«Eviten entrar en broncas»

Palco 31. Palco VIP. En lo más alto del estadio de El Molinón. A puerta cerrada. Lejos de cualquier atisbo de agresión de algún alocado. Mourinho tiene un teléfono móvil para comunicar a Karanka sus órdenes técnicas. Se piensa en «walkie-talkies» como segunda opción, pero con el teléfono es suficiente, aunque hay quien piensa que pueda ser captado exteriormente. Acompañantes del portugués: Miguel Pardeza, ayudante de Jorge Valdano en la dirección deportiva del club, y Julio Cendal, responsable de seguridad del Real Madrid.

El entrenador dirigió el partido a cuarenta metros de distancia del césped. Desde un sitio privilegiado para observar lo que sucedía. Y supo leer el encuentro. En el descanso comunicó a sus hombres, por medio de Karanka, una táctica ajena al balón: «Eviten entrar en broncas y dedíquense a jugar y ganar». Mano de santo. Polémico, pero santo. Porque el luso vio desde su palco las decenas de carteles que le brindaron los 25.000 seguidores asturianos, dolidos con sus críticas al rendimiento del Sporting frente al Barcelona.

La contestación de los paganos de El Molinón fue directa, sin pases rasos: «Mourinho, cabrón, no vengas aquí de vacilón», exponía la pancarta de una mujer mayor. Un pareado sencillo que estaba copiado por algunas esquinas con pocas variaciones poéticas. El «Mourinho» y el insulto no faltaban . Pero la mejor pintura escrita se escudaba en las palabras del preparador local: «¡Calla, canalla!». El texto se repetía en varias zonas de las gradas y era gritado por los aficionados ante cualquier protesta de los futbolistas del Real Madrid a Turienzo.

Los dos entrenadores de la polémica no se saludaron antes del encuentro. No se forzó el cara a cara. Fue el magnífico Enrique Castro, Quini, quien ejerció de relaciones públicas y dialogó con el preparador setubalense en los minutos previos a la batalla.Lo cierto es que las declaraciones del técnico luso calentaron el partido en exceso, dentro y fuera del césped.

Los incondicionales del Sporting recuperaron una frase que ellos pantentaron el 25 de noviembre de 1979 (1-1), cinco meses después de ver perdida la Liga 78-79 frente al Real Madrid, un campeonato que los simpatizantes de la entidad asturiana opinaban que decantaron los colegiados. Aunque en la visita de la lucha por el título, en la jornada vigésimo sexta,los blancos vencieron 0-1 y en buena lid. Vega Arango, presidente entonces y presidente ahora, lo admitió con deportividad. Anoche, el público cantó la vieja frase en sus calentones: «Así, así, así gana el Madrid».

Un fragor que duró los noventa minutos. Cristiano Ronaldo se dirigió a Manuel Preciado cuando sufrió la enésima patada en las espinillas. «¡Qué, les has dicho que me den! ¿eh?». El responsable del once local se dio la vuelta y no le respondió.

Los espectadores lanzaron un cántico que tenía dos destinatarios: Mourinho y CR. «¡Ese portugués, que hijo de p... es!». Llegó el gol de Higuaín y el técnico ya presenció el partido de pie. Tenso. Se marchó del palco 31 un minuto antes del final. Siempre va por delante de los acontecimientos. Casillas le definió bien: «El míster siempre tiene razón».