente por las noches, si compartimos habitación en el hotel, se queda dormido por el cansancio antes de que me pueda contar algo'».

«Ana, su madre, se quedaba en un segundo plano, observando con cara angelical el precioso regalo que Fernando le había hecho. 'Durante todo el día casi ni he podido mediar dos palabras con él. Le dije que tuviera suerte y mucho cuidado por la mañana y le di un beso como de costumbre. Fernando es un niño travieso con todos nosotros y luego tiene la capacidad de concentrarse para rendir al máximo en algo que le apasiona desde pequeño. Estoy acostumbrada a que esté fuera de casa compitiendo, porque ya en la época de los karts tenía que viajar mucho y le veía poco, pero ahora es todo diferente'».

Alonso no había ganado la carrera, pero las felicitaciones por su gran actuación se multiplicaron. Hubo una muy especial, la de Don Felipe de Borbón. El entonces Príncipe de Asturias telefoneó al piloto minutos después de finalizada la carrera. Le dio la enhorabuena a Fernando e hizo extensivo el elogio a sus padres, con quienes también conversó brevemente.

En uno de los deportes más globales que existen, la actuación de aquel veinteañero español cruzó fronteras a toda velocidad. «¡Caramba, caramba, Alonso!», tituló el tabloide alemán 'Bild'. Y añadía: «España tiene un nuevo héroe». En Francia, 'L'Equipe' destacaba las «65 vueltas de pulso entre Schumacher y Alonso», alabando el «brío» y la «sangre fría» del español. 'Le Parisien' publicó que «el nuevo prodigio, Alonso, se pegó al monoplaza de Michael Schumacher y le llevó al límite».

Y en Gran Bretaña, país donde nació la Fórmula 1, se produjo una curiosa y acertada coincidencia premonitoria. Varios diarios señalaron a Fernando Alonso como el sucesor de Schumacher. Así, 'The Times': «España aclama al nuevo pretendiente al trono de Schumacher»; 'The Daily Telegraph': «Muchos creen que será su sucesor». 'The Independent': «Alonso se está labrando un nombre, como lo hizo Schumacher en 1991».

Los británicos acertaron. El gran Michael todavía ganaría aquel Mundial y el siguiente (2004), pero en 2005 y 2006 Fernando Alonso fue mejor y más rápido que el 'Kaiser' alemán (y que todos los demás). 'El Nano' consolidó el sublime pilotaje exhibido aquel domingo de mayo de hace 21 años y se aupó al trono de la Fórmula 1.