Balonmano
España vuela sobre Baréin y sueña con París 2024
Preolímpico de Granollers
La selección comenzó el Preolímpico de Granollers con una contundente victoria (39-27)
Los dos de Budapest: 5.000 metros llenos de dopaje
Había muchas ganas de ver cómo reaccionaría España en su primer partido tras el Europeo del pasado enero, un torneo que fue corto, angustioso y cruel para los chicos de Jordi Ribera. Y su respuesta no pudo ser más contundente en su debut en el Preolímpico. La selección aplastó de principio a fin a Baréin, la más floja de un grupo que completan Eslovenia y Brasil. Solo dos de estas cuatro naciones estarán en los Juegos de París y España parece tener muy claro que quiere acudir a la cita.
No se pueden sacar demasiadas conclusiones del duelo, muy generoso el conjunto del golfo Pérsico, a años luz de los españoles. Pero la vuelta a la competición le sentó de maravilla a la selección, más si se tiene en cuenta que hombres como Guardiola o Corrales, ausentes en las últimas convocatorias, mostraron un nivel fantástico. La defensa volvió a ser el eje del equipo y el acierto de cara a la portería de Casado, Antonio García y Daniel Fernández hicieron el resto. Mañana, ante Eslovenia (21.00 horas, Teledeporte), España podría dejar encarrilada su presencia en los Juegos.
Era un duelo trascendental, París 2024 resplandecía a lo lejos en cada jugada, pero también era emotivo, un partido de reencuentros, de la vuelta a las armas de los viejos camaradas. Pelos de punta al ver al capitán Guardiola apartando a los bareiníes como si fuesen plumas, puños al aire cuando Corrales desviaba los proyectiles enemigos con cada uno de los centímetros de su cuerpo. Le sentó bien el pasado a España, buen comienzo en el Preolímpico de Granollers. Búnker en defensa y jauría en ataque, letal al campo abierto.
Garciandia fusilaba desde la larga distancia si los rivales se protegían y los extremos Ferran Solé y Ángel Fernández, muy entonados, aprovechaban cada recoveco para agujerear la red. Tras su desastroso Europeo, eliminados en la ronda preliminar, los pupilos de Ribera necesitaban sentirse cómodos, volver a disfrutar en la pista. Y tanto su inmensa calidad como las facilidades que presentaban los del golfo Pérsico les permitieron alcanzar con rapidez su objetivo.
La diferencia aumentó en un santiamén hasta los siete goles, cómodo colchón para mover el banquillo, elaborar fórmulas de cara a los duelos ante Eslovenia y Brasil, mucho más exigentes de antemano. Había arrojo, ganas de vaciarse por parte de los españoles. Se iban al suelo a la mínima en busca del balón suelto, adoraban la fricción en la posiciones interiores. Y, sobre todo, mostraban mucha decisión a la hora de encarar la portería defendida por Isa Hesham. Baréin iba a ráfagas, la selección era una tormenta.
La reanudación estuvo protagonizada por Antonio García, fulminante el extremo catalán del Granollers, líder anotador de la selección en su festín. Un festín que parecía no tener fin pues, lejos de conformarse, los locales no aflojaron ni lo más mínimo pese a que el electrónico no paraba de crecer a su favor. Y si Baréin amenazaba con arrimarse, siempre aparecían Corrales y Pérez de Vargas para negarles el paso. Incluso Daniel Fernández, uno de los benjamines del grupo, 22 años, era uno más en el poderoso engranaje. España vuela y se acerca a París 2024.
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