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Fórmula 1

La fórmula de Sainz: consejos de Alonso, papillas de frutas y Smooth Operator

José Carlos Carabias

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Trece meses atrás el futuro de Carlos Sainz estaba en el aire. Pendía de un hilo su continuidad en la Fórmula 1 y su propio plan de vida porque se expuso a un adiós prematuro con 24 años y cuatro cursos de estancia en este deporte. Había sido descartado por Renault, que eligió a Ricciardo (cerca de 20 millones anuales) como pareja de Hulkenberg. Y mucho antes había sido cortado por Red Bull, que escogió a Gasly para acompañar a Max Verstappen en el coche pata negra. Un año después de esa zozobra profesional, Sainz celebra su primer podio en la F1 al ritmo de aquel «Smooth Operator» que entonaba Sade hace 35 años. El español se ha hecho visible para su deporte.

Sainz lleva quince años persiguiendo ese podio con retardo de Sao Paulo. Cuando era un niño de 10 años se paseó por el circuito de Montmeló del brazo de su famoso padre, visitando a Alonso, saludando a De La Rosa, subiendo a un Toyota... «Su gran virtud es su capacidad de trabajo. En casa siempre hemos tenido confianza en su talento », comentaba Carlos Sainz padre a ABC hace unos días en los Desayunos de Europa Press. El piloto de McLaren, integrante en Brasil de un podio de nuevos talentos (Verstappen, 22 años, Gasly 23, y él mismo, 25) canta ahora la balada del «Smooth Operator» cuando tiene una buena tarde de carreras porque ha encontrado en McLaren su lugar en el mundo.

En la proximidad de Carlos Sainz se admite que su periplo en Toro Rosso era un estrés dominical. Coincidió en el tiempo con Verstappen , cuya eclosión fue imparable a los ojos de Helmut Marko, el ideólogo de Red Bull, quien subió al holandés al primer equipo de inmediato. Sainz, que se crió en la escuela de pilotos de Red Bull, digirió ese ascenso con la boca cerrada y la procesión por dentro.

El segundo mazazo para Sainz fue la elección de Gasly para ocupar el Red Bull en sustitución de Ricciardo. Otro golpe para un tipo de mentalidad fuerte, que lo ha aguantado todo de momento. La salida de Fernando Alonso de la Fórmula 1, anunciada a mediados de agosto, le favoreció para encontrar un volante en McLaren.

Papillas y «Chili»

Alonso ya lo había enunciado hace tiempo. «Carlos es el futuro de la F1 en España». Aquella frase que molestó a Roberto Merhi, el otro español que entonces conducía un Fórmula 1, en el equipo Manor. Alonso ha sido mentor de Sainz, actuando y aconsejando. En un momento de su carrera le dijo que se olvidara de las opiniones de la prensa y los «influencer» de la F1 y ofreciese destellos de su calidad a los directores de las escuderías. La reconversión de McLaren, con los ascensos de Andrea Stella, el ingeniero que trasladó Alonso desde Ferrari, Andreas Seidl y James Key, unido al solvente potencial de Sainz y su compañero Lando Norris han devuelto al equipo a una posición creciente.

El plan de hormiga recolectora de puntos de Sainz (tiene 95 en el Mundial) precisaba de un destello , como le pedía su amigo Alonso, y lo mostró en Brasil. Una remontada portentosa, del último puesto al tercero en el podio. Gracias a eso, ha quitado el precinto a una personalidad cautelosa que se exhibe guerrera en la pista.

Se sabe que sus amigos lo apodan «Chili» por una noche de farra. Se conoce su potente hándicap de golf (10,9), su fervor por el Real Madrid, su gusto por una papillas de frutas para niños llamadas Gogo Squeeze antes de las carreras y ahora esa canción de Sade convertida en himno.

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