Madrugada negra en Australia: Alonso y Sainz, accidentados

El curso se inicia con un varapalo general para los novatos. El viejo axioma de juventud al poder se quiebra en Melbourne con un doble estropicio en apenas una vuelta. Isaac Hadjar, el francés de origen argelino que debuta en la F1, dura dos curvas en acción.

El piloto de Racing Bulls pierde el coche blanco, lo estrella en la vuelta de formación, sin haberse dado la salida, y expresa en su lamento toda la frustración que genera la F1. Llora, no se quita el casco, baja la cabeza y enfila el camino al garaje. Por el camino lo recoge el padre de Hamilton, Anthony, que le ofrece consuelo y un hombro. Imagen de humanidad en un deporte sin sentimientos.

Jack Doohan es el siguiente. Un piloto amenazado antes de debutar por la sombra de Franco Colapinto, el carismático argentino suplente en Alpine y fichado por Briatore. El australiano también estrella el coche francés.

Antes de completar la primera vuelta, el tercer abandono provocado por la lluvia. Carlos Sainz impacta contra los cercanos muros de Albert Park y en el garaje Williams se llevan las manos a la cabeza. «Ha entrado la potencia de golpe», explica el español. El madrileño, que ganó en Australia el año pasado después de su operación de apendicitis y de saber que Hamilton le birlaba el asiento, purga ahora la mala suerte.

Es una carrera de supervivencia que alterna lluvia, muros y un carrusel de accidentes. Una pelea por la victoria entre los McLaren, el coche más veloz y con más ritmo, frente a Max Verstappen, el mejor piloto, el que no falla y siempre está detrás del retrovisor.

Se aprecia la tensión de Lewis Hamilton, muy nervioso y crispado en los comentarios por radio con su nuevo ingeniero en Ferrari, Ricardo Adami. No es su carrera, el coche rojo no tiene velocidad en Melbourne. Acaba décimo.

El estrés del agua se lleva por el sumidero a Fernando Alonso. El asturiano luchaba por la décima posición, todo muy igualado, y pierde el control del Aston Martin, lo estrella contra las protecciones y tiene que retirarse. Hacía tres años que los dos españoles no abandonan en la misma carrera (Ímola 2022).

El McLaren es el mejor coche, pero la F1 no son solo matemáticas y cálculos. Verstappen está al acecho y juega sus cartas, se queda fuera con la lluvia con neumáticos lisos después de hacer daño a sus rivales. Su presión provoca un error de Piastri, que escoltaba a Norris en un hipotético doblete de los británicos de Wonking.

También presiona el holandés a Norris en el tramo final, último episodio con el McLaren dañado en el fondo plano mientras siguen los accidentes (Lawson, Bortoleto, más debutantes). Pero esta vez Norris no cede, mantiene la calma, sigue por el carril seco y logra la victoria.